En estos tiempos bajo el COVID-19, la reactivación de la economía mundial es hasta el momento una moneda al aire, y probablemente será una cuestión a considerar en el largo plazo. El mundo del comic quedó en un estado de vulnerabilidad dado su estatus como actividad económica no esencial, pero esto no ha detenido al círculo de profesionales a hacer lo posible por subsistir: diversos artistas han realizado eventos benéficos online, se han recabado subsidios para apoyar a los propietarios de tiendas en dificultades, y los detallistas de mayor experiencia se han puesto a formular planes concretos para revitalizar al modelo de negocio actual (y bajo el sugerente título de “This Market, This Monster”), eliminando prácticas que han impedido en años recientes la creación de un sistema sustentable y de beneficio común
Sin embargo, se pueden notar algunas ideas que como un todo traen beneficio para ciertos sectores y que de paso reducen la oferta de mercado. El hecho de fortalecer al comic mensual en formato de 22 páginas por encima del tomo recopilatorio no me parece una mala idea, pero este esfuerzo debe incidir primero en incrementar el nivel de calidad de sus contenidos. ¿Qué caso tiene comprar solo tomos individuales si las historias siguen escribiéndose por comité y sin una clara visión autoral, sin opciones para nuevos lectores y con un arte secuencial sumamente mediocre o por un round-robin de artistas? Y no se diga de aquellos que no pueden mantener deadlines de manera consistente. ¿Por qué no se puede forzar al mainstream a adoptar a la novela gráfica como el reemplazo definitivo de la historieta? Tantas veces se ha dicho que su tamaño y conteo de páginas lo ponen en desventaja con otras publicaciones en los anaqueles, y no se hace nada al respecto.
¿Por qué no se fortalece el contenido a un precio justo? ¿O no me digan que no estamos dispuestos a pagar más por un producto que realmente lo vale? Cosa que al día de hoy dista mucho de ser realidad.
¿Por qué queremos hacer crossovers inter-compañías si cada publicadora puede tener para ellas un mes completo y ofreciendo cosas más allá de la media? ¿Por qué no evolucionamos el formato y justificamos por vez primera esta alza paulatina de precios?
¿Por qué no promovemos un mercado digital inteligente que empuje a sus consumidores a darle un vistazo a la oferta física? Por primera vez investiguemos qué contenidos son los exactos para la gente de a pie/público casual y entreguémoslo de la forma más sencilla posible y con las herramientas publicitarias correctas. Por fin hagamos una sinergia entre el comic y su contraparte multimedia para que estén disponibles al mismo tiempo, con el nivel de calidad más alto y con un precio acorde al mercado y costos de manufactura.
También hay que pensar en la manera de romper o darle la vuelta a las prácticas monopólicas que dejaron a los detallistas en callejones sin salida.
Basta ya de saturar al mismo comic con versiones alternativas que solo llevan a una meta de volumen. Hay que diversificar la oferta; hay que pensar en hacer eficiente el esquema de print-on-demand y las ventas por catálogo. Hay que remover el sectarismo enfermizo y el gatekeeping, que solo reducen la captación de nuevos clientes y hacen más pequeño a este gran mercado. Hay que limitar a los eventos y hacer del interior del comic mensual y/o semanal un evento por sí mismo, con autores que sepan cómo darle un giro de tuerca a las fórmulas y no escriban bajo la influencia de la nostalgia—“comics de pensamiento lateral”, ni más ni menos.
Pero por sobre todas las cosas hay que dejar atrás el feudalismo de unos cuantos y explotar al unísono a todos los puntos de entrada que el Noveno Arte tiene por ofrecer.