The FELL format

Un auténtico refinamiento en el formato del comic impreso.

Una de las cualidades que hacen diferente el trabajo publicado por el autor multimedia Warren Ellis es la constante redefinición de su estilo. En los albores de la primera década del siglo XXI se puede encontrar dentro de sus obras una agenda literaria basada en ofrecer al mercado productos completamente fuera de lo común y en géneros diametrales a los que el sistema comercial acepta de antemano. De igual forma se da un atisbo de lo que llamo futurismo y prestidigitación, un estado de prueba y error en donde su output busca métodos novedosos para revitalizar las fórmulas gastadas, y un esfuerzo consciente por sacar provecho del Internet tanto como fuente de inspiración e influencias (socio-política e innovación científica- tecnológica) y como conducto para alcanzar a una audiencia global.

Es en diferentes instancias de su carrera donde ha compartido ensayos y pensamientos verdaderamente interesantes, siempre demostrando estar un paso adelante de sus contemporáneos, en la que la obsolescencia no es una opción. Una de las ideas que llama poderosamente la atención y que demuestra este gran expertise para sacar algo novedoso en todo momento es la denominada THE FELL FORMAT.

FELL, escrito por Ellis y con arte del talentoso ilustrador Ben Templesmith, fue una historia en el género de Crimen/Horror/Detective, cuya estructura estaba formada en la mayoría de los casos por 16 páginas de arte y diálogos, más 6 páginas de “backmatter”, slang usado para denominar al contenido misceláneo como arte conceptual, detalles sobre el proceso creativo y comentario selecto. Este sin duda es un experimento enfocado en ofrecer material diferente a un precio bajo, en una industria de los comics donde la inflación desproporcionada en el precio de venta es ya una constante.

Impreso bajo el sello editorial de Image Comics, FELL tuvo una muy breve existencia, la cual coincide con los problemas de salud del propio autor que provocaron un errático calendario de publicación, además de la desafortunada pérdida de su padre, así como también un accidente casero que destruyó un disco duro con buena parte de su trabajo. FELL fue bien recibido en su momento por la crítica especializada, aunque lejos de ser un proyecto económicamente sustentable que demandara la atención absoluta tanto de Ellis como Templesmith, siendo descartado completamente y del cual se está lejos de ver su regreso en los stands.

Sin mayor preámbulo, compartimos esta fórmula que sin duda les será muy útil para despertar la creatividad en aquellos estudiosos del ritmo narrativo.

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I’m unlikely to ever get the time to do this, so I throw it out there for people to consider.

Slimline books are what we apparently now call the FELL Format.

I structure this for financial ease – Image (Comics) books, as at other indie publishers, are back-end only, paying royalties instead of page rates or other advance fees.

Anthologies are generally thought of as anathema in U.S. Direct Market publishing, not least because they’re thought to be unsatisfying to readers. So consider this: one writer, four artists, working in the following structure:

1
5
1
5
1
5
1
+ 1 cover.

That’s three five-page stories. Four one-page pieces. And one cover, provided by the same artist doing the four one-page pieces. Leaves the inside back cover and one interior page over for playing with.

Four artists and one writer equals five contributors. Therefore, break the back end into clean fifths: everyone gets 20%.

Anyway. Just a thought.

(I really, really want to do this one day. But no time. That said, I’m not especially worried about getting gazumped, it’s not like people are flooding to do FELL-format books as it is).

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Es notable en estos párrafos como Ellis intenta ofrecer métodos para torcer su FELL Format en una plantilla flexible, en el que material extra puede ser reemplazado por más arte en interiores y contribuir a la economía del artista independiente, donde más páginas significa mayor ingreso tanto para el escritor e ilustrador. En tiempo reciente, el único comic que juega con estos parámetros es Casanova, creado por el célebre y excéntrico Matt Fraction, por lo que esta alternativa en el formato aún sigue siendo terreno fértil dentro del mundo del arte secuencial.

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