The world needs me to fix it

El comic de “Dark Avengers” marca el momento cumbre en la aventura literaria de Brian Bendis con los Vengadores de Marvel.

Entre 2004 y 2013, la editorial Marvel Comics dio un salto de fe y le encomendó al autor independiente Brian Michael Bendis el revitalizar a una franquicia venida a menos. Bajo su pluma, el comic de Avengers cruzó un periplo de gran riesgo y controversia, con historias repletas de momentos tanto memorables, emocionantes e infames, que catapultaron tanto al autor, el propio comic y a la publicadora a un cénit narrativo y de ventas sin precedentes, creando relatos definitivos para toda una generación de lectores. La siguiente es una amplia retrospectiva a uno de mejores comics comerciales dentro del siglo XXI.

“I got to go write my Warren Ellis fan fiction. So that’s great. So yeah, that’s where we ended up.”
— Brian Michael Bendis.

Dark Avengers es en definitiva lo mejor que Brian Michael Bendis ha escrito a lo largo de toda su carrera en Marvel Comics. Absolutamente ninguna de sus otras obras para esta editorial (y que han sido más que sobresalientes y controversiales) han alcanzado la claridad argumental, brillante caracterización y el impacto emocional de esta historia, contada a lo largo de 16 tomos entre marzo de 2009 a junio de 2010.

Si hiciésemos una terna de sus trabajos más memorables, serían “Decalogue” y “The Murdock Papers” (ambos en el comic de Daredevil) los que ocuparían sin lugar a dudas un espacio de honor.

Surgido de las páginas del evento Dark Reign, este título continúa la crónica del ascenso al poder de Norman Osborn, el villanísimo Duende Verde, quien ha manipulado los hechos para verse ante el público como el héroe que detuvo a la invasión extraterrestre Skrull, disolviendo a la agencia de seguridad S.H.I.E.L.D. para crear a la corrupta organización anti-terrorista HAMMER. Osborn le arrebata la franquicia de los Avengers a Iron Man, creando de esta manera a su propio grupo de Vengadores. Sin embargo, y a pesar de que el buen Norman tenga al mundo en sus manos, diversos factores externos amenazan constantemente a su reinado, y numerosos grupos de superhéroes se rehúsan a reconocer su mandato.

Bajo el slogan de “Accept Change”, Dark Avengers irrumpe con fuerza en el calendario de publicaciones de la Marvel, poniendo sobre la mesa una serie de interrogantes más que sugerentes para el lector: ¿Cuánto tardará en romperse la burbuja que aloja a los sueños de grandeza de Norman Osborn? ¿Cuánto tiempo más podrán estos flamantes ‘Anti-Vengadores’ contener a sus impulsos malignos? ¿La gente se dará cuenta de su error al entregarles el mundo entero a un grupo de maniáticos?

Dark Avengers se beneficia enormemente por ser un relato compacto, librándose por completo de largas pausas y preámbulos innecesarios entre capítulos—siendo detalles que Bendis acostumbra llenar en sus narrativas— y que los detractores de este escritor consideran como uno de sus vicios más notables.

Paulatinamente, el autor atrapa a su audiencia a través del uso excelso de un reparto de personajes que fue más que inusual y entrañable, y que en conjunto le otorgan a esta historia una serie de momentos tanto chuscos como sobrecogedores, además de atmósferas sumamente siniestras, acción estilizada y de alto octanaje, suspenso sofisticado y situaciones repletas de alto riesgo, desesperación, realización y destino, con un notable sentido de desolación y pérdida. Todos estos elementos nos van arrastrando a un crescendo de grandes consecuencias, y el cual nos abre paso al último acto de este magnum opus que Bendis ha confeccionado desde que tomó las riendas de esta franquicia en el ya lejano 2004.

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LOS NUEVOS HÉROES

Cuando se habla de Dark Avengers se debe traer a colación de forma irremediable a una de sus influencias más notables: los comics de Thunderbolts escritos por el británico Warren Ellis entre 2007 y 2008. El hecho de que Bendis llame a su obra un “fan fiction” nos dice mucho de su honestidad y profesionalismo, dado que nunca escondió su intención de hacer de este título un compañero o sucesor espiritual de aquella memorable saga.

Bajo la pluma de Ellis, Thunderbolts tomó una fisonomía muy especial, única, con una visión autoral que lo desprendía sobremanera de sus raíces como un comic de superhéroes tradicionalista, para sumergirlo en ambientes lúgubres y torciendo notablemente a su temática clave de villanos en busca de la redención. En opinión personal, considero a esta etapa una notable regresión a su concepto original tras su debut en el mercado en el ya distante año de 1997, siendo un comic de villanos haciéndose pasar por héroes.

Es decir, se aplicaba un back-to-basics bastante agresivo que le dijo adiós a buena parte del grupo de personajes que usualmente aparecía en el título, siendo reemplazados por otros de mayor notoriedad y arrastre comercial. Esto causó obviamente un divorcio total entre los hardcore fans, pero por otro lado tuvo para su beneficio una inyección narrativa de gran novedad, captando a una audiencia mayor y teniendo a su vez las mejores ventas de su historia. Ironías de la vida.

Los también llamados “Ellisbolts” abrazaban por completo a su naturaleza criminal, saliéndose con la suya y tergiversando la verdad ante un público embelesado por una maquinaria propagandística que hacía ver a Norman Osborn y compañía como los protectores de la justicia, a medida que suprimían poco a poco los derechos civiles. Fiel a su estilo, Ellis moldeaba a la ficción para hablar de temas propios de un mundo contemporáneo lleno de adelantos tecnológicos y turbulencias geopolíticas, pero siempre mostrando un atisbo de esperanza por más turbio que fuese el panorama.

Sin embargo, Bendis se interesó más por lo micro que por lo macro. Warren Ellis exploraba la reacción de la gente y de los medios ante la presencia de una inverosímil “Gestapo Superhumana” que con bombo y platillo caminaba impune sobre las calles. Por su parte, Dark Avengers intentó diseccionar con amplio detalle estas tendencias malignas, intentando emular (mas no superar) a la farsa, el cinismo, los monólogos épicos y a la comedia de situación que Ellis plasmó en su guión y que hiciera de esto un sello personal para su obra—siendo elementos argumentales que aligeraban muchísimo los instantes de crueldad y ultra violencia que los Tbolts infligían sobre sus enemigos.

Abandonando a la sátira, Dark Avengers se situó en un término medio, pero moviéndose progresivamente hacia el abismo y a la ausencia total de un péndulo moral para su reparto, beneficiándose enormemente de que ya existía una plantilla narrativa para estos súper villanos, cada uno con personalidades claramente definidas. Así, Osborn (bajo el nombre clave de “Iron Patriot”), Mac Gargan (Venom), Bullseye (Hawkeye) y Moonstone (Ms. Marvel) volvían a intentar ser los ídolos del público pero ahora en una escala global, siendo acompañados en esta ocasión por seres poderosos e impredecibles como Ares, Sentry, Daken y Noh Varr (el también llamado “Marvel Boy”).

La clave que hace a Dark Avengers algo especial es ese énfasis en Osborn como una figura firme pero que se tambalea tras bambalinas. A diferencia de Ellis—que establecía situaciones de amplia diversión (aunque carentes de matices) cuando el Duende Verde se rehusaba deliberadamente a tomar sus antidepresivos—Bendis se adentraba de lleno en la psique de este personaje, y desmenuzaba poco a poco tanto a ese estrés que lo consumía como también a sus métodos maquiavélicos para salirse siempre con la suya. En palabras del autor, el comic expuso la idea de que estos villanos se sentían los héroes de su propia historia, y el título siguió a lo largo de su curso ese punto de vista.

Desde su primer tomo, somos testigos de una envolvente saga que nos convence plenamente de que estos criminales, aun siendo completamente dispares, tienen probabilidades de reclamar al mundo como suyo. La manera en que Osborn construye paulatinamente a su nuevo equipo es fascinante, demostrando el buen ojo que Bendis tiene para amalgamar diálogos envolventes entre sus personajes. El camino que se traza alrededor del otrora Duende Verde no tiene desperdicio alguno, siendo descrito por el autor Grant Morrison de una manera más que elocuente en su autobiografía “Supergods” (2011):

“The series was notable for its subtle, multifaceted character study of Osborn as a bad man doing his best to live up to his onerous new role as a good guy, even as if fell apart all around him. Anyone who’d ever suffered the stress of too much work, too many hard decisions, and the cruelty of crushing deadlines could feel Osborn’s pain as he struggled to hold together his unruly team and his country.”

A lo largo de cada entrega, todos y cada uno de los problemas, retos, conspiraciones y sublevaciones a los que se enfrenta este villano contribuyen a llevar a su cordura a un punto de ebullición, poniéndolo contra las cuerdas en momentos selectos.

La tónica derrotista plasmada originalmente por Ellis en Tbolts continuaba en las páginas de Dark Avengers, pero le era provista de una melancolía realmente genuina que acababa de tajo con cualquier posibilidad de burlarse de sí misma. Tonos solemnes y viscerales inundaban a sus arcos argumentales, dando por sentado que esta faceta era un punto y aparte en la historia editorial de la franquicia de los Avengers.

El público estaba encantado, y Bendis tenía a su vez a otro bestseller bajo su bolsillo, siendo en todo momento el comic número uno de la compañía. Paso a paso, el script sacaba a todos estos personajes de su zona de confort, en donde amenazas globales de gran calibre, embrollos de intriga diplomática, agitaciones sociales, paralelismos bíblicos y la pérdida gradual del control y la cordura agitaban y aumentaban los grados de presión sobre estos nuevos héroes.

Aún y cuando Dark Avengers pudiese ser para los lectores una reiteración de lo que Ellis logró en Thunderbolts, la serie contó con puntos de inflexión de gran calidad, además de tener la oportunidad de cerrar en definitiva este arco argumental de una manera lógica y satisfactoria.

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UNA MALDAD REAL E INTENSA

“Having Deodato on the book sets the perfect tone for it. He’s the perfect artist for it.”
— Bendis.

Desestimar la contribución de Mike Deodato, Jr. en este título es imperdonable. No cabe duda que un factor decisivo para su éxito recayó enormemente en su extraordinario storytelling que supo traducir al dedillo las intenciones del guionista, a través de imágenes no solamente vistosas sino sutiles, perturbadoras, provocativas y demenciales.

Siendo Deodato Taumaturgo Borges Filho su verdadero nombre, ha sido un profesional de amplia trayectoria en el mainstream. Admirador de leyendas tales como Neal Adams, Dick Giordano, Will Eisner y Jim Steranko, el nacido en Campina Grande, Brasil, fue convirtiéndose paulatinamente en un artista top en el medio, y cuyo estilo ha evolucionado a pasos agigantados—tomar un comic de Deodato de hace veinte años y compararlo con su trabajo actual nos hace ver el progreso de un artista en un inicio competente hasta convertirse en todo un maestro narrador. En un atinado comentario y ofrecido en una entrevista tiempo atrás, el campinense expresa de una manera exacta su estilo y la estética visual que intenta alcanzar a través de su arte:

“El guión es mi influencia más grande, seguida del consejo de mi editor. Como te podrás dar cuenta, ahora dibujo obras en un estilo extremadamente realista, y con ello logro proyectar en el arte la mayor autenticidad posible. Eso significa que mis personajes viven y respiran sobre la página con una emoción, lenguaje corporal, gestos y expresiones, etc., muy genuinos. Por tanto, una tercera influencia es la “vida que nos rodea”. Tan sencillo y complicado a la vez.”

De esta manera se plasma sobre la página impresa una maldad real e intensa en las acciones de los Dark Avengers, así como también queda de manifiesto el nexo intrínseco entre este comic y aquellos Thunderbolts de Warren Ellis, en donde ambas obras pueden leerse una detrás de la otra y con ello percibir inmediatamente esa conexión natural y lógica en su contenido, gracias al arte provisto por el brasileño. De hecho fue él mismo el responsable de ponerle a Norman Osborn las facciones del veterano actor Tommy Lee Jones, siendo este uno de los detalles que fueron no solamente divertidos sino que volvieron memorable a esta gran saga. Un comic dibujado por Deodato es un festín visual y una compra automática para todo aficionado contemporáneo de la Marvel.

Dark Avengers #1—Norman Osborn disuelve a SHIELD, para formar a la agencia de seguridad HAMMER. Tomando control de la franquicia de los Avengers, crea a su propio grupo de “héroes”.

Todo esto queda de manifiesto inmediatamente en el primer arco argumental, en donde se ahonda con lujo de detalle en el origen del equipo, sus motivaciones, vicios, obsesiones, miedos y reservas entre uno y otro, además de la agenda que tienen en puerta como guardianes de la seguridad. Con un balance excelente de acción, humor e intriga, Deodato eleva a alturas insospechadas al audaz script de Bendis, el cual llena de incertidumbre a su reparto una vez que son el blanco de un ataque sorpresa de la hechicera medieval Morgana LeFey, la cual había aparecido brevemente en el comic de Mighty Avengers, jurando vengarse de sus enemigos. Resalta sobremanera el uso de flashbacks que desvelan poco a poco los instantes en los que Osborn ensambla a sus Vengadores, preparándolos para el reto mayúsculo que implica imponer con puño de hierro su torcida versión de la justicia. Deodato presenta a un Osborn pleno en confianza y bajo el control de sus emociones, siendo uno de los momentos cumbre cuando convence al magnánimo Sentry a cooperar con él, aliviando sus temores e inseguridades sobre su doble personalidad que lo atosiga y le impide ser un héroe en plenitud. El equipo creativo deja una huella profunda sobre sus lectores cada vez que estudian a este par de personajes a lo largo de la serie.

Dark Avengers #2—Dr. Doom es acechado por su maestra de magia, Morgana LeFey, quien busca un ajuste de cuentas. Iron Patriot y los Dark Avengers buscarán defender al Monarca de Latveria.

Inspirado claramente en el arte épico y de fantasía de un Frank Frazetta, Deodato se lleva las palmas al mostrar cruentas batallas entre los Avengers y las hordas de demonios de Morgana, quien está convencida de ganar la partida. Pero el subestimar a Osborn es quizás el punto fuerte dentro de la caracterización que transpira sobre Dark Avengers: en todo momento, este villano se las ingenia para manipular a quienes tiene a su alrededor para ejecutar sus bizantinos planes, para que enarbolen una constante guerra de medios en contra de los héroes de la Marvel, en seguir con disciplina sus estrategias de combate para mantener el orden, e imponerse siempre en sus juegos de poder dentro del conglomerado de villanos del que forma parte junto a Dr. Doom, Namor, The Hood, Loki y Emma Frost.

De igual forma, Bendis juega una y otra vez con la muerte y resurrección del enigmático Sentry, conjurando una amenaza que es latente para este grupo, y que pone de manifiesto que el don de mando y los desplantes de superioridad de Osborn tienen una firmeza que solo es aparente en el papel pero que en realidad es más frágil de lo que pensamos. La primera mitad de esta interesante saga culmina con una advertencia clara de ello: estresado, Osborn se esconde detrás de una puerta y, de rodillas, siente que el mundo se le viene encima.

— Nnno… I’m in charge. Me. Not you. Me. I’m in charge.
— Oh Norman… Norman Norman… Stop kidding yourself. I’m here. I’m always here.

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UN TRASPIÉ

En el mundo del comic actual las editoriales no pueden resistirse a la tentación de mirar hacia el mundo que nos rodea para captar lo que acontece y adaptarlo de alguna manera a sus narrativas a cuatro colores. El problema con las publicadoras mainstream es que todos esos esfuerzos son siempre llevados a cabo de una manera superficial, sin el atrevimiento suficiente para llegar hasta las últimas consecuencias, para dar una opinión profunda y generar conciencia en su base de lectores. Prefieren hacer paralelismos con la vida real meramente para llamar (o mendigar) la atención (muy breve) de medios masivos de comunicación—prensa, radio, televisión—y audiencias casuales en la búsqueda de convencerlos de que vale la pena darse una vuelta por la tienda de comics.

Dark Avengers #3—En el pasado: Norman Osborn le otorga apoyo psicológico a Sentry. En el presente: la batalla entre Morgana y los Dark Avengers recrudece.

Normalmente esto no pasa de ahí, por lo que el comic de superhéroes evade siempre el volverse una arena de debate social para solamente aprovecharse del marketing que puede generar a su favor.

Así, Marvel toma a la controversial “Proposition 8” del año 2008 que prohibió el derecho al matrimonio entre parejas del mismo sexo en el estado de California, y la transforma a su conveniencia para crear un disturbio social entre la comunidad humana y mutante en la ciudad de San Francisco, aprovechando la siempre presente alegoría entre los Hombres X y la comunidad LGBT.

Pero como lo mencionamos, no pasó de ahí. Lejos de darle al público relatos profundos o reflexivos sobre dicho tema, tenemos en su lugar un enfrentamiento entre grupos disidentes que desemboca en violencia—la eterna fórmula en los comics de superhéroes—y en un toque de queda en donde los Dark Avengers de Osborn intervienen de manera inmediata, poniéndose en curso de colisión contra los X-Men.

Dark Avengers #4—Dr. Doom y Norman Osborn unen fuerzas como nunca antes para combatir a Morgana LeFey. El desenlace nos dejará con más preguntas que respuestas.

De esta manera, Marvel se anota otro crossover veraniego en la forma de “UTOPIA”, una historia contada a lo largo de las siguientes ediciones: DARK AVENGERS/UNCANNY X-MEN: UTOPIA, UNCANNY XMEN #513-514, DARK AVENGERS #7-8, DARK X-MEN: THE BEGINNING #1-3, X-MEN: LEGACY #226-227, DARK AVENGERS/UNCANNY X-MEN: EXODUS y DARK XMEN: THE CONFESSION.

“Utopia” presenta a un Norman Osborn proactivo ante los escarceos sociales que se suscitan en San Francisco, formando a un nuevo grupo de X-Men bajo su mando—Cloak, Dagger, Weapon Omega, Dark Beast, Mystique, Mimic, Namor y Emma Frost—y con el fin de contener la situación, obligando al líder mutante Scott Summers a salir ante los medios con el fin de desprestigiarlo. Con lo que no contaba era que Scott se ha unido en secreto con Emma Frost y Namor—miembros de su círculo interno—con un plan en mente: aprovechar este cisma de derechos civiles y vacíos jurídicos para establecer una nueva nación mutante libre de la jurisdicción norteamericana.

Dark Avengers #5—Mientras Norman Osborn intenta apaciguar a los medios de comunicación, nos adentramos en un día rutinario de los Dark Avengers, con consecuencias interesantes.

Así, tenemos en los stands una serie de comics que se expande en múltiples títulos, acarreando de nueva cuenta los mismos vicios y estándares de calidad que dejan mucho que desear, lo cual siempre nos deja pensando mal de las editoriales y su afán por saturar al mercado de comics sin detenerse en revisar si todos ellos realmente le aportan algo de valor a la historia, y que justifiquen su (altísimo) precio de portada. Esta guerra por el volumen de ventas simple y sencillamente le hace daño al comic comercial, aunque no cabe duda que nosotros mismos condonamos estas tendencias al dejarnos llevar por publicidad engañosa, y sin pensar que el completismo es un (muy) mal hábito, en una época en donde la inflación está disparada y que debemos ser cautos con nuestras compras.

Dark Avengers #6—Sentry esconde un gran secreto, el cual Norman Osborn usa a su favor para imponer su autoridad ante su grupo de socios, en especial Namor, rey de la Atlántida.

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PRELUDIO A LA DESTRUCCIÓN

Dark Avengers #9 no tiene desperdicio alguno. Siendo un tomo en donde se disecciona y humaniza a un personaje como Ares, se ofrece un interludio plagado de momentos sutiles, diálogos certeros y un arte con un gran balance entre la pirotecnia y la reflexión por parte de Deodato.

Este tomo ofrece un puente entre los hechos narrados brevemente por Bendis en Mighty Avengers y la serie de espionaje de Secret Warriors, confrontando a Ares en forma definitiva con los deseos de heroísmo de su primogénito, Phobos. Momentos como el siguiente nos demuestran que el tándem Bendis-Deodato rodaba a toda marcha y en completa sincronía:

Dark Avengers #9—Ares y Nick Fury se ven las caras, y discuten el destino de Alexander, hijo del Dios de la Guerra. Mientras tanto. Norman Osborn entra en terapia.

Pero esto es Dark Avengers, por lo que los momentos cándidos dan paso a secuencias perturbadoras a la vuelta de la página. Aterrorizada por los turbulentos cambios que azotan a Sentry, su esposa Lindy no ve más remedio que darle muerte de manera estrepitosa y sorpresiva, siendo esto un cliffhanger no solamente sobrecogedor sino una demostración clara de que el autor tenía el control total sobre su obra y que era capaz de volverla completamente impredecible.

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DINOSAURIO EN FUGA

Los tomos 10 al 12 dentro de este título representan un cambio drástico que le vino muy bien a la narrativa, acentuando los problemas de Osborn para mantener el control de sus emociones. Bendis comenzó a poner de cabeza todas las piezas en el tablero, lanzándole al lector verdaderas curvas difíciles de descifrar, volviendo sumamente divertida a su historia.

Lo que parecía ser un caso común de desaparición en un pueblo apacible como Dinosaur, Colorado, se vuelve un terreno fértil para experimentar con la trama y convertirla en un efectivo thriller psicológico de amplio alcance. En un claro ejercicio de manipulación de la audiencia, Bendis nos demuestra quién tiene la sartén por el mango:

Dark Avengers #10—Sucesos misteriosos ocurren en Dinosaur, Colorado, que atraen la atención de los Dark Avengers. Pero lo que encontrarán ahí no es nada grato.

ZOMG. El Internet tuvo un día de campo con esas últimas páginas de Dark Avengers #10, con un Deodato on fire. Sin embargo el gusto nos duró poco, al revelar en el tomo siguiente que se trataba de un ardid del inestable y todo poderoso Hombre Molécula, capaz de moldear a la realidad a su antojo. Sin embargo, queda claro que todos estábamos enganchados a esta trama y a las vicisitudes del protagonista. Bendis estaba al tanto de las especulaciones de sus fans y jugó con ellas a su favor: en la mente de todos, Osborn estaba siendo manipulado por alguien más, por una fuerza siniestra más grande que su ego y que su momento de gloria nunca fue producto de su voluntad y puño de hierro.

Poco sabíamos nosotros en realidad, y ese instinto contra-intuitivo es lo que hace al guión de Bendis algo digno de escrutinio. Para decepción de unos cuantos, Osborn fue quien verdaderamente tomó las riendas del Universo Marvel, y fueron los héroes los principales culpables de dejarlo salirse con la suya. Hemos dicho repetidamente que estos no son los comics que leyeron tus padres, por lo que a la vieja guardia le toca ahora estar sobre gayola mientras Bendis impone su voz autoral sobre la franquicia de los Vengadores. Ese deseo de leer una historia “tradicional” en blanco y negro y sin tonos de gris era solamente eso, un deseo, un dejo de nostalgia por una era y estilo que era anatema con el storytelling de la actualidad.

Dark Avengers #11—El oscuro secreto de Victoria Hand se revela. Mientras tanto, Norman Osborn enfrenta a Owen Reece, el Hombre Molécula, y los Dark Avengers enfrentan a sus propios demonios.

Y de nueva cuenta el escritor puso a la historia patas arriba, dándose un respiro para explorar en pocas páginas el origen de Victoria Hand, un nuevo personaje de su creación y que sirvió de segundo al mando en el equipo de Osborn. Siendo un alma en conflicto, Hand es mostrada como una mujer en todo momento leal a la patria, con un deseo ferviente de hacer lo correcto pero que irremediablemente tiene que dormir con el enemigo si desea hacerse escuchar. Tras abandonar la estabilidad de un puesto en el ejército norteamericano y el afecto de su novia, Victoria se adhiere a HAMMER para hacer una diferencia en un mundo corrupto, y ese deseo en principio ingenuo le cuesta caro. Sin embargo, Bendis le tenía preparado planes de importancia en el futuro cercano, por lo que ella se vuelve una figura clave en el último acto de su relato.

A su vez, el autor se hace acompañar del artista digital Greg Horn para mostrarnos paisajes bizarros dentro de la mente de los Dark Avengers, todos ellos siendo puestos contra las cuerdas por el Hombre Molécula—quien hizo del pueblo de Dinosaur su hogar y que ahora defiende de estos molestos intrusos. Su arte, a comparación de aquel mostrado en los primeros años del siglo XXI, mostró una madurez, nivel de detalle y dominio de la anatomía y expresión corporal arriba de lo acostumbrado, siendo un salto de calidad que fue bienvenido y que ofreció un contraste interesante con el realismo de Deodato.

Dark Avengers #12—Los Dark Avengers parecen ser vencidos por el poderoso Hombre Molécula. Pero la esperanza muere al último, ya que Sentry tiene algo que decir.

El final de la historia deja el terreno listo para una exploración profunda sobre el personaje de Sentry, quien da cuenta del Hombre Molécula al aprender un poco más de sus habilidades omnipotentes.

Pero antes de esto la trama hace una breve pausa…

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“MARVEL BOY”

Siendo honestos, durante la Era Bendis hubo varios personajes que se mantuvieron en la periferia esperando ansiosamente por un momento de brillo en este magnum opus. Miembros del reparto como Echo, Daredevil, Squirrel Girl, Thing, Wonder Man, Hulk, Dr. Voodoo, Mockingbird y Iron Fist, por nombrar algunos, tuvieron esbozos de protagonismo que al final solo fueron momentos ‘cool’ muy efímeros, desapareciendo paulatinamente del spotlight con el paso de los años, siendo esto el problema principal para quien se aventura a escribir un comic de superhéroes de equipo.

El caso más marcado y el cual siempre quedó en la memoria de los fans fue el desaire total al personaje de Noh-Varr, el extraterrestre de enorme potencial, personalidad y poderes creado por Grant Morrison en el año 2000, y que Bendis rescató del juguetero durante el crossover de Secret Invasion. Al hacerlo protagonista del anuario de Dark Avengers en el año 2010, pensábamos que el autor corregiría el rumbo.

Dark Avengers Annual #1—¿Dónde ha estado el joven Kree Noh-Varr todo este tiempo? Prepárense a averiguarlo. Un momento de cambio se avecina para el nuevo Captain Marvel.

Sin embargo, fuimos testigos de más interrogantes respecto al propósito y futuro de este personaje. Sus dudas fueron las mismas del autor y el guión es muestra fehaciente de ello:

“Why I’m here?
What I’m supposed to be doing here?
What do you want me to do?”

En lugar de responder a esas preguntas, Bendis dispone de Chris Bachalo para llenar sus páginas de una interminable—aunque espectacular y bien contada—batalla entre Sentry y Noh-Varr, a quien continuamente le llaman “Marvel Boy”, algo que no me importa mucho pero que crispó los nervios del afamado Chad Nevett, una de las voces más críticas dentro del comic comercial entre los años 2002 al 2012, y cuyo output en la blogósfera fue uno de mis placeres culpables de lectura comiquera. Sus reviews en la página web de ComicBookResources y sus artículos de opinión en Blogspot desmenuzaron agudamente a las trampas, los vicios, lo mejor, lo peor, lo brillante, lo infame y lo memorable que la industria ofreció a sus lectores durante aquella década, sin lugar a dudas la más prolífica que el Noveno Arte haya visto en su historia.

Su visión de Noh-Varr distó muchísimo de la que Bendis presentó de él en las páginas de Mighty Avengers, Illuminati, Avengers y Dark Avengers. En palabras del autor, su idea era clara desde un principio:

“Grant (Morrison) did a great take on him. He came to Earth very bratty with cool new toys and gadgets and a surprisingly anti-original Captain Marvel stance. All of that was very interesting to me and I also like the idea of somebody having to grow the fuck up. Their attitude is cute for a minute and then they better get their shit together. I like writing and examining that.”

GROW THE FUCK UP. Para ello, Bendis convierte a Noh-Varr en un recluta potencial de un resucitado Captain America.

Y esto a final de cuentas fue el verdadero problema. Nevett se sintió identificado de una manera notable con los problemas de Noh-Varr y su desagradable evolución a lo largo de su existencia en los comics, encontrando paralelismos de su propia vida con la de este personaje de ficción, y cuya reflexión pesimista me hizo ver por vez primera que la Era Bendis realmente dejó huella, para bien o para mal, en quienes fueron su base de lectores incondicionales.

No, para Chad Nevett Noh-Varr (o “Marvel Boy”) no se trataba de “Growing the Fuck Up”, se trataba de ser el chico anarquista que tenía las respuestas a nuestros problemas. O bien, como Morrison lo describió a su manera, se trataba de “Fascismo Zen”:

“Instead of the young, radical alien from a culture that legitimately is more advanced than ours, he was simply an angry young Kree that was sometimes from another dimension, sometimes not. There was no advancement of his cause to recreate Hala on Earth. No moral quandaries. No sex and disgust for humanity. No sign of him being anything other than a misguided youth in need of a stern lecture from Representatives of the Status Quo. And they called him Marvel Boy.

Marvel fucking Boy.

In the end, he stops being Noh-Varr, he becomes the new Captain Marvel. To be fair, he stopped being Noh-Varr when he returned at the end of Civil War: Runaways/Young Avengers #2. He was Marvel Boy then. He’s since become Captain Marvel. And it’s boring. If his journey had actually been that of the hero—if he had actually encountered situations that caused him to mature and change his way of thinking, I would buy it. But, that didn’t happen. In fact, the opposite happened as he encountered reason after reason to tear it all down… until he was transformed into thinking differently.

I used to get angry about this sort of thing, but I can’t bring myself to care anymore.”

Nevett se retiró de la vida pública en el 2013 habiendo reseñado más de un centenar de comics, y habiendo discutido sobre una infinidad de temas interesantísimos de teoría y estado de los comics con otras mentes en común y de gran respeto como Tim Callahan, Matt Séneca y autores como Joe Casey (su escritor favorito). No miró atrás cuando Bendis convirtió a Noh-Varr en “Marvel Boy”, luego en “Captain Marvel” y posteriormente en “The Protector”, para luego olvidarse por completo de él en ese mismo año.

Drop the mic, Chad.

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MI ARMA SECRETA

Dark Avengers #13 es por mucho el mejor comic que Brian Bendis haya escrito nunca, apoyado con un argumento de gran desparpajo y con Mike Deodato y su colorista Rainier Beredo a un nivel espectacular. Beredo toma la palestra en los tomos 13 al 15 con una variedad de tonalidades en gran viveza, que aumenta la naturaleza épica de este relato, así como también dándose oportunidad de experimentar con su estilo al integrar matices digitales que difuminan los fuertes trazos de su ilustrador.

Estos tres tomos concilian en definitiva el origen de Bob Reynolds/Sentry, llevándolo a la parte más crucial de un character arc que el autor había labrado de forma paciente desde que empezó a utilizarlo en el comic de New Avengers en el ya lejano 2004. La manera en la cual le muestra al lector lo poderoso que es este personaje denota una gran audacia, al comparar sus habilidades con la propia ira del Dios representado en la Torah de la religión judaica. Para ello, presenta una secuencia que nos transporta al momento en que Moisés alerta a los judíos de marcar sus casas con la sangre de un cordero, para que Dios libre a sus primogénitos del destino fatal que les espera a sus opresores egipcios. Las características de este poder divino y mortífero es ilustrado en el comic de manera similar al que la entidad maléfica de The Void utiliza para atacar a sus víctimas, siendo un detalle simplemente fantástico.

Dark Avengers #13—Retrocedemos en el tiempo para conocer las razones detrás de la locura que invade la mente de Bob Reynolds, el hombre llamado Sentry.

Así, Bendis construye a una amenaza de proporciones cataclísmicas y sobre la cual Norman Osborn no tiene manera alguna de controlar o predecir sus acciones. Paso a paso, el comic repasa paulatinamente el origen de Sentry y lo deconstruye al añadir elementos que transmutan lo romántico, asombroso y heroico para volverlo trágico, lapidario y desafortunado. Historias publicadas a lo largo de los años, tales como las dos miniseries de Sentry de Paul Jankins y los propios tomos escritos por Bendis en New Avengers y Mighty Avengers adquieren nuevos insights que nos dejan a Bob y a Lindy Reynolds como un matrimonio atrapado por las adicciones, las apariencias, el silencio mutuo, la pérdida de la cordura y el victimismo.

Lindy, habiéndole dado muerte a su esposo en el tomo #9, se da cuenta de que es inútil intentar destruirlo. Una y otra vez Bob es resucitado por sus poderes infinitos, lo que ha colmado la paciencia de su alter ego, The Void, quien decide mostrarse y desatar su ira sobre la humanidad. Esto pone en alerta a Osborn y a su equipo, por lo que intenta manipularlo una vez más para hacerlo recobrar los cabales. Dándose cuenta de que Lindy es un obstáculo para sus planes, le ordena a Hawkeye/Bullseye deshacerse de ella.

Dark Avengers #14—Norman Osborn toma cartas en el asunto ante la locura de Sentry. Además: The Void regresa para atormentar a Bob Reynolds.

La oportunidad perfecta para este asesino se da cuando una reunión entre Dr. Doom y Osborn—la cual se narra en la edición especial “Siege: The Cabal”, y que comentaremos en nuestro próximo ensayo dentro de esta retrospectiva—termina mal y ambos se enfrascan en un combate en el cuartel de los Dark Avengers. Llevándose a Lindy en un helicóptero, se teje una conversación con tintes macabros.

El tono en un principio amigable de Bullseye empieza a cambiar a uno de indignación, al pensar que con todo su poder, Sentry eligió a una mujer común y corriente que se la pasa encerrada y sin arreglarse. A medida que se acerca a ella, Lindy empieza a preocuparse y lo abofetea. Tomándola por el cuello, le exprime poco a poco la vida, para finalmente lanzar su cadáver al mar.

Dark Avengers #15—¿Quién es el arma secreta de Norman Osborn? Las respuestas aquí.

No cabe duda que Bendis recibe carta blanca para transformar al ya de por sí siniestro origen de Sentry y llevarlo hasta sus últimas consecuencias, siendo este el personaje con los traumas “al estilo Marvel” que tiene el desenlace más sombrío, víctima de un determinismo sin atisbos de esperanza.

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COLOFÓN

Lleno de sorpresas al por mayor, Dark Avengers supuso el pináculo de la Era Bendis, el punto más alto al que llegó y sobre el cual se sostiene con gran estima al menos en mi memoria. Su fuerte caracterización fue su mejor recurso, aunque no podemos negar que personajes como Ms. Marvel poco pudieron hacer ya que sus juegos de seducción y control no tuvieron consecuencia alguna, algo que de igual manera no fructificó tampoco en el comic de Thunderbolts con Warren Ellis.

Ni se diga el caso de Noh-Varr, el cual discutimos previamente. Casos como los de Venom y Bullseye sirvieron solamente como efectivo comedy relief en momentos selectos, mientras que el potencial de Daken como maestro manipulador fue completamente desaprovechado—a diferencia de sus notables desplantes en el título de Wolverine Origins, en donde salió mejor librado. El hecho de ser opacados por el hipnótico Norman Osborn fue la causa principal de ello, además de que la narrativa claramente hizo hincapié en los momentos de crisis que amenazaban la posición de poder de Iron Patriot, y ese énfasis diluye en demasía todas estas carencias.

Y es que Bendis apostó todo a Osborn y ganó con creces. La audiencia quedó pasmada ante lo que fue la mejor versión jamás hecha para este personaje, y su trajinar como jugador clave dentro de los personajes de Marvel fue un hito que será irrepetible, y que queda como testamento de una era en donde los riesgos a nivel narrativo fueron notorios y de grandes dividendos. La mística inusitada que surgió dentro de este título, y alimentada por la brillante ofrenda artística de Deodato y Beredo fue lo que hizo superar estos problemas sin apuros. No cabe duda que este título es el mejor comic de supervillanos que ha publicado Marvel en toda su historia, y cuyo pedigree solo se puede comparar con el memorable Suicide Squad de John Ostrander en el DC Comics ochentero.

Pero todo tiene un final, y la conclusión de la saga de Osborn y sus secuaces es una de auténtica antología, repleta de momentos inesperados y de grandes consecuencias, y que coincide con una transición muy importante para Marvel y su dirección editorial. Y era obvio que esta nueva etapa contaría todavía con Brian Michael Bendis como escritor insignia, quien se declaraba más que listo para dar el siguiente paso dentro de su obra cumbre en los comics:

“Escribir a esta versión terrorífica de los Vengadores—con psicópatas y sociópatas disfrazándose de Avengers y saludando al público—se sentía fenomenal, y hacía parecer al comic de New Avengers algo clásico en comparación.

Realmente me sorprendió que a “Dark Reign” y a “Dark Avengers” les fuera tan bien. Pero en el fondo estaba seguro de que estos giros en la trama en donde cosas malas suceden alrededor de los Avengers funcionarían, porque estos personajes son perfectos para ello.

Pero a pesar de todo esto me alegro haberlos dejado atrás. Norman no podía estar a cargo del Universo Marvel para siempre. Había que seguir adelante y tuvimos la oportunidad de crear algo nuevo con “Siege”. Con ella llegó el fin de “Dark Avengers”, y no podía estar más feliz porque las cosas tomaron su curso natural.”

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