Y tú, ¿de qué lado estás?

Recordando a “Civil War”, el crossover que lo cambió todo.

Entre 2004 y 2013, la editorial Marvel Comics dio un salto de fe y le encomendó al autor independiente Brian Michael Bendis el revitalizar a una franquicia venida a menos. Bajo su pluma, el comic de Avengers cruzó un periplo de gran riesgo y controversia, con historias repletas de momentos tanto memorables, emocionantes e infames, que catapultaron tanto al autor, el propio comic y a la publicadora a un cénit narrativo y de ventas sin precedentes, creando relatos definitivos para toda una generación de lectores. La siguiente es una amplia retrospectiva a uno de mejores comics comerciales dentro del siglo XXI.

“When Marvel was planning Civil War, it became clear that the series would result in radical changes for many titles, but none more so than New Avengers. With Iron Man and Cap, it’s right down the middle of my book.”
— Brian Michael Bendis.

Siendo sin lugar a dudas uno de los crossovers más exitosos en la historia del comic comercial, CIVIL WAR estableció diversos hitos en la industria. Personalmente, la considero una sucesora espiritual de una saga mítica como lo fue Crisis on Infinite Earths (por DC Comics entre 1985 y 86), y que en su momento sorprendió y polarizó opiniones al llevar a cabo cambios radicales y masivos para una casa editora, imponiendo así un estándar a seguir por las demás publicadoras dentro del mainstream. En el caso de Civil War, fueron su sentido de asombro, arte espectacular, diálogos rimbombantes y una actitud temeraria lo que la hizo romper los esquemas tradicionales del comic de superhéroes, siendo todas estas características más que fundamentales para situarla en un escaparate distinto.

Con gran desparpajo, este título asumió riesgos y puso a sus personajes en situaciones fuera de la norma, trazando además un plan de publicación realmente ambicioso y que dejó un importante precedente, siendo de esta manera una plataforma de lanzamiento para que Marvel Comics dejase en el camino a sus competidores en forma definitiva, dando como resultado final un liderazgo absoluto de ventas en toda la Unión Americana.

Habíamos comentado anteriormente sobre la “consistencia” que los comics de la Marvel han establecido para dejar atrás el bagaje de antaño y convertirse en narrativas de gran simplicidad pero sin volverse vacías e intrascendentes. En el caso de Civil War se lo toma MUY en serio, y provee a sus lectores no solamente de una aventura de acción de alto octanaje sino también de una cuestionable lógica interna y caracterizaciones over-the-top que crisparon los nervios de la vieja guardia, con un lenguaje tanto moderno como irreverente que se despide por completo de los comics que tus padres leían hace 30 años, siendo bastante mordaz, locuaz, ocurrente, disparatado, sagaz e inventivo; un comic en estado de fuga donde los héroes de Marvel disparan sin misericordia diálogos que se sienten tan fuera de personaje pero que logran salirse con la suya por completo.

CIVIL WAR #1

Y todo esto fue gracias a Mark Millar, el multifacético y súper estelar narrador que ha establecido en los últimos 15 años una voz autoral de gran poder, con un entendimiento pleno del idioma comercial que el mainstream debe entregar en productos de consumo masivo, accesibles a toda costa, llenos de pirotecnia y artificios atractivos, atacando con brutalidad y despertando emociones específicas sobre la audiencia. A la vuelta de cada página, Civil War se percibe tan extraño, tan diferente, tan emocionante y tan aberrante para muchos, que hasta el día de hoy se sigue comentando como un suceso sin igual, que en mayor o menor medida aseguró la permanencia del siempre controversial fenómeno del “event comics”, es decir, sagas monumentales que se publican año tras año y que saturan al mercado con infinidad de series (regulares y complementarias) a un crossover de superhéroes, ofreciendo así una pléyade de opciones para disfrutar desde todos los ángulos a estas trepidantes historias. Esto da como resultado un cúmulo de relatos que poseen una influencia palpable y permanente, y cuyas repercusiones afectan sobremanera al catálogo de personajes que forman parte del acervo literario de Marvel.

Civil War hizo explotar a los foros de discusión sobre comics, generando miles de mensajes electrónicos a favor o en contra sobre el ancho de banda de la carretera de la información. Los fanboys se daban un festín diseccionando sus pormenores, las bizarras y electrizantes caracterizaciones de sus protagonistas, así como sus peculiares momentos que fueron tanto gloriosos, polémicos, jocosos, contradictorios, ultraviolentos y trágicos, acompañados por un atractivo diseño de portadas, así como variantes ilustradas por el destacado Michael Turner (1971-2008), siendo de sus últimos trabajos antes de su muerte.

New Avengers #21—Los tiempos han cambiado, y Captain America medita sobre ello. Pero las fuerzas Pro-Registro han llegado. Es rendirse o contraatacar.

Adjetivos sobran pero el que salta a la mente de inmediato al hablar del arte detrás del comic de Civil War es fantástico, con un Steve McNiven en una madurez como storyteller que nos dejó boquiabiertos a las primeras de cambio, proveyendo atmósferas tanto de intriga, quietud, sobresalto, brutalidad, ingenio, realización y destino, que se conjugan de manera inteligente en cada uno de los siete tomos que componen a este evento. Millar y McNiven se consolidaban como un tándem de respeto, capaces de confeccionar auténticos blockbusters de acción estilizada, que son cerebrales y que desafían los límites de resistencia de su público. Leer sus comics implica dejarse llevar por una suspensión de la incredulidad que nos regocija, o bien nos conduce a inspeccionar cada detalle bajo un escrutinio severo, y que es fuente interminable de acaloradas discusiones. El trabajo posterior de este equipo creativo, con la explosiva e inmisericorde miniserie de sangre y venganza de “Nemesis” (publicada por Icon de mayo a diciembre de 2010) y la trágica epopeya western/apocalíptica de “Old Man Logan” (en el comic de Wolverine entre 2008-09) sólo reafirma el appeal comercial que este par provoca, dueños de una fórmula que en ese momento fue muy novedosa y que tomaría por sorpresa a toda la industria.

El esquema planteado por Civil War propuso cambios severos para toda la línea editorial de Marvel durante el ciclo 2006-2008, de la misma forma que aquellos comics de Avengers por Brian Michael Bendis, un autor quien de nueva cuenta se encontraba en el spotlight al verse afectado sobremanera por el cisma provocado por este magno evento, trayendo a la mesa una serie de nuevos paradigmas que fueron más que bienvenidos, situándolo otra vez como el responsable y arquitecto principal para guiar a la compañía por el rumbo del éxito.

CIVIL WAR #2

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EL CONFLICTO

En nuestro anterior comentario sobre el comic de “New Avengers Illuminati”, veíamos que al lector se le provee de un aperitivo interesante en sus últimas páginas, en donde se le explica brevemente lo que podría pasar si a la comunidad superhumana no se le mantiene bajo un control estricto. En este caso, las hipótesis planteadas sugieren un escenario pesimista el cual se cumple de forma irremediable en Civil War.

La miniserie inicia en la ciudad de Stamford, Connecticut, en donde se suscita una tragedia en la cual la irresponsabilidad de unos cuantos superhéroes en sus eternos combates ha cobrado la vida de gente inocente, muchos de ellos niños. Ante ello, la ciudadanía ha forzado al gobierno Norteamericano a actuar, aprobando de manera inmediata la llamada “Acta de Registro de Superhumanos”, que los obliga a revelar su identidad ante las autoridades.

New Avengers #22—Civil War llega a las puertas de Luke Cage en el barrio de Harlem con una pregunta: ¿De qué lado está? Su respuesta causará un cisma.

Aquellos que se rehúsan a adherirse a ella creen que tanto su rol como bienhechores anónimos, sus derechos civiles y su libre albedrío están en juego, mientras que otros lo han aceptado como parte de un compromiso social para mantener la seguridad nacional y evitar que más catástrofes queden impunes. Es decir, una historia que es relevante políticamente y en boga con los tiempos inciertos que ahora vivimos, sobre todo considerando la época pre-Obama en la que se desarrolla, en donde la “Guerra contra el terror” causaba ámpula en el público norteamericano. Así, dos bandos se han formado, antagonistas en una pelea que no es suya: personajes insignia de la Marvel como Iron Man, Reed Richards y Hank Pym son los principales activistas pro-gobierno, mientras que por otro lado es Captain America y sus amigos más leales los que se convierten en fugitivos de la justicia. Así, el combate ideológico da lugar a una persecución frenética de aquellos que se han rehusado a cooperar con la ley.

Awesome? Pues bien, así lo pensó la industria en ese momento, dejando claro que las historias de Héroes vs. Héroes llaman más la atención que aquellas de corte tradicional del bien contra el mal. Parte de la decepción de la vieja guardia fue el ver a sus personajes favoritos enemistarse sin que algún villano estuviese detrás, jalando de los hilos (no cabe duda que el personaje de “Miriam Sharpe” fue creado para distraer a los fans en ese sentido). Pues no, en este “nuevo Marvel” no existe lugar para el blanco y negro, sino matices grises que invaden a cada página impresa. De esta manera continua este aire de pesimismo e incertidumbre que atrapó a los lectores, y que Brian Bendis había puesto de manifiesto en el comic de los Vengadores.

CIVIL WAR #3

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LA ESTRUCTURA NARRATIVA

Civil War atraviesa el largo y ancho del universo de ficción de Marvel Comics, en donde un sinnúmero de títulos periféricos al magno evento presentan diversos puntos de vista de muchísimos personajes, héroes y villanos que se ven afectados por el Acta de Registro. Sólo basta con darle una mirada a la lista de series relacionadas para impresionarnos de una coordinación editorial que no se había visto en mucho tiempo. Tendríamos que remontarnos a casi 30 años en el pasado para encontrar esfuerzos similares, en particular con series tales como Invasion! y Millennium, publicadas en los 80s por DC Comics, pero cuyos niveles de calidad y relevancia dieron mucho que desear.

De esta manera, participaron en el calendario de publicación los siguientes títulos: Amazing Spider-Man, Fantastic Four, Iron Man, Black Panther, Cable & Deadpool, Captain America, Ms. Marvel, Punisher War Journal, Sensational Spider-Man, She-Hulk, Thunderbolts, Wolverine, X-Factor, Blade, Ghost Rider, Moon Knight, Friendly Neighborhood Spider-Man y Heroes for Hire.

Además, las siguientes ediciones especiales y miniseries redondearon al evento: Daily Bugle Special Edition: Civil War, Iron Man/Captain America: Casualties of War, Winter Soldier: Winter Kills, Civil War: Battle Damage Report, Civil War: Choosing Sides, Civil War: Front Line, Civil War: The Return, Civil War: War Crimes, Civil War: Young Avengers & Runaways, Civil War: X-Men y Civil War Files.

Se percibe en ambas listas algo que ha sido muy peculiar en esta industria de los comics contemporánea, que es el forzar historias dentro de un evento, o bien el colocarles un logotipo con tal de levantar sus ventas cada mes, aún y cuando en su contenido las referencias sean casi tangenciales y los beneficios económicos efímeros. Con el paso del tiempo, se ha acuñado el término de “event fatigue” para denominar esta tendencia, en donde se interrumpe en la mayoría de los casos el flujo narrativo o la inercia de un título con el propósito de meterlo ‘a calzador’ sobre los engranajes de un plan editorial, dejando de lado la independencia de un equipo creativo para seguir su propio rumbo.

A medida que transcurrían los meses fue evidente que ninguna de estas historias auxiliares era esencial para entender a Civil War. Millar manejó su relato bajo parámetros inamovibles, llevando su historia de un punto A al B sin mayores complicaciones, fe de erratas o deslices editoriales. La saturación de todas estas series satélite cumplía con un propósito de marketing para generar altos volúmenes de ventas dentro del insular Mercado Directo del comic comercial, así como proveer contexto para justificar futuros cambios al status quo de cada personaje afectado.

El comic de Front Line ocupó un lugar preponderante, ya que expande en diversos vértices los sucesos que el comic principal de Civil alcanza sólo superficialmente, utilizando para ello diálogo expositivo y de carácter dramático, sin estar exento de pizcas significativas de polémica y libertades creativas por parte de su autor, Paul Jenkins, que dieron mucho de qué hablar.

Cómo olvidar el zafarrancho provocado por el personaje de Sally Floyd, creado específicamente para el comic de Front Line. En el tomo #11, esta mujer cuestiona severamente la actitud patriótica, idealista y emblemática de Captain America en tiempos de crisis, un héroe que siempre se ha mantenido correctamente al margen de la materialista realidad americana de nuestros tiempos, saturada por el Internet, el circo mediático, la televisión populista y el ocio rampante de la sociedad, de dichosa ignorancia y permisiva con su gobierno. Bajo los ojos de los iracundos fans de la época, el punto de Floyd era básicamente oportunista, y situado bajo una actitud claramente temerosa al cambio y cuya lógica era más que cuestionable. Para Jenkins, un escritor a título personal muy capaz, prolífico y de gran talento, Front Line fue sin duda un nadir en su larga y exitosa carrera, aunque en su defensa podemos decir que en ese momento cualquier cosa publicada por Marvel era puesta bajo la lupa y sujeta a opiniones más que radicales. El propio autor expresó su incredulidad ante todas estas reacciones incendiarias en una amena entrevista para la página web de Comic Book Resources:

“Yo ni siquiera sé qué decir. Sally Floyd es una muy mala reportera, para que lo sepas. Si alguien se fastidia y se queja de que mi descripción de lo que los periodistas hacen no es tan acertada como debería ser, ¡le sugiero relajarse y disfrutar del comic! Ella además es una alcohólica, por amor de Dios, no se supone que sea un ser humano perfecto.

Hablé con Bendis sobre esto y lo que me dijo es que el personaje era bastante bueno. La gente estaba prestando atención, y los personajes tenían algo que decir. El personaje tiene una intención.”

Para el caso de New Avengers, el título #1 de la editorial, la existencia de este crossover impactó sobremanera en su rumbo narrativo, y le permitió a Brian Bendis el instigar conflictos en las vidas de los Vengadores bajo el marco de la Guerra Civil. Acompañado de un round-robin de artistas con experiencia y juventud tales como Howard Chaykin, Leinil Francis Yu, Olivier Coipel, Pasqual Ferry y Jim Cheung, el autor confecciona historias de un corte más íntimo y retrospectivo, permitiéndonos ver las motivaciones, reacciones, desesperación y determinaciones de sus personajes ante este suceso. Bajo el sugestivo título de “New Avengers Disassembled” (en alusión a su primer arco argumental), Bendis establece un auténtico punto de inflexión en su plan maestro dentro de esta franquicia, en donde nuevamente se da pauta a una tónica pesimista que mantuvo en vilo a los fans.

New Avengers #23—Con los Avengers divididos, S.H.I.E.L.D. acechándola y HYDRA dispuesta a tenderle una mano (o un tentáculo), ¿qué hará Jessica Drew?

Los puntos de vista que enriquecen a estas historias autocontenidas informan sobre un cúmulo de desconciertos que una y otra vez azotan a sus protagonistas. Viéndose perseguidos bajo la fuerza extrema de las autoridades (como fue el caso Captain America en New Avengers #21), el Acta de Registro empezó a ser una cruel realidad que forzó a diversos Vengadores a llegar a extremos con el fin de proteger a sus seres cercanos (Luke Cage llevando a su familia a Canadá en el #22), a cuestionar su lealtad al ideal heroico (Spider-Woman en el #23), a tomar partido por algún bando (como por ejemplo Sentry en el #24) y a cuestionar sus motivos (Iron Man en el #25).

New Avengers #24—Sentry busca en el área azul de la Luna un tiempo para meditar y encontrar respuestas al conflicto que se gesta en la Tierra.

Así, New Avengers se focaliza en establecer un status quo carente de certeza y repleto de dudas para sus personajes, alejándolos de su trama principal como lo es la conspiración y corrupción dentro de S.H.I.E.L.D., reemplazándola por una atmósfera de animadversión. Las únicas referencias al complot terminan dándose en el tomo #23, cuando Jessica Drew es secuestrada y confrontada por el Agente Conelly de Hydra, quien le propone convertirse en líder de ese cartel criminal. Spider-Woman se niega y da cuenta de su captor, en una historia muy inspirada en el género del espionaje y la estética visual de los films de James Bond.

En el caso de Sentry, Bendis se inspira mucho en el trabajo previo de Paul Jenkins con este personaje, presentando viñetas al estilo “clásico” para situarlo nuevamente con un gran bagaje e historia alrededor de sus amigos. En esta ocasión, el autor alude sin ser explícito a un romance prohibido entre este superhéroe y la bella Crystal, miembro del equipo de los Inhumanos, con largo historial en las publicaciones de la Marvel. Sentry se aparta de la Guerra Civil con el fin de ganar perspectiva, uniéndose finalmente al grupo de Iron Man. Las repercusiones de esta decisión serían exploradas profundamente por Bendis en los años venideros, específicamente en los títulos de Mighty Avengers y Dark Avengers.

CIVIL WAR #4

Uno de los detalles significativos en estos relatos es que los puntos de vista y convicciones de Captain America y Iron Man son claros, concisos y libres de toda duda. Ambos están seguros de su postura y piensan llegar hasta las últimas consecuencias con tal de imponer su ideología. Quizás esto sea uno de los mayores yerros dentro de Civil War: a lo largo de sus páginas no nos conduce a ponderar a una tercera opción, a un terreno neutral donde se conduzca al diálogo constructivo. En este sentido, la editorial desecha toda válvula de escape, orillando al conflicto físico, a los golpes, pues esto es un comic de superhéroes, no una diatriba de reflexión profunda, siendo sus paralelismos a la América belicosa post-9/11 algo más que evidente.

No estamos en un mitin, sino en una pelea de box y con boleto de ringside.

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EL SHOW DE MARK MILLAR

En todo momento, esta miniserie se adhiere completamente a la fórmula del hype del Marvel del siglo XXI, con múltiples sucesos que han dado de qué hablar y que han detonado a su paso otras narrativas tanto de relativo como enorme éxito en posteriores publicaciones.

Cada página de Civil War no tiene desperdicio y para muestra basta un botón: desde la genialidad de usar el reality show de los New Warriors como el catalizador que detona el conflicto, pasando por los intercambios llenos de inuendo entre Tony Stark y Emma Frost, la oportunidad por ver quién es más listo entre Iron Man y Captain America, los comentarios sarcásticos y fuera de lugar del reparto de apoyo, las jocosas identidades encubiertas de Cap, Falcon, Hercules y Iron Fist; el humor in-your-face, la ultraviolencia y sangrientos combates que McNiven vierte en viñetas selectas, los sugestivos diálogos entre Sue Storm y Namor, los personajes sabelotodo, las conveniencias en el plot sacadas de la manga – el críptico “No. 42” que no llegó a nada, la oportuna aparición de Namor para salvar el día, Tigra puesta al descubierto por Cap y el uso del metamorfo Hulkling – los espectaculares glory shots y situaciones llenas de shock value – el clon de Thor (WTF?) y la muerte de Goliath como excusa para añadir un drama que, siendo honestos, fue inexistente y hasta ridículo – personajes como papel tapiz (¡Nextwave!), así como los cameos innecesarios (te estoy hablando a ti, Bishop). En fin, extremos a los que llegan los personajes que parecen verse insensibles ante la grave situación a su alrededor.

New Avengers #25—Alguien que no está contento con Iron Man y su ideología Pro-Registro intentará ponerle un freno. Entra al rescate María Hill, Directora de S.H.I.E.L.D.

En fin, una pléyade de situaciones que derramaron muchísima tinta en la prensa escrita como digital, con múltiples puntos de entrada para la discusión, en donde lo que más sorprende sin duda es lo atrevido que Mark Millar se muestra al presentar a los personajes de la Marvel en situaciones completamente fuera del estándar, dando por sentado su dominio como narrador dentro del comic comercial, con la fórmula mágica para que sus obras tengan ese sello distintivo que crispa a los fanboys pero que los mantiene atentos en todo momento (y estando de acuerdo o no con su estilo), y que entretiene al público casual al por mayor.

Este controversial ‘método Millar’ tiene su origen en títulos tales como The Authority y The Ultimates, comics de gran éxito sobre los cuales imprimió un sentido de auto-consciencia en sus personajes, sabiéndose ellos mismos poseedores de cualidades únicas, con notable inteligencia y amplios recursos para salirse siempre con la suya. Los superhéroes al estilo Millar se sienten como súper celebridades, como mortíferos badasses de armas tomar, llenos de glamour y dueños de la situación, sin perder en ningún instante la compostura y esa aura de coolness a su alrededor. Las situaciones de peligro extremo que vierte en sus guiones lo colocan en un pedestal aparte, en donde las coreografías de acción estilizada son una constante, estableciendo con facilidad el ritmo de sus secuencias. Tal grado de agudeza se transcribe fehacientemente en personajes como Iron Man y Captain America, quienes entablan un duelo de voluntades con una amplia carga de testosterona, un juego del gato y el ratón que en los ojos de los fans parece muy conveniente, siendo esto quizás la razón de tantas críticas.

CIVIL WAR #5

Pero dicho estilo tiene su encanto; lo vuelve fresco, diferente, moderno y un punto y aparte con los comics de antaño. Quizás su único comic old school, plot oriented sea “Swamp Thing”, pero eso fue hace más de 20 años y de aquel Millar ya no queda nada. Enfundado en la filosofía del pop comic, Civil War se mueve alrededor del umbral de resistencia de su público, conjurando una y otra vez situaciones impredecibles y que Steve McNiven entrega con gran aplomo y espectacularidad. Dexter Vines y Morry Holowell, entintador y colorista respectivamente, entregan líneas suaves que no ocultan el finísimo y ultradetallado arte, proveyendo además una amplia gama de colores saturados que aumentan los decibeles en las secuencias de acción y con tonos enmudecidos en los instantes solemnes. Si existe una peccata minuta, fue que para asegurar este nivel de calidad artístico, el comic tuvo que sufrir retrasos significativos que forzaron a la editorial a declarar un embargo mediático, y con ello evitar la filtración de spoilers antes de la publicación de cada tomo.

Han pasado casi 10 años y Civil War sigue siendo motivo de recuerdos tanto gratos como repletos de escozor por los fans, quienes alababan su frenética narrativa y giros en la trama, pero condenando a su vez los momentos “fuera de personaje” de sus héroes. Siendo líder indiscutible en el escalafón mensual, este comic confirmó que su autor se encontraba en otro nivel, reverdeciendo sus laureles tras el comic de Ultimates, el cual perdió el spotlight a medida que sus continuos atrasos lo arrinconaron al desdén generalizado (siendo esto más responsabilidad del dibujante Bryan Hitch que del propio Millar). El éxito generalizado de esta miniserie le abre las puertas para hacer de su nombre un auténtico trademark, de la misma forma que Neil Gaiman lo hizo con el comic de Sandman hace 20 años para emprender una sólida y longeva carrera como novelista de gran calibre. Civil War le supone a Millar el inicio de una serie de obras dentro del arte secuencial que se han sabido mover a diversas plataformas multimedia, tales como Kick-Ass y The Secret Service, así como otras más que se encuentran en distintas etapas de pre-producción cinematográfica.

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“MI NOMBRE ES PETER PARKER, Y HE SIDO SPIDER-MAN DESDE LOS QUINCE AÑOS…”

Civil War ofrece múltiples plot twists que nutren significativamente su impacto sobre los lectores. El primero y uno de los más importantes se dio en el tomo #2, cuando Spider-Man revela su rostro e identidad ante los medios de comunicación, adhiriéndose al bando pro-registro de Iron Man. En retrospectiva, esto representó tanto una postura agresiva de Marvel y el propio Mark Millar por hacer de esta obra algo trascendental y memorable, así como también un intento por poner distancia sobre su eterno competidor DC Comics, que en ese momento había creado un momentum importante tras el término de su crossover “Infinite Crisis” y el comic semanal “52”, series que reestablecían varios cánones de su historia impresa, pero que en términos generales se veían claramente como un esfuerzo tradicionalista y abogando a la nostalgia del coleccionista empedernido.

CWSPIDEYSi el Internet se había partido a la mitad con “House of M”, lo sucedido con Spidey había abierto una proverbial Caja de Pandora, donde la desaprobación generalizada no se hizo esperar. Lo triste del caso fue que Millar desecha la posibilidad de explorar las consecuencias de este suceso en las páginas de su obra, dejándole el peso de esta situación y resolución a Marvel y a los equipos creativos detrás del personaje en sus comics mensuales. Un ejemplo del shock value del que me refería, un recurso usado para dotar de un alto perfil al comic de Civil War, y nada más.

Pero estamos hablando de cómics de superhéroes, de un eterno “segundo acto” donde los juguetes vuelven a su lugar sin un rasguño. Siempre con un way out. Una puerta trasera. Y en el caso de Spider-Man sucede lo mismo. Las escaramuzas de Civil War formaban parte de un plan maestro para lograr un objetivo aún mayor: deshacerse de un bagaje el cual, a decir de la editorial, adolecía el personaje de Peter Parker, léase su matrimonio y las restricciones narrativas que esto representa. Llevando como estandarte una “falta de identificación” entre el público joven y un Spider-Man casado con Mary Jane, Marvel veía en esto un obstáculo para tomar otras direcciones.

El revelar su identidad secreta suponía un riesgo para Peter y su familia, ambos quedando expuestos a represalias de sus enemigos. Estas conveniencias son aprovechadas por el Editor en Jefe Joe Quesada, quien estaba convencido de que había que eliminar la vida conyugal de Spider-Man para siempre. La idea se discute y planea, dejando los parámetros claros: había que aplicar una continuidad retroactiva que anulara la boda de Peter y Mary Jane.

De esta manera, surge una historia corta de 4 capítulos, llamada ‘One More Day’ (Amazing Spider-Man #544, Friendly Neighborhood Spider-Man #24, Sensational Spider-Man (vol. 2) #41 y Amazing Spider-Man #545, todos ellos ilustrados por el propio Quesada), donde restaura de una manera poco ortodoxa la continuidad del personaje antes de su matrimonio, reestableciendo su identidad secreta, reviviendo a su amigo/enemigo Harry Osborn, recuperando sus lanzatelarañas mecánicos, y Mary Jane siendo simplemente un interés romántico. One More Day da cerrojazo a ocho años de historias escritas por Joseph Michael Straczynski en el título de Amazing Spider-Man, y cuyo tenor en el título estuvo plagado de relatos tanto sublimes, memorables, importantes e infames.

Pero no todo fue miel sobre hojuelas. La intervención editorial en One More Day se hizo evidente desde el primer día cuando se anunció a los medios, y cuando dijimos que los cambios fueron poco ortodoxos estamos siendo muy amables, puesto que la manera en la que Peter recupera sus años mozos es a través de un proverbial pacto con el Diablo. En pocas palabras, Peter se desenmascara y su amada Tía May paga el precio, recibiendo un disparo mortal y sin manera de salvarle la vida (sí, claro). Entra el demonio Mephisto, quien les ofrece una solución a cambio de su matrimonio, la fuente de felicidad y optimismo de Peter para continuar siendo Spider-Man. Es Mary Jane quien ofrece el fondo dramático, al ser ella quien firma el trato. Ella lo ama tanto que si estar casados es un estorbo para que siga siendo un héroe, a la mierda entonces.

Ugh.

Esta vez el Internet implotó. Desde la complejísima y absurda “Saga del Clon” los comics de Spider-Man no se habían encontrado en el ojo del huracán. El sacrilegio hecho por Marvel era imperdonable. Deshacer de un plumazo años de historias es lo peor que se le puede hacer a los fans incondicionales, y más aquellos que crecieron leyendo a un Peter Parker casado. El propio Straczynski fue muy elocuente en su molestia por la forma en la que Marvel Comics y Joe Quesada dan al traste con el matrimonio de Peter y Mary Jane, llegando al extremo de intentar boicotear a One More Day removiendo su crédito como autor. A medida que explica el plan maestro de Marvel, más nos cuesta creerlo:

“Hablando del diablo, aparece su rabo. Si de algo sirve, la situación no fue tan clara como uno podía esperar. La realidad de cualquier escritor trabajando para cualquier empresa, ya sea DC, Marvel o Image, es que cuando te entregan a un personaje de una franquicia, básicamente te han confiado algo que pertenece a la empresa, y la empresa tiene la última palabra en lo que debe sucederle. Porque como escritor estás allí sólo por un cierto período de tiempo, y luego el tipo de al lado tiene que entrar.

Spider-Man le pertenece a Marvel, no a mí, y al final del día, por mucho que se pueda estar en desacuerdo con las cosas, y por mucho que pueda dejarle en claro a todas las partes de que no estoy de acuerdo con ello, tengo que respetar su postura.

En la historia de Gwen – la mítica Gwen Stacy estuvo embarazada de gemelos, siendo el padre biológico Norman Osborn en un controversial relato en Amazing Spider-Man # 509-514 – sí, yo quería que fueran hijos de Peter. Joe (Quesada) no lo autorizó, lo cual es su derecho como editor en jefe.

Hubo mucho en lo que no estuve de acuerdo, y se lo dejé muy en claro a todo el mundo, especialmente a Joe. Voy a ser honesto: tomé la decisión y le dije a Joe que iba a quitar mi nombre de los dos últimos tomos del arco de One More Day. Finalmente Joe me convenció de retractarme, porque al final del día no quería sabotear a Joe o a Marvel, porque les tengo un gran respeto a ambos. Como productor ejecutivo y escritor, he tenido que insistir a mis escritores de hacer cambios que ellos no querían hacer, a menudo en voz alta. Estaban seguros de que estaba equivocado. Parcialmente yo tenía razón. A veces me he equivocado. Pero aquel que se sienta en la silla del director, o en la silla del productor ejecutivo, lleva el sombrero puntiagudo de la autoridad, y como una vez señaló Dave Sim, no se puede discutir con un sombrero puntiagudo.

Así que al final del día, todo lo que uno mismo puede hacer es tratar de hacer lo mejor que se pueda con las instrucciones que se le dan, y tratar de ejecutarlas de manera profesional… porque ¿quién sabe?, el otro puede tener la razón.

Lo único que “puedo” decirles, con absoluta certeza, es que lo que Joe hace con Spidey y todo el resto de los personajes de Marvel, lo hace con un amor genuino. Él no está buscando sabotear nada, él no está buscando fastidiar a los fans, él realmente cree en la rectitud de sus puntos de vista, no por un sentido de que “yo soy el jefe”, sino porque ama a estos personajes y al Universo Marvel.

Bien o mal, tienes que respetar eso.

La razón principal por la que solté el título (Amazing Spider-Man), tuvo que ver con la forma en que se manejó la situación.

Para explicarlo, aquí está la conversación que tuve con Marvel:

“Así que, ¿qué es lo que hace Mephisto?” Pregunté.

“Él hace que todo el mundo olvide que Peter es Spider-Man.”

“Uh, huh. Entonces la Tía May sigue en el hospital —“

“No, él salva a la Tía May.”

“Pero si lo único que hace es salvar su vida y hacer que todo el mundo olvide que él es Spidey, ella todavía tiene una cicatriz en su abdomen.”

“No, él hace que desaparezca también.”

“Ok…”

“Entonces él se despierta en su casa.”

“¿La casa que fue incendiada?”

“Correcto.”

“¿Pero cómo —?“

“Mephisto deshace eso también.”

“Está bien. Y los tipos que le dispararon a Peter y a May y fueron muertos, ¿están vivos también? ¿Mephisto puede traer gente de entre los muertos?”

“Todo eso es parte del hechizo.”

“¿Y Doc Strange no puede saberlo?”

“No.”

“¿Y los artículos de prensa? ¿Videos de noticias?”

“Joe (Straczynski), que ha sido olvidado.”

“Yo sólo estoy preguntando si esas cosas existen o no.”

“No existen. Y los lanzatelarañas de Peter están de vuelta.”

“¿Es el mismo hechizo o un hechizo diferente?”

“El mismo hechizo.”

“¿Y cómo puede hacer que la gente olvide que es Spidey y traer de vuelta a sus lanzatelarañas?”

“Es magia, ¿de acuerdo?”

“Ya veo. Y Harry regresa.”

“Correcto.”

“Y Mephisto hace esto también.”

“Yep.”

“Así que Harry regresa de entre los muertos, ¿o ha estado vivo desde entonces? Si le preguntan, hey Harry, ¿qué hiciste el verano pasado, se acordará? ¿Y el año anterior? ¿Y el otro año anterior? Si él dice que todos fueron a un día de campo hace dos años, ¿se acordarán de eso?”

“Es —“

“Porque si ahora tiene una vida que él recuerda, si él no ha vuelto de entre los muertos, has cambiado la continuidad que dijiste que no querías cambiar. Estas son tus únicas opciones: que fue traído de vuelta de entre los muertos, hay una tumba, y la gente recuerda que murió —“

“Mephisto cambia sus recuerdos también.”

“— o que ha estado efectivamente vivo tanto como nuestros personajes tienen memoria, por lo que ha estado vivo todo el tiempo, por lo que en cualquier caso y en lo que atañe a nuestros personajes, la continuidad ha sido violada desde 1971. ¿Cómo se explica eso?”

“Es magia, no tenemos que explicarlo.”

Y esa es la parte con la que tenía un auténtico problema, tal vez el mayor problema. Existe esa idea de que la magia lo arregla todo. Y no es así.

“Es magia, no tenemos que explicarlo”. Bueno, en realidad, sí lo tenemos que hacer. La Magia tiene que tener reglas. Y no es sólo el caso de un hechizo en donde todo el mundo olvida que Peter es Spidey… de repente estás trayendo de vuelta a los muertos, deshaciendo heridas, borrando registros, reestableciendo los lanzatelarañas, y esto sigue y sigue y sigue.

Lo que yo quería hacer era un pequeño cambio a la historia, una cosa pequeñita, cuyos efectos podríamos controlar y tocar solamente lo que la editorial quería tocar, hacer cambios que podríamos explicar lógicamente. Trabajé durante semanas para llegar a una línea de tiempo que dejaría a cada trozo de continuidad en su lugar. La hice tan rigurosa y tan lógica como pude.

En la conclusión de One More Day como fue finalmente publicada, Harry estaba vivo y siempre había estado vivo tanto como nuestros personajes tenían memoria… así que ¿qué tan diferentes eran las cosas si siempre estuvo vivo todo el tiempo?

No tenía sentido para mí.

Y sigue sin tenerlo. Fue descuidado. Viola todas las reglas en la narrativa de Ficción de lo Fantástico, que yo y todos los demás colegas en la Ciencia Ficción y la Fantasía sabemos que no se pueden violar. Es el ABC.

Me preocupaba que Mary Jane, y no Peter, fuese la encargada de tomar activamente la decisión.

Había escrito originalmente el primer tomo de One More Day teniendo lugar inmediatamente después de que la Tía May recibe el disparo, y de hecho entregué ese primer guión inmediatamente. La editorial decidió en su lugar publicar un preámbulo en varios tomos previos a One More Day… lo que significó que May estaría en cama por casi un “año”, un período que me parecía demasiado largo para que fuese convincente.

Y sí, yo quería retconear a los gemelos de Gwen fuera de continuidad, lo cual era algo que siempre supuse que podía hacer al final de mi ciclo. No se me permitió hacer esto y, por supuesto, me encabronó. Sentía que me quedaba con la culpa de algo que quería quitarme de encima, de algo sobre lo cual no estaba completamente convencido.

El comic fue reescrito en las oficinas editoriales a tal grado de que las palabras impresas ya no eran mías. Si yo me veo representado en mi trabajo, que se publique mi nombre y asumo cualquier responsabilidad; si no es así, entonces es una situación diferente…

Si mi trabajo es bueno o es una mierda, es mío. Lo que salió al final de One More Day no lo era, y por lo tanto mi deseo era omitir todo crédito. Joe se ofreció amablemente a compartirlo en el último tomo. Creo que eso ayudó. Crédito a quien crédito merece.

Lo que no quiero es que esto se convierta en ofensas públicas. Joe hizo lo que hizo porque pensó que era lo correcto, y como editor en jefe es su decisión, no la mía. Lo respeto y lo admiro.

Espero que esto sea el fin del asunto. Sólo sentí que había que aclarar algunos puntos importantes.”

 

Repleto de infamia, One More Day es un tema que Marvel desearía ocultar bajo el tapete. Fue el medio para conseguir un fin, que era hacer accesible los comics de Spider-Man para un público masivo o, más bien, saturar de fórmulas conocidas a sus historias y quitar de ellas lo complejo que son las relaciones matrimoniales.

Pero la realidad es que a veces las buenas intenciones salen contraproducentes. Para muestra basta con decir que One More Day llego a momentos tanto absurdos y poco claros que la editorial y el propio Quesada se vieron forzados a publicar una secuela igualmente absurda como pretenciosa: “One Moment in Time” (The Amazing Spider-Man #638-641 y con arte del propio Quesada como del italiano Paolo Rivera) le dio la oportunidad no sólo de atar cabos sueltos sino aprovechar la inercia de One More Day para publicar otro bestseller, que de igual forma obtuvo opiniones encontradas.

Este comic expande a detalle y de una forma inverosímil todos los eventos más importantes, reduciendo sorpresivamente el papel del villano Mephisto y haciendo de Peter el verdadero responsable de las causas que lo orillaron a apartarse de Mary Jane en primer lugar, una serie de carambolas rude goldberg-escas que más que dramáticas resultaron bobas y forzadas, y cuyo mayor desliz fue el retconear la entonces negativa del hechicero Dr. Strange de salvar a la Tía May con su magia (esto sucedió en One More Day), sólo para que ahora sí pueda usar sus poderes y curar en esta ocasión a una moribunda Mary Jane.

Total bullshit. Y no sólo eso, sino que emplea además sus artes místicas para remover todo recuerdo que vincule a Peter Parker con Spider-Man de la memoria de todos… todos a excepción de Mary Jane, arrastrada por Peter a compartir su secreto.

WTF?

No importa como se mire, ambas historias son de los momentos más bajos en lo que lleva publicándose a este personaje y sus trepidantes dramas y aventuras. Incluso en un dejo de idealismo (o quizás ingenuidad), el propio Quesada intenta ver el vaso medio lleno y medio vacío respecto a las repercusiones de este relato:

“Durante los dos primeros tomos de One More Day, empecé a sentirme un poco preocupado porque no habíamos llegado a ningún lado respecto a las ideas que se habían discutido en las juntas entre los guionistas. Había muchas cosas que necesitaban ser cubiertas ahora que se hacían cada vez menos y menos páginas. Pero JMS (Straczynski) es un maestro de la narración y sabe cómo mover su historia. Así que en ese momento del proceso la preocupación era sólo leve. Sin embargo y cuando apareció el tercer guión, Axel (Alonso) y Tom (Brevoort, ambos editores) entraron en contacto conmigo muy preocupados. Yo ya lo había leído en ese momento, así que sabía por qué me llamaban, por lo que tuvimos un gran reto frente a nosotros.

Para decirlo sin rodeos, las ideas que se asentaron en las reuniones y los parámetros que teníamos todos acordados, no eran los que estaban en el guión. En lugar de una historia que nos llevaba de vuelta al día de la boda y a las razones por las que no se llevó a cabo, lo que estábamos viendo era una historia en la que 37 años de continuidad de Spider-Man nunca sucedieron y cada comic desde Amazing Spider-Man #98 ya no contaba. Poniendo un poco de contexto, el tomo #98 fue aquel en el que Harry (Osborn) era adicto a las drogas. Harry y Mary Jane estaban saliendo en ese momento, por lo que su adicción causó su desintegración que posteriormente condujo a Norman (su padre) a convertirse de nuevo en el Duende Verde, con resultados devastadores en la vida de Peter.

El guión delante de mí para el capítulo 3 de One More Day revisitaba esa historia de nuevo en 1970. En esta nueva versión, Peter heroicamente se las arregla para llevar a Harry a rehabilitación. Debido a esto, Harry y Mary Jane nunca rompen. Eso significaba que ella y Peter no comenzaron a salir como ocurrió originalmente y Norman no se convertiría en el Duende, por lo tanto nunca mataría a Gwen Stacy. Este también fue un problema porque también habíamos llegado a la decisión de un tiempo atrás de que Gwen iba a permanecer muerta. En defensa de JMS, él ya había presentado una versión de esta idea en las reuniones, pero había sido bloqueada por todos porque toda la historia se borraría, no sólo la de Spider-Man, sino a través de la totalidad del Universo Marvel.

Durante y después de toda la vuelta y vuelta, argumentos, declaraciones públicas y otras tonterías, nos tuvimos que regresar y volver a trabajar en esos dos últimos tomos pendientes a fin de que dieran sentido… A medida que hicimos esto, lo único que se hizo evidente era que no íbamos a ser capaces de responder a todas las preguntas de la manera adecuada. Así que se tomó una decisión consciente de seguir la historia de Peter y Mary Jane y su enfrentamiento con Mephisto, y hacerlo de una manera que tenga sentido con la secuela cuando llegue su momento de contarla, y al mismo tiempo tratar de utilizar la mayor cantidad de ideas que JMS nos había dado hasta ese punto con el fin de mantener una similitud tonal con los dos primeros tomos.

¿Estoy feliz con lo hecho para hacer que la historia funcionara? No, para nada. ¿Teníamos una lectura totalmente satisfactoria? Por supuesto que no, ¿cómo podría serlo? Había demasiadas preguntas sin respuesta para el lector. Pero siendo Editor en Jefe estoy enfrentándome a decisiones como ésta todo el tiempo, y algunas más grandes que otras, pero cuando estoy entre desaparecer 37 años de continuidad o dejar una historia a medias para contarla en otro día, siento que tomé completamente la decisión correcta.

Mientras trabajaba en los dos últimos tomos de One More Day, había delineado alrededor del 75-80% de lo que se convertiría en One Moment in Time. El porcentaje restante se produjo después de que finalmente me decidí a escribir la secuela, estimando sus posibilidades y asegurándome de que todos los puntos lógicos estuviesen conectados. La razón por la que estaba escribiendo esta historia era para llenar aquellos espacios en blanco que clamaban los fans.

Una de las ideas importantes detrás de One Moment in Time es que muchas de las cosas que le sucedieron a Peter realmente no tenían nada que ver con Mephisto. No borró la boda de la continuidad, no hizo sanar a la tía May, y él no le borra la memoria al mundo del desenmascaramiento. Lo que hizo fue soltar un dominó y guiar a una paloma para inadvertidamente desbloquear una puerta que le permitió a un matón de segunda escapar de un coche de la policía. A partir de ahí todo lo que sucede pasó por las propias acciones y decisiones de Peter, y en la mayoría de ellas fue en su mejor esfuerzo por hacer lo correcto, lo heroico.

Fue en ese momento que me di cuenta de que la propuesta de Mary Jane a Mephisto no era algo traumático, de hecho no lo podía ser. Simplemente tenía que ser algo heroico, sincero y acorde con su personaje. Lo que Mary Jane finalmente propone, a pesar de no parecer tan importante, la convierte en la heroína de la historia. Sin saberlo, ella venció a Mephisto en su propio juego. Al aceptar los términos de Mary Jane, Mephisto se ha eliminado a sí mismo y nunca estuvo involucrado en sus vidas. De hecho, mirándolo de forma lineal, esos cuatro tomos nunca sucedieron. Junto con la boda, tanto One More Day y Mephisto se han borrado de la continuidad, y Peter y Mary Jane hicieron ese pacto.”

 

Riiiiight   ¬___¬ u

Como podrán ver, las repercusiones ocurridas en las páginas de Civil War fueron realmente significativas, generando momentos tanto polémicos como repletos de divertidas y escabrosas anécdotas, siendo momentos tanto gratos como incómodos que ya forman parte de la historia moderna del comic comercial.

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CLOR, THUNDERBOLTS, AND A MURDEROUS PIECE OF TRASH

Cuando mencionamos que Civil War fue un comic en estado de fuga, esto se vuelve más evidente en el segundo tercio de la narrativa, ya que los inverosímiles planes de Tony, Reed y Pym les explotan literalmente en la cara.

Llega un momento en donde Iron Man le tiende una emboscada a Captain America y a su equipo, y parece que estamos viendo a unos niños malcriados peleando en el patio de su casa, jugando a los indios y vaqueros (LOL). Cabe señalar que McNiven hace de esto un espectáculo sensacional.

Millar literalmente se vuela la barda con una de las ideas más bizarras, pero de las más ocurrentes que se tiene memoria en la historia de los Vengadores. Resulta que desde las primeras reuniones de este equipo, Tony toma de un sillón una muestra del cabello de Thor y, pues, una cosa lleva a la otra y voilà! Tenemos un clon de Thor, o CLOR como lo llamaron irónicamente los fanboys, quienes vieron como sus sacrosantos Avengers han tocado fondo, gracias a las peripecias del escritor nativo de Coatbridge.

CIVIL WAR #6

En ese momento CUALQUIER COSA podría pasar en Civil War. Se volvió no sólo irreverente, sino impredecible, y más cuando “Clor” mata a un personaje de segunda categoría como Goliath. Los fans se lo tomaron muy a pecho y seguidores de este personaje salieron por todas partes, como si hubieran liquidado a Spider-Man. Bueno, casi, porque también a Spidey le tocó bailar con la más fea.

Pero me estoy adelantando. La muerte de Goliath a manos de Clor sólo fue una excusa para mover al plot de una forma más contundente. Y es que Susan Richards, la inigualable Mujer Invisible, es el primer miembro pro-registro en cambiar de bando ante la tragedia que azota a Cap y compañía.

A pesar de estas locuras, Civil War se volvió más que emocionante. Simple, raro, pero cautivador. Era aventar el juguetero al cielo y ver cómo tus figuras de acción favoritas chocaban unas con otras. Yes! Shock value! Hermoso!

Ahora sí, Spidey. Peter se sentía traicionado por Tony, quien pedía paciencia para mostrarle su objetivo final. Sin embargo, esto sólo significa que habrá golpes, puesto que necesitamos acción. Dentro de las contingencias de parte del trío de genios pro-registro está el crear una prisión en la extradimensional Zona Negativa y coaccionar a los villanos a trabajar con el gobierno, formando un grupo especial de respuesta con la redención como recompensa.

ENTRAN: ¡LOS THUNDERBOLTS!

Sin embargo, éstos NO son los Tbolts de tu papá. Peor aún: no son MIS Thunderbolts.

Adios Zemo, Fixer, Songbird, MACH-IV, Atlas, Moonstone, etc. Hola Taskmaster, Venom, Lady Deathstrike, Bullseye, Jack O´Lantern y Jester.

YAY?

Pues bien, estos malhechores persiguen a Spidey y le ponen una golpiza brutal. McNiven demuestra su buen ojo para los combates encarnizados y sangrientos. No se guarda nada para mostrar que estos nuevos Tbolts son de armas tomar. Sin embargo y de último momento, Jack O’Lantern y Jester reciben un sorpresivo headshot (!). La cabeza de Jack explotando como calabaza es más que genial y un efecto visual muy bien logrado.

Pues bien, una vez que Millar destroza, perdón, “redefine” al longevo equipo/concepto de los Thunderbolts, nos damos cuenta de que el sentido de novedad está a la vuelta de cada página. En términos generales, su justificación para esta descarga de electroshock a esta franquicia fue la siguiente:

“Mi idea de Thunderbolts, simplemente, es que debe emplearse la misma estrategia que con los Nuevos Vengadores y la JLA en que si tenemos a un equipo, ¿por qué no hacer un equipo A en el sentido de que todos son nombres reconocidos?

Mi idea para estos tipos es hacer de ellos un Anti-Avengers. Tener a los Nuevos Vengadores con todos los grandes nombres de la comunidad superheróica fue un gran éxito, por lo que tener a un Thunderbolts donde los mejores villanos de clase mundial son obligados a trabajar como un equipo de héroes parecía una idea obvia.

Claro, estos tipos serían más difíciles de controlar, pero esto conduce a la historia en direcciones interesantes. Me puse a ver al Universo Marvel en términos de pre y post-Guerra Civil y el line-up de los Thunderbolts fue uno de los grandes cambios.”

BOLLOCKS!

Por primera vez, Civil War no solamente crispaba los nervios de los fans. Me fastidiaba a mí. Yo era parte del problema. Yo veía a los Tbolts únicamente como un grupo específico de sensacionales y entrañables personajes. Ahora CUALQUIERA podía ser un Tbolt. El título había sido reinventado de un plumazo. La búsqueda de la redención ya no sólo era para mi grupo predilecto. No, mi comic preferido se volvía una idea abstracta con personajes intercambiables. Ya no era la epopeya de Helmut Zemo y su cautivador séquito, que ante la oportunidad del perdón de sus pecados le dio la espalda y empezó a forjar su propio péndulo moral, de la mano de fuerzas polarizantes como Hawkeye, envueltos en robustas conspiraciones, giros en la trama y combates electrizantes, sólo para encontrarse nuevamente con el mismo Helmut, cuya perspectiva de vida había cambiado y estaba dispuesto a convertirse al ideal heroico, a su muy peculiar manera.

No. Thunderbolts dejó de ser Thunderbolts. Y desafortunadamente, a título personal, fue como ver que el comic publicado desde 1997 hasta 2007 nunca hubiese existido. Aunque la mejor propiedad de este comic era adaptarse al veleidoso mercado. Se transfigura. Si Tbolts iba a sobrevivir, iba a ser de esta forma, para beneplácito (?) de sus seguidores incondicionales.

Regresando con Spidey, ¿quién habrá liquidado a sus perseguidores? Pues nada menos que PUNISHER.

ZOMG

Con un glory shot en claro homenaje a la entrada triunfal del personaje en Incredible Hulk #395 (por Dale Keown en el lejano 1992), McNiven dota de gran energía a la aparición de este personaje en la narrativa. Punisher means business. Y más cuando ofrece sus servicios para infiltrarse en la prisión de la Zona Negativa. Pero el idilio no termina de buena forma cuando el impaciente vigilante no soporta la idea de que también los criminales se adhieran al bando de Cap. En un intercambio bastante jocoso, Cap llama a Punisher a “murderous piece of trash” y le pone una tunda descomunal. El respeto y admiración de Frank Castle hacia Steve Rogers es tal que no opone resistencia a su expulsión del grupo. Todos se percatan de este detalle, ya que probablemente es Steve la razón por la cual Castle se enlista para combatir en la Guerra de Vietnam, llegando a comentar las similitudes entre ambos héroes de guerra: “Same guy, different war”, coinciden. “Wrong,” responde Cap, cuyo semblante no es precisamente de un hombre en sus cabales, “Frank Castle is insane!”

LOL

¿Ven cómo llegamos a un momento en el que este espectáculo de sangre, gore y ultraviolencia nos parece completamente normal?

Civil War pasa de ‘Whose side are you on?’ a un ‘This is what you want!’   ^____^

Right? RIGHT!?   D:

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“NOW CLOSE YOUR EYES, GENTLEMEN. THIS MIGHT HURT.”

Pues bien, este ejercicio de “patear el juguetero” llega a su fin con el enfrentamiento definitivo entre Captain America y Iron Man. Por un lado las fuerzas pro-registro y por otro todos aquellos héroes cautivos en la prisión de la Zona Negativa. Seis capítulos han transcurrido, y un sinnúmero de comentarios a favor y en contra de esta súper exitosa miniserie se han vertido, y a pesar de los retrasos y sus notorias conveniencias en el plot nada ha detenido su apabullante inercia como bestseller.

Y la mayor conveniencia de todas fue el mover el campo de batalla de la Zona Negativa hacia el pleno corazón de Manhattan, algo que al día de hoy no lo entiendo.

Bueno, sí lo entiendo. Alguien pudo haber detonado una bomba nuclear en la prisión y a nadie le hubiera importado. Pero ahora estamos ante una industria que ha aprendido a destilar a su propiedad intelectual en sus componentes esenciales, maximizando su alcance para un público neófito. No me cansaré de repetirles que estos comics ya no nos pertenecen, a pesar de que nosotros somos quienes mantenemos viva a esta industria con nuestro capital y tiempo libre en Internet para escribir estas kilométricas retrospectivas.

En defensa de lo indefendible, no había manera de concluir Civil War si la batalla final no se realiza en un escenario ad hoc como lo es la ciudad de la libertad. Esto no es The Infinity Gauntlet, y no hay déspotas intergalácticos a quien derrotar. Esto es América. Incluso tiempo atrás les compartía un quote de un gran analista de los comics como Chad Nevett en donde sintetizaba esta democratización de los comics de superhéroes, los cuales son gratuitos y grandiosos espectáculos llenos de violencia. A dicho quote le añadí de manera idónea y deliberada la portada de Civil War #7 como fondo.

CIVIL WAR #7

La historia pasa esta vez del “Ooohhh!” al “Aaahhh!” en cuestión de segundos, siendo los autores unos expertos para coreografiar un intercambio de golpes y desplantes estilizados en instantes selectos: tanto Venom, Bullseye, Taskmaster y Lady Deathstrike emboscan a Cap y casi lo liquidan, pero Namor (cuya posición neutral fue una constante durante todo este relato) se une al combate y junto a sus tropas aparecen para ayudarlo.

¿Qué le hizo cambiar de opinión? ¿Un altruismo desinteresado o un blowjob de Susan? Tal vez jamás lo sabremos   ;D

El clon de Thor aparece nuevamente, junto con un resucitado Captain Mar-Vell, para apoyar el bando de Iron Man. La resurrección de Mar-Vell – un personaje cósmico de antaño – también sería motivo de polémica, aunque los motivos detrás de su regreso no se contarían hasta casi 2 años después durante el crossover de Secret Invasion, así que mientras tanto nos conformamos con saber que es OTRO ejemplo de impacto visual para los fans.

Hércules acaba con el clon – a título personal, la mejor viñeta lograda por McNiven en toda esta saga – mientras que Reed salva a Susan de morir a manos de Taskmaster.

Aquí vale la pena mencionar que Reed Richards, quien NUNCA tuvo dudas de estar haciendo lo correcto durante toda la duración de Civil War, es atacado en el último tomo por un sentido de culpa y arrepentimiento de tal magnitud que lo lleva a pedirle el perdón a su esposa, pero que a mi parecer dichas súplicas no eran merecedoras de tal compasión, y que de nueva cuenta forman parte de ese desencanto de ver que dentro de la miniserie principal nunca se dio pie a desarrollos profundos de personajes. Es importante saber que el propio Millar se convertiría en escritor del título mensual de Fantastic Four (#554 al 569 entre 2008 y 2009, junto al ilustrador Bryan Hitch, entre otros) y, para el tipo de historias que trajo bajo su pluma, más enfocadas en la ciencia ficción, el tener a una familia con fracturas irreparables no era lo apropiado.

Cuando Cap y Iron Man se enfrentan mano a mano, Millar ejecuta una jugada maestra, la cual en pocos páneles cobra una fuerza descomunal: estando a punto de asestar el golpe final, varios civiles rodean a Cap y se lo impiden. Dándose cuenta de que ha perdido la pelea tanto ideológica como física, ordena a todos a rendirse. Justo como lo comentábamos durante los primeros párrafos de este ensayo, fue la ausencia de un tercer discurso o punto medio tan necesario lo que orilla a estos bandos a pelearse, sin posibilidad de mediación puesto que no es necesario en un comic que supone un conflicto Héroes vs. Héroes. La consigna era clara.

Despojándose de su capucha, Steve Rogers se entrega a las autoridades. Punisher levanta del suelo la máscara, dando la pauta para que a su manera y en las páginas de su comic mensual, rinda tributo a su héroe, algo que a título personal fue forzado, y si consideramos la siguiente ilustración hecha por el argentino Ariel Olivetti, se siente no solamente fuera de personaje, sino exageradamente bizarro y hasta ridículo:

ROFLMAO

La rendición de Cap fue la primera de muchísimas sorpresas que las páginas finales de esta miniserie le ofrecieron a sus lectores. Tras este dramático desenlace, Iron Man es elegido como nuevo Director de la agencia de inteligencia y contraespionaje de S.H.I.E.L.D., lo cual detona oficialmente la implementación del Acta de Registro de Superhumanos en los Estados Unidos. En contraste, el título de New Avengers iniciaba sin su líder una nueva etapa, y de la mano de Bendis poco a poco volvía a retomar los cabos sueltos de arcos argumentales anteriores, y con un grupo de personajes unidos como casi una familia, enfrentaba un futuro incierto.

Quizás el desarrollo narrativo más interesante y ambicioso para Marvel fue la reestructura de los equipos de superhéroes adheridos al acta, distribuidos a lo largo y ancho de la Unión Americana bajo la llamada “Iniciativa de los 50 Estados”, aunque cabe señalar que Marvel no lanzó al mercado 50 títulos al mismo tiempo, sino que dejó un poco al aire la lista completa de agrupaciones y en qué Estado se encontraban.

Los grupos heroicos de mayor realce durante esta etapa, todos ellos bajo el emblema comercial de nombre “THE INITIATIVE”, fueron el título homónimo de Avengers: The Initiative (por Dan Slott y Christos Gage), The Order (por Matt Fraction) y Thunderbolts.

En el caso de Thunderbolts, habíamos señalado que el reparto de personajes tradicional fue desplazado por nuevos miembros, entre los que se encontraban los supervillanos más malvados del Universo Marvel. Sin embargo, en el roster final quedaron algunos sobrevivientes del equipo original, esto con el fin de darle un balance moral, oportunidades y conflictos narrativos de interés y, obviamente, retener a la base de aficionados incondicionales, entre los que yo me encontraba. De esta forma, el grupo quedó conformado de la siguiente forma:

VENOM, el protector letal.
La enigmática MOONSTONE.
BULLSEYE, de puntería infalible.
SONGBIRD, la dama sónica.
CHEN LU, el Hombre Radioactivo.
SWORDSMAN, maestro espadachín
El misterioso PENANCE.
Y Norman Osborn, el diabólico GREEN GOBLIN.
THUNDERBOLTS ARE GO!

Lo que selló el trato entre la vieja guardia y Marvel fue la asignación del prolífico, controversial y exitoso autor y novelista Warren Ellis como escritor del comic, algo que sin lugar a dudas fue clave y definitivo para convencer a los fans de que este comic representaba algo distinto y emblemático para la editorial dentro de esta nueva etapa para sus títulos mensuales.

Personalmente, me pareció impensable ver a un crítico severo del comic mainstream como Ellis tomando esta responsabilidad, aunque si analizamos su trajín y obra a partir del año 2004 a la fecha, deambulaba claramente entre proyectos independientes y comerciales. En su defensa, se puede decir que el daño estaba hecho, su enérgico discurso de antaño había rendido frutos, fracturando al mercado entre una audiencia que buscaba material autocontenido y ediciones recopilatorias, y aquellos que todavía se decantaban por los productos ofrecidos por las grandes editoriales.

En lo personal fue un deleite leer ese nuevo ciclo de Tbolts, aunque realmente extrañaba al grupo original, pues no en balde duró DIEZ AÑOS. Cuando mantenía mi sitio web de Thunderbolts Universe, que llevaba la crónica online de este comic (desde 2000 al 2013), llegué a escribir líneas como ésta:

“Ellos son los nuevos ídolos americanos, listos para surcar los cielos en busca de superhumanos no registrados que, en secreto, se esconden entre nosotros.
Los nuevos y mortales Thunderbolts, protegiendo a la gente ordinaria, un héroe a la vez.
En la cúspide de la Guerra Civil, esta nueva etapa presenta una visión oscura de los personajes “Más Buscados de Marvel”, donde la delgada línea entre héroe y villano es difícil de hallar… ¡si es que existe!
Este título sigue las aventuras y la leyenda de los Thunderbolts. No te lo pierdas.”

Wow, ¿no? Pues sí, fue una gran etapa, un ejemplo clarísimo de la “superconsistencia” que pregonaban los autores más influyentes en la industria, con una visión libre de filtros sobre cómo debe escribirse un título de superhéroes, y sobre todo uno como Tbolts, que acarreaba un gran bagaje y con historias memorables.

Resalta sobremanera la electrizante caracterización que el autor le da a Norman Osborn, quien por azares del destino le es dada la oportunidad de reformarse como líder del equipo a pesar de ser una proverbial bomba de tiempo, ya que sus acostumbradas tendencias maléficas y homicidas amenazan con salir a flote. Osborn es colocado en un sitio de privilegio en arcos argumentales escritos posteriormente por Brian Michael Bendis, los cuales vaticinan tiempos de auténtica pesadilla para los superhéroes de la Marvel.

En sólo 12 tomos, Warren Ellis impuso una voz autoral que fue radical para el título, algo a lo que ya nos tiene acostumbrado gracias a su inventiva out-of-the-box. En el caso de Thunderbolts, su tenor lo describe de la siguiente manera:

“I tend to be brought in as a hitman, really. Come in, kill everyone, leave. Also, Marvel know I’m not going to spend too long on something I don’t own. So I come in, give it everything I’ve got, and go while things are still hot.”

Empleando una exitosa mezcla de humor negro, sátira política y una controversial, aguda y cáustica crítica de la cultura Americana contemporánea, Ellis produjo para esta franquicia arcos argumentales que fueron tanto provocativos, ingeniosos, oscuros, irónicos, macabros, brutales y autoconscientes. Sin temor a equivocarme fue la saga que cambió (o destruyó, en opinión de muchos) a los Thunderbolts para siempre, convirtiéndolo por primera vez en su historia en un bestseller para la compañía. Es el propio Vicepresidente Senior de Ventas y Circulación de Marvel Comics, David Gabriel, quien repasa esta inercia ganadora y cómo afectó el catálogo previo de Tbolts:

“The Thunderbolts (by Warren Ellis) is the most exciting thing about that run for a long time, so sales-wise, I don’t see that there’s gonna be any great sales incentive to go back and put those out. Should Kurt (Busiek) come back over here and begin writing Thunderbolts again, then that’s when you go back and examine those books and say, “Hey, we need them back in print in this new format.” But without anything else to support it and the rest of our line, it doesn’t really make much sense to put it out.”

Sad, but true. El daño estaba hecho, y Marvel se disponía a entrar en una nueva era.

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EL SUEÑO MUERE

La máxima repercusión dentro de este novedoso status quo dejado por Civil War es sin duda el ver a Steve Rogers como el perdedor absoluto. El estar tras las rejas hacía suponer correctamente que el comic mensual de Captain America continuaría acarreando esta narrativa, recogiendo su punto de vista de estos sucesos que le cambiaron la cara por completo a su nación.

CAP25Pues no. Fue el 7 de marzo de 2007, exactamente  2 semanas después de la salida al mercado de Civil War #7, que Steve Rogers es asesinado en su camino a una corte federal. Fue en el tomo #25 del título de Captain America (imagen, izq.), sacudiendo así a todo el mainstream y a los medios digitales e impresos más importantes en Estados Unidos, quienes dieron una inusitada cobertura especial a dicho suceso. Absolutamente NADIE esperaba algo de tal magnitud, y que en definitiva colocó a Civil War como uno de los momentos cumbre dentro de la historia editorial de Marvel Comics, pésele a quien le pese.

Y sobre todo porque el proceso posterior que se le da a esta tragedia fue tan bien llevado en términos de storytelling que por mucho supera a las ya míticas “The Death of Superman” y “Knightfall” de DC Comics. No sólo fue una muerte impactante sino que bien construida, y todo gracias al ingenio de un consumado autor como Ed Brubaker que convierte un mero stunt publicitario en una historia épica llena de intriga, pesadumbre, giros en la trama y acción en atmósferas propias de un thriller conspiratorio, una tónica impuesta desde su inicio por este escritor desde que tomó las riendas de Captain America en el lejano 2005. En palabras del autor, los orígenes de esta riesgosa narrativa fueron de la siguiente manera:

“La historia había sido planeada desde que estaba trabajando en el tomo #16 más o menos. Por extraño que parezca, el plan original no iba tan lejos, empezaba alrededor del final de la historia del “Soldado de Invierno”, y luego tendría un poco de la trama de la venganza de la Calavera Roja. Fue cuando me enteré sobre Civil War y al escuchar la historia de Millar y sus puntos más importantes, que decidí entonces modificar mi historia de la Calavera Roja e iniciar con la muerte de Cap.

Ninguna versión de Civil War que he oído incluía la muerte ya sea de Cap o Iron Man. La razón por la cual esto sucedió justo tras el fin de Civil War se debe a que la historia me dejó con pocas opciones y sentía que ya se habían explorado en el comic del Capitán América o en otros tomos recientes, como mi primer arco en Daredevil. Yo no quería escribir a Cap subiéndose a una motocicleta y “descubrir América”, ni mucho menos a “Cap tras las rejas”. Decidí mover mi historia e ir directamente a la yugular.

La decisión final se hizo entre mi editor Tom Brevoort y yo después de la gran reunión de escritores de Civil War. Le dije lo que quería hacer y cómo quería hacerlo, y fue entonces que empecé a sentar las bases en los tomos complementarios a Civil War en Captain America.

Pero mi plan original era sólo que estuviese muerto por seis meses. No fue sino hasta después de que comencé a escribir la historia que fui descubriendo nuevas posibilidades. No era originalmente mi plan tener a Bucky y que recogiera el escudo, pero con el tiempo sentía que esto era el siguiente paso en su camino hacia la redención. Además, Jeph Loeb me seguía diciendo “¿no debería alguien llevar el traje de Cap en el comic de Cap?”

La muerte del Capitán América resultó ser lo mejor que le ha pasado al comic en muchas maneras, por todo lo que fuimos capaces de hacer después de eso, ya que el personaje principal no estaba en el comic, y se convirtió en algo mucho más interesante que cuando él estaba en el comic. Tomó a todos en curva y nadie sabía lo que podría pasar después. Se había vuelto muy divertido, impulsado por todos estos personajes por los cuales tenía un gran apego desde mi infancia.”

Captain America #25 inauguró lo que fue una trilogía de historias que comprendían una saga como pocas veces vista en los comics de la Marvel: “The Death of the Dream”, seguida por “The Burden of Dreams” y finalizando con “The Man Who Bought America”, siendo 18 trepidantes episodios en los que el numeroso reparto de apoyo dentro del comic tuvo la difícil responsabilidad de mantener en vilo a la audiencia, algo que habla muchísimo de la capacidad de Brubaker como maestro narrador, acompañado de un equipo artístico de primera línea que contribuyó a definir un tono sombrío que le dio gran peso a los sentimientos en conflicto que embargaba a los camaradas de Steve Rogers, y que en gran medida se vio afectado por sucesos en la vida real que paralelamente amplificaban ese sentido de pérdida, tales como la polémica Administración Bush, la Crisis Inmobiliaria y la Guerra contra el Terrorismo.

BUCKYCAPLos efectos de la muerte de Cap sonaron fuerte en otros personajes de la compañía, y su sentir se hizo escuchar en la miniserie de nombre “Fallen Son: The Death of Captain America”, escrita por el siempre controvertido Jeph Loeb.

Es en este punto donde Brubaker toma una decisión fundamental, que es el darle el manto del Capitán América a James ‘Bucky’ Barnes (imagen, der.), compañero de armas de Steve y quien había sido resucitado en la extraordinaria saga del “Soldado de Invierno”. Con una actitud diametralmente opuesta a la de su amigo, Bucky representa un aspecto distinto de la propia nación americana, despertando sensaciones de reclamo, acción e iniciativa pero a la vez titubeante de seguir los pasos de su mentor. Tal es el éxito de este nuevo Cap que se convierte en favorito de los fans.

La ausencia de Steve dura alrededor de 3 años, tiempo suficiente para que series como New Avengers explorara rincones interesantes una vez que sus personajes se quedaban sin un líder. Brubaker le daría cerrojazo a su historia con una nueva miniserie plagada de acción espectacular y centrada principalmente en la ciencia ficción para regresar a la vida a Steve Rogers. “Captain America: Reborn”, con arte del súper estelar Bryan Hitch, enfrenta a Cap y a su eterno némesis, la Calavera Roja, en un duelo a muerte, y que en dicho momento representaba un rayo de luz en esta oscura época para los personajes de Marvel Comics.

Pero para llegar a ese punto tardaríamos un tiempo considerable en llegar. Por lo pronto, un cúmulo interesantísimo de historias estaba por contarse, en donde la pesadumbre es el hilo conductor dentro de un universo de ficción que estaba muy lejos de recobrar la esperanza.

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UN FINAL…

Y por si las sorpresas y emociones narradas hasta el momento no fueran suficientes, es Brian Michael Bendis el encargado de darle un cerrojazo de calidad a esta gran epopeya. De la misma forma que él y el ilustrador búlgaro Alex Maleev trazaron el camino hacia la Guerra Civil en el one-shot de New Avengers: Illuminati, son reunidos de nueva cuenta para ofrecer un final más que digno, en la forma de otra edición especial titulada “The Confession”, un comic el cual pone fin (o un largo paréntesis si lo quieren ver de esa manera) al conflicto Iron Man-Captain America.

Las colaboraciones Bendis-Maleev, ya sea en series de publicación mensual o en apariciones especiales como ésta nunca tienen desperdicio alguno. Sus secuencias demuestran un entendimiento pleno de las fuerzas narrativas que cada uno de ellos posee, poniéndose al servicio de Marvel con relatos que son compactos, de gran ritmo, con gran emotividad y una conjugación de atmósferas que son de llamar la atención del lector, siempre con algo que decir y con detalles finos, extravagantes y cautivadores a la pupila.

Civil War: The Confession—Iron Man y Captain America se lanzan uno al otro sendas recriminaciones, palabras y verdades que hieren.

En sus páginas iniciales, The Confession establece el sinuoso camino que Tony Stark tendrá que recorrer como el nuevo y claramente inexperto Director de la Agencia S.H.I.E.L.D., y que informa la tónica que imperará en su propio comic mensual y en sus apariciones como mandamás de la comunidad superhumana en otras publicaciones. De nueva cuenta, Bendis expone su obsesión con los comics de los Avengers al referenciar una historia clásica, en la forma de una curiosa anécdota que Tony le relata al encarcelado Steve Rogers: Iron Man #149-#150, por David Michelinie, Bob Layton y John Romita Jr. de 1981, la cual establece un paralelismo entre los conflictos de la Guerra Civil y una batalla librada por Tony contra el villano Dr. Doom y nada menos que en la mítica Camelot del Rey Arturo. De igual forma, Bendis, siendo un autor metido de lleno en la exploración de la cultura y la historia, encuentra similitudes entre el sacrificio hecho por Tony para ganar la batalla con los hechos por Pirro de Epiro, Rey de Macedonia, proveyendo con esto un grado interesante de sofisticación a su relato.

Siendo el futurista que es, Tony sabía que algo como la Guerra Civil sucedería tarde o temprano, cobrando víctimas a su paso. Maleev impresiona con ilustraciones de los bandos medievales y superhumanos en el fragor de la batalla, intercalándose con muy efectivos close-ups que realzan la preocupación e inquietud de Tony ante la catástrofe e incertidumbre que fue, es y será. Así, Stark justifica sus intenciones de reunir a todos los héroes en un frente común, tal y como lo intentó en el comic de “Illuminati”, mostrando su frustración ante la negativa inicial de quienes escucharon su propuesta, además de su sorpresa ante los primeros indicios de una atmósfera de animadversión de la gente hacia los superhéroes, y finalmente su determinación y convicción para ser el líder ante la inevitable aprobación del Acta de Registro.

De esta manera, Bendis resuelve un cabo suelto dejado atrás en “Illuminati”: fue nada menos que Nick Fury quien le entrega el borrador del Acta a Iron Man y, convencido de que había que trabajar dentro del sistema para cooperar con una transición pacífica, dejó atrás toda duda a pesar de las consecuencias que esto implicaba, incluso perder la confianza de sus camaradas más cercanos. Esto es un punto interesante ya que Bendis ligeramente politiza la postura de Tony, colocándolo en una situación similar a la que todo líder de opinión enfrenta cuando le es puesta una responsabilidad tan grande como lo es la seguridad de la gente a su alrededor, sobrellevando así los compromisos tanto necesarios como perturbadores que esto implica. Sin lugar a dudas, “The Confession” ofrece los discursos y diatribas que merecía tener el propio comic de Civil War, en lugar de la saturada pirotecnia que imperó en sus páginas. El autor es enfático en la desilusión que abruma a Stark quien, sentado ante el cadáver de Steve Rogers, se da cuenta de que la victoria no vale la pena si no puede compartirla con sus mejores amigos.

CWFURY

Pero lo mejor está por venir. El comic se divide en dos secciones, las cuales contrastan sobremanera por la forma en la que son puestos a consideración del lector los sentimientos que rondan tanto en la mente de Steve (antes de morir) como en la de Tony. Es en esta segunda mitad en donde el punto de vista de Steve es uno lleno de rabia y de pleno convencimiento de que ha hecho lo correcto todo este tiempo en que duró la Guerra Civil, de que sus acciones se basan en principios inquebrantables, en un código no escrito en el que una persona se viste en spandex y se coloca una capucha para ser algo más, aquello que otros no pueden ser y hacer lo que otros no son capaces o están limitados para hacerlo entre los confines de un mundo complejo.

Aquí, Bendis confronta la idea de la Libertad vs. el Compromiso. Citando a Mark Twain en su libro de ensayos “Letters from the Earth”, Steve pondera las consecuencias de esta lucha, los sacrificios, los turbias agendas y el ímpetu belicoso que nubla la razón en un conflicto que no tenía que suceder nunca. Esto realmente es asombroso ya que “Letters from the Earth” nos habla de un diálogo entre Satanás y el arcángel Gabriel a manera de un relato epistolar, una serie de misivas que diseccionan paulatinamente la condición humana a la cual admiran, condenan y se compadecen de ella una y otra vez. Con airado reclamo, Steve le hace ver a Tony que fue su culpa el sentirse juez y parte, y le cuestiona si realmente valió la pena señalarse como estandarte para liderar un conflicto a todas luces innecesario.

Leyendo de corrido este comic, es expuesta en forma brutal la manera en la cual Tony no puede ser capaz de contestarle esa pregunta, no hasta que Steve yace muerto a un lado suyo a los pocos días. De la boca de Tony sólo pudo salir un “Eres un mal perdedor”. Su confesión en la primera mitad de la historia adquiere así un sabor amargo.

La premisa detrás de esta edición especial es contada por Bendis en varias entrevistas, y que al leerlas me doy cuenta por vez primera del énfasis que Mark Millar dio a los elementos visuales, a la espectacularidad y a la emotividad en un producto netamente de intención comercial, y descartando aquellas oportunidades narrativas relacionadas con una reflexión profunda de la ideología y las motivaciones psicológicas que mueven a los personajes principales y secundarios. Ambos autores representan polos opuestos, pero cuyo manejo del lenguaje y estilo consigue los mismos objetivos:

“Lo que Mark Millar terminó escribiendo y lo que a mí me parecía más interesante de Civil War eran dos cosas distintas. Le pregunté si iba a hacer una historia en donde Iron Man discute frente al cadáver de Cap. Él no tenía ningún interés en hacerlo, pero pensé que eso era la mejor parte de todo.

Era la confesión; la razón por la que la Guerra Civil sucedió. Son las oportunidades desperdiciadas. Es sobre alguien que lleva una pesada loza sobre su espalda. Se trata de un montón de cosas.

Existían elementos emocionales en los personajes que para nosotros como creadores eran de todos conocidos, pero me preguntaba si estaban siendo expresados correctamente en la historia. El problema con dichos elementos era que debían tener cierto énfasis. No existía ningún espacio dentro de la narrativa para admitir las cosas que tenían que confesarse. Fue así que llevé este tema a la mesa durante nuestras reuniones.

Fue entonces cuando dije finalmente: “¿Te das cuenta de que nunca se ha hablado con los lectores de esa manera?” Era una idea importante, y que acompañó a otros aspectos emocionales acerca de los personajes, pero Mark Millar tenía toda la razón de no incluirlas dentro de Civil War.

Ahora que todo había terminado, debería de crearse ese espacio donde lo no dicho se habla y se vincule con las preguntas que la gente tiene sobre las inherentes convicciones y motivos que había detrás.

Entonces miré alrededor de la habitación, y me di cuenta de que acababa de meterme en algo que en un principio no tenía la intención de escribir. Pensé entonces que Alex (Maleev) era perfecto para esto. También porque hicimos juntos el preludio y esto lleva a una agradable simetría. Era una simetría no planificada. Y sin duda fue de lo mejor que Alex ha hecho en toda su vida. El coloreó la primera mitad y fue asombroso. Las imágenes que creó a partir de este guión fueron realmente inquietantes.”

Ahora que mencionamos esta disonancia en los estilos e intenciones de estos dos destacadísimos autores, vale la pena confrontarlos. A continuación presentamos la propuesta original de Civil War escrita por Mark Millar en el año 2005. En este borrador podemos ver la diferencia ABISMAL entre las ideas iniciales y el material finalmente publicado, así como también el hecho de incluir al personaje de HULK dentro de la historia (algo que fue descartado completamente), así como también el énfasis en el viacrucis del héroe Speedball (algo que fue prominente en FRONT LINE mas no en la miniserie principal), el destino final de Captain America y muchos otros detalles:

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… Y UN PRINCIPIO

El nuevo Marvel estaba por comenzar, con dos bandos en polos opuestos y bajo una política de tolerancia cero hacia los héroes no adheridos a la ley. La geografía norteamericana había cambiado radicalmente con la introducción de la Iniciativa de los 50 Estados, así como el ambiente de paranoia y desconfianza era palpable. Las ideas que Mark Millar había establecido en las últimas páginas de Civil War #7 estaban tomando forma:

“Cuando dije que me gustaría escribir un crossover veraniego para Marvel, desde el principio mencioné que sólo valía la pena hacerlo si eso significaba que podría utilizar a ese comic como una forma de darle un cambio de imagen a la línea editorial.

Yo tenía una idea para un comic de autor llamado “La Iniciativa”, que incluía a un superhéroe o a un súper equipo en todos los Estados, pero decidí que podría ser una buena plantilla para el Universo Marvel. Siendo escocés, me parecía un poco raro que la Costa Este tuviera a un número desproporcionado de súper-personas.

INITIATIVE

Esto parecía una buena forma de renovar a un montón de personajes y equipos actuales, y en Marvel estaban muy abiertos a esto porque tenían cerca de 4,700 propiedades o lo que sea, pero sólo un cierto número de ellos estaban activos.

Yo tenía una idea para los Champions, para un nuevo libro de los Defensores; tuve otra idea de un grupo de héroes que huían a Canadá para formar al sucesor de Alpha Flight y así sucesivamente. Estas ideas no se trataron enormemente dentro de la serie en sí y con esto los equipos creativos se verían beneficiados al darles su propia identidad a estos títulos, que es como debe ser.

La Guerra Civil le daría a esos comics una oportunidad a medida de que la línea editorial sufría una amplia renovación.”

Es así como llega al mercado otro one-shot que servía como un magnífico primer a este nuevo universo de ficción: “Civil War: The Initiative”, escrito por Brian Bendis y Warren Ellis, y con arte de Marc Silvestri, un súper estelar dibujante que regresaba a los comics de Marvel tras una ausencia prolongada, siendo él dueño de la publicadora independiente de Tow Cow Productions.

Este comic presenta una historia corta de los nuevos Thunderbolts por Warren Ellis, el nuevo status quo de los Avengers de Bendis (los pro-registro y los renegados), así como también previews de los siguientes comics: Iron Man Vol. 4 #15, Captain America Vol. 5 #25, Mighty Avengers #1, Omega Flight #1 y Avengers: The Initiative #1.

Civil War: The Initiative—El bando vencedor se dispone a forjar una nueva era.

En el caso de los Tbolts, se nos da un entremés bastante divertido de lo que Ellis tiene en mente para el grupo de villanos al servicio del gobierno, haciendo evidente su interés por analizar el impacto de los medios que santifican a un bizarro grupo de maniáticos y con ello presentarlos a las masas como “blancas palomitas” y campeones del orden público.

Para Mark Millar, la idea de tener a alguien como Ellis detrás de uno de los comics emblemáticos en la era post-Civil War representaba muchísimo:

“Parte de la Iniciativa de los 50 Estados implica la unión de escritores, artistas y científicos para energizar tanto a nombres y héroes antiguos para el Siglo XXI. Los nuevos Thunderbolts fue el primero de ellos, quienes pasaron a ser “nivel-Vengadores”.

Mi única recomendación era lo establecido en la Guerra Civil, donde el equipo de Tony arma a este nuevo equipo de súper-villanos para ayudar en situaciones imposibles. Obviamente, el público se pondría como energúmeno si se enteraran que Bullseye estaba en un súper-equipo, pero estos tipos son ultra secretos y como explica Stark son un recurso increíble para un problema a corto plazo.

Thunderbolts siempre fue planeado para ser el mismo, sólo dándoles un line-up post-Guerra Civil para ayudar a las ventas y tomar al título en una nueva dirección. Me enteré un par de meses después de que Warren estaba a bordo. Esto fue una sorpresa porque sé que él prefiere hacer sus propias cosas, pero esto va a ser muy bueno para el comic.

¿Quién más podría ser la mejor opción con un equipo de súper-villanos que este viejo bastardo y cascarrabias inglés? Creo que es un título divertido para escribir y pienso que, dado el elenco de personajes y el equipo creativo, que debe vender arriba de 100,000 copias.”

Y efectivamente, los Tbolts al mando de Warren Ellis (Thunderbolts #110-121) vendieron un promedio de 53,724 copias mensuales, siendo los mejores números de su historia.

Bendis, por otro lado, establece a las primeras de cambio el constante juego del gato y el ratón entre el grupo de Vengadores liderado por Iron Man vs. los Avengers aún leales a Steve Rogers, y que se han escabullido del alcance de las autoridades. Es en los siguientes años en donde se hace notoria esta interacción entre los títulos de Mighty Avengers y New Avengers, dando como resultado arcos argumentales que fueron espectaculares, con equipos artísticos destacados y ambos con una tónica distinta que evitaba en todo momento ser repetitivos. En este sentido, el autor sentenció:

“Estoy muy entusiasmado con lo que la vida me ha dado con este comic, y con ello las historias de los Avengers continuarán. Tengo que decir que estoy muy orgulloso de trabajar para una empresa con los cojones suficientes para tomar este tipo de determinaciones, y haciéndolo tan bien. Usualmente si un título está funcionando, ni le muevas, pero es en la tradición de un Stan Lee el agitar las cosas cuando se están haciendo bien. Estoy muy orgulloso de continuar esta tradición. Hay una razón, hay un propósito y hay un tema. No será el mismo comic como lo es ahora.”

Este amplio comentario que les hemos presentado nos ha ofrecido un espectro variado alrededor del proceso creativo detrás de uno de los crossovers más importantes de los que se tengan memoria, que indudablemente marcó una época y que en definitiva puso de manifiesto que estos personajes a cuatro colores estaban más vivos que nunca en los corazones de los aficionados, quienes se preocuparon verdaderamente por sus vicisitudes y alarmándose por sus conductas disparatadas, pero que se encontraban completamente enganchados con una historia de relativa simpleza aunque llena de un subtexto realmente provocativo.

Marvel se sacó la lotería. Y lo mejor estaba aún por venir.

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