Entre 2004 y 2013, la editorial Marvel Comics dio un salto de fe y le encomendó al autor independiente Brian Michael Bendis el revitalizar a una franquicia venida a menos. Bajo su pluma, el comic de Avengers cruzó un periplo de gran riesgo y controversia, con historias repletas de momentos tanto memorables, emocionantes e infames, que catapultaron tanto al autor, el propio comic y a la publicadora a un cénit narrativo y de ventas sin precedentes, creando relatos definitivos para toda una generación de lectores. La siguiente es una amplia retrospectiva a uno de mejores comics comerciales dentro del siglo XXI.
El segundo arco argumental de Mighty Avengers ofrece muchísimas opiniones encontradas. Un prometedor debut dejó el terreno listo para un segundo grupo de Vengadores enfrascados en combates multicolores con personajes conocidos dentro de su mitología. Paso a paso, Bendis se aproximaba significativamente a un estilo clásico, pero contado bajo herramientas y enfoques narrativos modernos propios del libreto cinematográfico de Hollywood y de la televisión serializada de vanguardia:
“Quería escribir una historia “tradicional”. Además de tener a un muy buen grupo de personajes y de historias, pensé en que si voy a ser escritor de ambos comics, los dos deben sentirse realmente distintos, ambos con estilos argumentales diferentes, y el que iba a usar en Mighty Avengers haría un uso novedoso de la narrativa y los globos de pensamiento. Tendría narración en primera persona y omnisciente, algo que nunca hago.”
Es a partir del año 2010 en donde Bendis adopta en Avengers esquemas más tradicionales, pero que durante los años 2007 al 2009 no eran asimilados por completo:
“Me aseguré que los personajes tuvieran una voz única y un punto de vista que llegara a los lectores de la misma manera que sus acciones dentro de la historia. Usé estas técnicas no por ser retro o descarado, sino que quería intentar cosas nuevas bajo un enfoque moderno.”
No obstante, este segundo relato en las páginas de Mighty Avengers ganó más detractores que adeptos, a medida que el grado de desconcierto de los personajes los orilló a actitudes fuera de lo acostumbrado y a desplantes verdaderamente impredecibles que invitaban a la crítica voraz.
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NEUROSIS E HISTERIA A CUATRO COLORES
En particular esta historia (publicada entre los tomos #8 al 11 de este título) intenta hacer muchas cosas pero al final no logra acertar en ninguna de ellas. En sí, se trata de instantes selectos que ofrecen un entremés a algo más grande, dado que muchos de sus elementos serían retomados por Bendis en el futuro cercano, y esto provoca que estos comics no parezcan servir de mucho.
Sus primeras páginas ofrecen una densa exposición a los eventos que dan forma al crossover de Secret Invasion, a publicarse en el verano del año 2008. Bendis reemplaza sus acostumbrados intercambios con un lento monólogo en voz de su protagonista, Iron Man, que intenta contagiar al comic de la misma paranoia que se respira en las páginas de New Avengers. En este tenor, tenemos una tétrica y efectiva secuencia entre Lindy Reynolds y Tony Stark:
Mighty Avengers #7—La verdad está allá afuera, y los Mighty Avengers no tendrán tiempo para comprenderla del todo, ya que una plaga simbionte ha invadido a Nueva York (!)
Sin embargo, esta intención por una tónica derrotista se ve cortada de tajo una vez que se cumple este propósito de inducir a este comic en los planes a corto plazo de Secret Invasion. Dejamos atrás a las sospechas y la desconfianza para ser engullidos completamente en otra historia, una más cercana al género del terror, cuando un inexplicable ataque biológico azota a la población neoyorkina, que empieza a mutarlos y a transformarlos en los seres conocidos como simbiontes, un concepto surgido en las páginas de los comics de Spider-Man en la década de los noventa.
Esta plaga es llevada a la página impresa por alguien con mucha experiencia dibujando a esta idea, que en su momento fue muy lucrativa para Marvel: se trata nada menos que de Mark Bagley, uno de los artistas definitivos del Hombre Araña. Bagley, siendo un profesional consumado en el medio, ofrece una estética visual 100% de la vieja escuela del comic comercial, con secuencias de gran dinamismo y acrobacias para sus personajes, así como amplio detalle en sus escenografías. Junto a Brian Bendis, ambos completaron la friolera de 111 tomos consecutivos en el comic de Ultimate Spider-Man, un record dentro de la historia de Marvel, equiparable a la inmortal era de Stan Lee y Jack Kirby en el comic de Cuatro Fantásticos.
La narración omnisciente de Iron Man mantiene al mínimo los diálogos bilaterales al que nos tiene acostumbrados el autor, dejando que su artista se luzca con sus coreografías de acción estilizada. A título personal, Bagley es un favorito, siendo su trabajo en Thunderbolts uno de los mejores en su larga carrera para esta casa editora. Sin embargo, estoy convencido de que sus mejores trazos han sido aquellos entintados por el veterano y súper estelar Scott Hanna, y en este como en muchos otros casos es notorio que el arte de Bagley sufre muchísimo sin ellos, volviéndose planos, sin profundidad y dejando ver acabados poco finos.
Mighty Avengers #8—New Avengers y Mighty Avengers se encuentran en una situación poco esperada. El causante de la plaga de simbiontes se revela.
El comic ofrece momentos que le permiten a su autor el acentuar los nexos entre esta serie con su título hermano de New Avengers. Para quienes han seguido de cerca el plan maestro de Bendis desde un principio esto no fue un problema, siendo estas intersecciones un valor agregado en su lectura y que recompensan a su lealtad. En contraste, para los que leyeron solamente alguna de ellas el grado de intrusión puede considerarse un poco molesto, pero no hacía más que despertar su curiosidad por enterarse de todos sus pormenores.
“For those looking for connections between the two books, you’ll see the same scene, which directly affects both titles, from two different angles.”
— Bendis.
En esta ocasión, la saga se mezcla brevemente en su tomo #8 con New Avengers #36, en donde ambos equipos cooperan para contener la infestación de simbiontes. Iron Man logra aislar el contagio y acabar con la amenaza, por lo que ambos grupos se ven en una situación incómoda que los lleva a una tregua en silencio mientras ayudan y tranquilizan a la gente en las calles.
Mighty Avengers #9—Iron Man toca las puertas de Victor Von Doom, quien a su vez se encuentra tomando lecciones de magia siglos atrás. Las cosas se complican.
Acto seguido, llegamos a la mitad de este relato y de nueva cuenta se hace un cambio en la tesitura, esta vez para incursionar en un híbrido muy raro que mezcla elementos propios de la ciencia ficción con un guión sumamente dispar que se vuelve irónico, sarcástico y auto-consciente, en donde sus protagonistas se ven víctimas de una psicosis a medida que situaciones extremas los llevan a reclamar, gimotear y vociferar su mala fortuna, siendo héroes y villanos un manojo de nervios que los llevan a perder la paciencia paulatinamente.
El ataque simbionte resulta ser una consecuencia del ataque de Ultron en el arco argumental anterior. Siendo propiedad de Dr. Doom, la plaga se libera en la atmósfera por debajo de sus narices, por lo que el hecho de tener a los Avengers a las puertas de su castillo lo llevan prácticamente a enloquecer, y a comportarse fuera de sus cabales. Esta actitud “fuera de personaje” fue evidente en los ojos de los lectores, y que de manera increíble se fue contagiando en todos los héroes a la vez.
Mighty Avengers #10—Es la Era de Plata de Marvel Comics, y Sentry deberá vencer sus miedos si desea volver a casa. Sólo diremos una cosa más: ¡Es hora de golpear!
Bajo una serie de splash pages, Bagley se vuela la barda al hacer todo un espectáculo de demolición a medida que los Avengers se mueven entre las líneas de defensa del castillo Doom. Tangencialmente, Bendis introduce una breve secuencia que se suscita en el pasado lejano en la época medieval, cuando Doom buscaba a la hechicera Morgan le Fey para obtener conocimiento arcano. Esta trama se exploraría con mayor detalle y notable ambición en las páginas de Dark Avengers.
Este divertido y sugerente paréntesis fue ilustrado de forma notable por el alemán Marko Djurdjevic, un artista multimedia cuya interpretación de los personajes de Marvel lo llevó a ser un favorito de los fans, ofreciendo tanto portadas como arte en interiores sumamente dinámicos y con texturas de colores que le daban a sus obras una atmósfera épica y presencia sin igual. Paulatinamente, Djurdjevic se fue cansando de una constante intervención editorial en sus creaciones, por lo que decide dejar a la industria por un largo tiempo a partir del año 2011.
Sentry, Iron Man y Doom son enviados accidentalmente al pasado, y Bendis acomoda sus diálogos acorde a esto para hacer sentir al lector que está siendo transportado a una época romántica en el comic de superhéroes. El autor introduce brevemente una situación la cual nos remite al ya lejano New Avengers #8, publicado en junio de 2005, en donde Sentry y The Void tienen una breve pelea, siendo un guiño muy sutil para quienes han leído a esta saga desde el principio. Para sorpresa de todos, Bendis volvería a expandir esta escena desde otro punto de vista en las páginas de Mighty Avengers #14.
Mighty Avengers #11—El asalto final entre Dr. Doom y los Avengers comienza. Además: Spider-Woman tiene un as bajo la manga. Las clases de magia terminaron.
El colorista Justin Ponsor añade texturas en forma de “trama de puntos”, o también llamados “puntos Ben Day”, que denotan un look degradado sobre la imagen, propio de los comics impresos en papel de baja calidad. De igual manera, en las orillas se colocan rotulaciones que brevemente emulan el formato de los comics de la Marvel en los 70s, donde se publicitan brevemente historias de los comics de la época. De la misma manera que en la película de Back to the Future de 1985, la avería de un “condensador de flujos” es la causa del predicamento de los personajes, por lo que tienen que encontrar la manera de trabajar juntos para volver a casa. A pesar de que estos detalles hacen a estos comics divertidos y ocurrentes, no dejan de ser elementos que nos distraen de la narrativa.
La neurosis e histeria crecen a pasos agigantados, una vez que Doom y compañía regresan al presente. Bendis somete a sus personajes a una serie de intercambios que crisparon los nervios de los fanboys, Para muestra basta un botón:
ZOMG. Finalmente, Spider-Woman usa sus poderes de manipulación de energía para liberar a sus compañeros. Esta descomunal conveniencia en el plot es aprovechada por Sentry, quien logra someter a Doom y darles el triunfo a los héroes. Lejos de celebrar, Black Widow pone el dedo en la llaga y cuestiona los recientes poderes aumentados de Jessica Drew, pero ella minimiza este detalle y le pide que disfrute el momento.
Así, este desplante de psicosis y chauvinismo llega a su clímax en lo que parece un claro Deus Ex Machina.
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COLOFÓN
Así, concluye una historia que lejos de ser especial se aleja mucho de la mística a la que nos tienen acostumbrados los comics de Avengers de Bendis, en donde se conjugan diálogos en ritmos cadenciosos, giros en la trama descomunales, desarrollos significativos de personajes, así como sorpresas y puntos de quiebre que prometen cosas mucho mejores.
Quizás sea resultado de una imposición editorial por sacar a Doom fuera de la jugada por un buen rato, siendo que sería utilizado por Mark Millar durante su tenor en el comic de Fantastic Four entre 2008 y 2009. Mighty Avengers se presenta entonces a manera de un preámbulo amplio al que fuera un polémico y posteriormente desdeñado arco argumental por parte de Millar, titulado “Doom’s Master”.
Doom tras las rejas en Fantastic Four #566. Arte por Bryan Hitch.
¿Quizás el fin justifica los medios? Pues no. Mighty Avengers #8 al 11 es un collage en cinco capítulos que sí ofrece momentos interesantes, pero el limitado tiempo dedicado a cada uno de ellos no les permite ser realmente memorables. Se ve una intención de aventurarse en diversos géneros o fórmulas literarias—parte blockbuster de acción, sutil horror y psicodrama, extraños viajes en el tiempo, brevísimo thriller conspiratorio, así como elementos de parodia o pastiche de los comics de antaño—pero nunca se alcanza a manifestar una solidez narrativa en ninguna de ellas, y eso siempre será muy importante. Para los fanboys de esa época, Bendis seguía siendo un enfant terrible, quien solamente despedazaba a sus personajes predilectos.
Sin embargo e irónicamente, los altos índices de ventas demostraban que había una audiencia dispuesta a seguirlo hasta el final. Para el beneficio de este título, Bendis reconfigura su rumbo y durante las siguientes nueve entregas se mete de lleno a explicar detalle a detalle todos los misterios no resueltos sobre la infiltración Skrull en el universo de comics de la Marvel.
Secret Invasion ya está aquí.