A continuación presentamos un estudio in depth de SECRET WARRIORS, una serie de comics publicada por la editorial Marvel entre febrero de 2009 y julio de 2011, siendo una de las obras más importantes para su autor, Jonathan Hickman, dentro del mainstream.
Esta saga contó con excelentes dosis de suspenso, intriga conspiratoria y acción estilizada, y sobre la cual Hickman ejecutó con gran visión y audacia un plan maestro a largo plazo repleto de misterios, sorpresas, drama y emociones, ofreciendo además múltiples perspectivas y contrastando los puntos de vista de su amplio ensamble de personajes.
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SINOPSIS
Secret Warriors #24-28
“Wheels within wheels”
Escrito por Jonathan Hickman
Arte por Alessandro Vitti & David Márquez (#24 pp. 2-19)
Color por Imaginary Friends Studio
Portadas por Paul Renaud
Publicado por Marvel Comics entre marzo y julio de 2011
El Equipo Gris, comandado por Mikel Fury, se sacrifica para destruir a las bases restantes de Hydra, liquidando al general Hive en el proceso. Devastado por la trágica noticia, Nick Fury es sorprendido y apresado por Kraken, quien tiene cautivo al Barón Strucker. Ambos son confrontados en una misma habitación, y es aquí donde se revela que Kraken es nada menos que Jake Fury, quien ha estado encubierto dentro de las filas de Hydra durante años. Strucker se da cuenta de que jamás tuvo a S.H.I.E.L.D. bajo su control: Nick y el Profesor diseñaron un ardid tecnológico para hacerle creer esto. Hydra ha sido inoperante y predecible desde entonces.
Tras esto, Fury ejecuta a Strucker. Leviathan es destruido tras un ataque sorpresa de Nick y el Profesor, dejando a un Orion completamente diezmado. El Senado de los Estados Unidos aprueba un fondo económico para reactivar la Seguridad Nacional e Internacional. Fury se hace a un lado, designando a Daisy Johnson como su reemplazo, reuniendo además a los soldados sobrevivientes.
Captain America y Fury tienen una emotiva reunión, en donde Cap le hace ver a su amigo su respeto, orgullo y admiración. Nick se reencuentra con Contessa, quien se entrega a las autoridades con la esperanza de olvidar su pasado y declararle su amor a Fury. Nuestro héroe se dispone a sacarla de la cárcel. Entre la muchedumbre, se logra ver a una figura familiar al lado de Nick… ¿Alexander?
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REVIEW
Como un todo, Secret Warriors presentó una trama sumamente envolvente, la cual ofreció una de las cualidades más importantes para la ficción serializada: el facilitarle a su audiencia la posibilidad de la relectura cuidadosa, dando la alternativa de encontrar nuevas pistas y mensajes que en un inicio parecían desapercibidos.
Otro de sus puntos positivos fue el crear una nueva mitología alrededor de Nick Fury, donde se reinterpretan, descartan y reescriben capítulos de ediciones previas que mostraban inconsistencias, dejando intacta y como piedra angular sus apariciones iniciales. Prácticamente, la ‘Era Steranko’ de los sesentas se convierte en su plataforma de lanzamiento, y a partir de ella Jonathan Hickman aprovechó sus mejores cualidades para crear misterios y sucesos con una justificación sólida. En este rubro, Secret Warriors se convirtió en la obra definitiva sobre Fury y su universo de personajes, y desde su primera hasta su última página condensó de una forma sencilla y divertida su naturaleza rebelde.
“Wheels within Wheels” finalizó esta epopeya arrojando una mezcla de emociones sumamente interesantes, en donde el escritor conjugó momentos inesperados, sorpresas que podrían resultar inverosímiles, así como una conclusión plenamente satisfactoria.
Este arco argumental inició de una manera bastante abrupta, donde en el tomo número 24 el autor construyó un backstory simplemente sublime para el Equipo Gris, al mando del hijo de Nick Fury, Mikel. El deseo de aprobación del muchacho fue suficiente para hacerle olvidar todo conflicto que pudo haber entre él y su padre. Acto seguido, Mikel ensambla a su grupo de soldados, los cuales por sí mismos fueron fascinantes a pesar de lo breve que fue su introducción. El esfuerzo artístico de David Márquez en estas secuencias fue sensacional, capturando el entusiasmo juvenil de estos peculiares individuos, con expresiones faciales que nos transmitieron de manera genuina sus sentimientos, temores e insatisfacciones. Este tomo polarizó opiniones al momento de que el escritor dispuso de este atrayente grupo en solamente un par de páginas.
El autor justificó este poco ortodoxo camino de la siguiente forma: “the one thing I would not have changed is that you would never have seen the 13 (characters) that were introduced and killed in one issue, because that was evil, and that was the point.”
Estas razones resultaron acertadas, ya que el pesimismo aumentó sobremanera en las siguientes entregas, siendo el objetivo de esta sorpresiva masacre. Aún y cuando una posición de debate sobre los métodos de Fury nunca fue abierta por ninguno de los miembros del reparto, el gran pesar que lo embargó fue notable, gracias al acertado trabajo de Alessandro Vitti en páginas posteriores.
El resultado final de la lucha del protagonista contra Hydra y Leviathan no lo llevó a un triunfo que valiera la pena presumir o enarbolar. Desecho, Fury contempló el “éxito” de una forma miserable, vacía.
“Issue #25 is the flashback to all the Zodiac stuff and how everybody ties together, which is the unfolding of the story and lets people understand what’s been going on all along. Then issue #26 is the massive conclusion to all the little mysteries and cliffhangers. The issue is filled with double and triple crosses and all the typical, traditional spy story elements.”— Hickman.
A través de atractivos flashbacks, la historia resolvió en su recta final a las interrogantes más importantes acerca de esta guerra secreta que se ha extendido entre estos personajes desde décadas atrás. El Zodiac Event por fin fue explicado, y aunque su desarrollo y repercusiones no tuvieron para nosotros un impacto contundente, reflejaron un grado de estudio concienzudo por parte del guionista para darle un giro interesante y de 360 grados a toda la mitología acuñada en los comics de S.H.I.E.L.D. publicados en los 60s, y que marcaron las primeras apariciones de estos personajes.
Reunidos por el misterioso Aries en la base secreta de Pieta, Fury, su hermano Jake, Strucker, Magadan, Orion, Shoji Soma, Kraken, Dugan, John Garrett, el “Profesor” y Cornelius Van Lunt (el clásico villano conocido como Taurus) se convirtieron en recipientes de la atención de este individuo, quien les ofreció los medios para obtener sus más profundos deseos.
Divididos en equipos, son encomendados a recuperar una fuente de poder extraterrestre, asegurar un lote de cámaras de criogenia y obtener de una catacumba un medio tecnológico inusual. De estas tres misiones la única que fracasa es la de Nick Fury en la catacumba. Todos son reunidos para probar la tecnología adquirida, pero son traicionados por Orion y Magadan.
Strucker y Soma logran vengarse, quitándoles la fuente de poder y dejando a Orion y a su ejército en animación suspendida. Soma deja esta tecnología bajo la protección del legendario Clan Yashida en Japón. El enigmático Aries no le provee de respuestas contundentes a Nick del por qué los llamó a ser testigos de este juego de consecuencias fatales. Desde entonces, Nick ha dedicado su vida a detener a Hydra y sus planes maléficos.
A partir de dicho momento, se nos define un curso de colisión mezclando de manera efectiva a la ciencia ficción y al espionaje, atando a la narrativa de Secret Warriors con la de S.H.I.E.L.D. (2010-2018), y cuyos eventos fueron publicados a la par por la editorial, mostrando a los lectores de ambas series la decadencia de la legendaria Hermandad, la cual y en sus últimos años de existencia les cedió la estafeta a estos hombres ambiciosos dentro del mundo de los servicios de inteligencia.
Aunque el texto nunca expuso la verdadera identidad de Aries, quienes han seguido la obra de Hickman en Marvel supieron de antemano que este hombre fue Leonardo da Vinci, uno de los protagonistas principales de la serie de S.H.I.E.L.D. Sus acciones fueron claves para convertirse el nexo entre la historia antigua y la transformación que sufre la Hermandad en los años 60s, dando lugar a la creación de la agencia de contraespionaje que fuera presidida por Fury durante cuatro décadas.
De igual forma, Secret Warriors #25 y 26 explican la forma en la cual Nick pierde su ojo, además de relatar el destino final de Jake Fury y de los demás miembros de la Rueda Zodiacal, así como también el contenido de la misteriosa caja y el por qué Leviathan quedó inactivo hasta nuestros días.
Resulta curioso el caso del hermano de Nick, cuya presencia relativamente corta se volvió trascendental. Quizás esto nos lleve a un dejo de incredulidad, pero sin lugar a dudas no había otra elección si teníamos que adivinar la identidad de Kraken. Hickman ofreció respuestas a interrogantes que se habían formado desde los primeros dos arcos argumentales, haciendo que la figura de Jake Fury tomase un lugar prominente.
También, el autor ofrece una explicación que dio origen a la tecnología de nombre “Life Model Decoy” (duplicados legendarios surgidos desde las épocas de Stan Lee y Jim Steranko), dando como resultado un detalle narrativamente crucial que justificó la presencia de Jake Fury como un aliado de su hermano Nick en la actualidad—en los comics de antaño, Jake siempre fue colocado como un antagonista. Estos pequeños guiños sin duda alguna emocionaron a los lectores incondicionales.
“Issue #27 was going to be the last issue, but I’ve turned in too big of a script, so we had to split it. Issue #27 is fallout of everything that has been happening throughout the series and issue #28 is kind of a finale where we see what happens to the few remaining people that make it out alive.”— Hickman.
La mayor sorpresa de esta historia fue sin duda el hecho de que Hydra nunca tuvo control sobre S.H.I.E.L.D., siendo esto un engaño soberbio del protagonista para poder monitorear de cerca a las operaciones de sus enemigos. De una forma elegante, Hickman agotó toda la suspensión de la incredulidad de su audiencia, ofreciéndoles una respuesta rotunda y concreta del por qué las fuerzas de Hydra han sido siempre inoperantes a lo largo de todas sus apariciones publicadas en los comics de Marvel.
El marco conceptual ofrecido en estos comics fue sin lugar a dudas una explicación simple y contundente, jugando con los parámetros dentro de la continuidad oficial e interna de la serie, ofreciendo insights que demostraron los frutos de un plan a largo plazo que mantuvieron tanto a Fury y a S.H.I.E.L.D. a salvo de cambios radicales e irreparables, dejando de lado cualquier controversia que pudiese existir tras las revelaciones surgidas en Secret Warriors #1.
Fue interesante apreciar como Hickman dispuso cerebralmente de personajes como Orion, Viper y Gorgon. En Secret Warriors #28 el autor los liberó de las ataduras y nexos con su narrativa, dejándolos con un futuro prometedor en proyectos editoriales dentro de Marvel (“…I eliminated the organization… now he’s just another superpowered bad guy in a world full of overpowered good guys. Which really makes him someone else’s concern…”).
Resalta sin lugar a dudas la última página del tomo #26, la cual nos hizo recordar a la conclusión del propio Secret Warriors #1. Invirtiendo papeles, el protagonista logró finalmente ganarle la partida a su némesis, cuyo desenlace violento fue adecuado de acuerdo a lo visto a lo largo de la saga, logrando un sentido de elipsis que se puso de manifiesto al hacer referencia al propio Prólogo de la serie (en Dark Reign: New Nation), el cual hizo hincapié en los esfuerzos y sacrificios de Nick Fury, cuyo semblante solemne al final de la batalla fue un acertado tributo para todos aquellos que dieron su vida para lograr dicho triunfo.
El desenlace de esta gran saga nos presentó un nuevo status quo tanto interesante e impredecible, libre de un bagaje al cual se le ha dado un cierre sumamente digno. La estafeta generacional nos dejó sobre el tintero a nuevos personajes dispuestos a hacer lo correcto y con la esperanza de no sacrificar a su moral en el proceso.
Quizás el aspecto negativo más importante dentro de esta obra fue que no se tuvo el espacio suficiente para proyectar a todas las ideas establecidas en su ‘biblia’ original, incluyendo desarrollos profundos de sus personajes secundarios y el uso de todos los extravagantes escenarios que estas facciones en guerra mantuvieron ocultos alrededor del mundo. El comic presentó en sus páginas un mundo abierto el cual se mantuvo en gran parte inexplorado. La serie quedó a deber sobre todo en ampliar el tiempo en escena de las ‘Crisálidas’, ya sea para exponer a sus motivaciones, orígenes, potencial y su visión del mundo.
En lo que pudimos apreciar sobre la página impresa, denotamos claramente un apego a la amistad y lealtad en el Equipo Blanco, con voces que cuestionaron a la autoridad en diversos momentos. El Equipo Negro en una muy breve secuencia se mencionó que era un grupo insurrecto sumamente violento y renuente a la disciplina. Por otro lado, el Equipo Gris se definió como una serie de personalidades dispares—llenos de dudas, hastío, curiosidad y conformismo—pero cuya unión como grupo los llevó a encontrar una dirección y un nuevo significado para sus vidas, a pesar de encontrar un destino final sumamente trágico.
Desafortunadamente en el caso de Fury, nunca se establece explícitamente en el texto una posición de debate sobre sus acciones—repletas de juegos mentales, manipulaciones y sacrificio de vidas humanas a discreción. La balanza moral en la ejecución de su “Plan” quedó a consideración del lector en todo momento, donde el arco de “The Last Ride of the Howling Commandos” fue el único momento en donde se dejó claro y con gran solemnidad las consecuencias de esta guerra y el peso sobre los hombros que carga este personaje. Definitivamente dicha historia corta fue el momento más importante y que destiló la naturaleza de la serie en formas tanto directas como sutiles, a nivel personal, político e ideológico.
En el aspecto artístico, Secret Warriors tuvo un ensamble de dibujantes y coloristas que mantuvo en la mayoría del tiempo una consistencia estética, trazando una línea firme entre los momentos de intriga con acción frenética y estilizada.
Los esfuerzos colectivos de Stefano Caselli, Alessandro Vitti, Ed McGuinness y Tom Palmer, Gianluca Gugliotta, Mirko Colak y David Márquez presentaron vistas tanto espectaculares como solemnes, con atmósferas relajadas y de alta tensión. El lenguaje corporal utilizado en al arte denotó emociones en contraste tales como suspenso, miedo, sufrimiento, humor, salvajismo, ira, sorpresa y resignación. La paleta de colores tanto de Daniele Rudoni, Sunny Gho, Imaginary Friends Studio, Chris Sotomayor y José Villarrubia acertó con una selección cromática que dio énfasis a los instantes de misterio y pesadumbre con tonos estériles, y a las secuencias de acción con brillante pirotecnia.
De igual forma, el propio Hickman hizo gala de su característica habilidad para abstraer información y presentarla en base a elementos gráficos muy bien logrados: diagramas, mapas mundi, listas organizadas, simbología e infoboxes, acompañados por una efectiva tipografía y gran diseño de portadas cuya composición le inyectó al comic una presencia interesante y uniforme, sobresaliendo de entre las demás series del catálogo de Marvel Comics.
Secret Warriors fue una narrativa de singular elegancia y de múltiples niveles de contenido, la cual contuvo a todos los elementos necesarios para convertirla con el paso del tiempo en una de las sagas de culto más importantes de Marvel Comics en este siglo XXI; un proyecto exitoso que combinó a lo nostálgico y a lo moderno bajo una misión y visión firmes, consolidando a la figura de Hickman como una talentosa presencia dentro de la industria, dando por sentado una sólida carrera y de un potencial enorme.
“Readers are currently demanding our very best and, in fact, they deserve something more—not just momentary escapism, or untimely (or unwanted/unneeded) enlightenment, but a narrative journey that engages on both an emotional and intellectual level. For my first long format work ever I’m pretty happy with the way I navigated things. Considering that a lot of this was me learning to drive the car, I’m happy I didn’t wreck it and at least I didn’t kill anyone. When you add in ‘The List’ special, and the ‘Siege’ and ‘Dark Reign’ stories, Secret Warriors will have run for about 30 issues. Those issues were my schooling in mainstream comics. I think that I did a good job. I think that the book had a quality that we’ve pretty much maintained throughout.”
— Jonathan Hickman.
NUNQUAM OBLITI. NUNQUAM VICTI.