Una intervención

Comics en 2020: ¿el adiós a las Superhero Shops?

Hace casi 2 décadas atrás, Warren Ellis escribía ensayos en su página punto com, y una vez se aventuró a decir que el mercado de los comics se convertiría en uno repleto de “superhero shops”, y no se equivocó. La dependencia total del llamado Mercado Directo en la venta de comics de Marvel y DC dictó el comportamiento de las estrategias editoriales, dejando satisfechos a unos cuantos y esparciendo migajas a las publicadoras fuera del mainstream.

No debemos sentirnos contentos por las consecuencias desagradables de una recesión, jamás: el desempleo, la inequidad, el cierre de establecimientos, las reducciones de sueldos y la escasez de oportunidades. Por lo que se tiene que abogar y luchar es por conseguir sistemas socio-políticos-económicos más justos, con apertura, autosustentables y competitivos que puedan adaptarse a cambios tan bruscos como lo son una pandemia. En el caso de un nicho tan especializado del entretenimiento como lo son los comics, me queda claro que esto no ha sucedido.

Los indicios de este declive sostenido lo podemos trazar desde una década atrás, y a lo largo de este blog hemos esparcido tinta digital desmenuzando cada uno de ellos, siendo su consecuencia más desalentadora el que miles de tiendas detallistas hayan desaparecido.

Bajo el modelo actual sobre el que se sitúa la industria, las publicadoras le han transferido el riesgo de colocar un producto de calidad (muy) dispar al círculo de minoristas, y que aunado a su imposibilidad de ampliar a su base de clientes—ya sea por desconocimiento, falta de presupuesto, gatekeeping mentality, apatía, brechas generacionales, mala actitud de servicio o falta de adaptación a los trends—lo han pagado caro. Con un mercado que al parecer ha dejado de ser conveniente a sus intereses, uno de sus proveedores “Top” ha decidido dar un paso al costado.

DC has been analyzing its Direct Market distribution for some time, long before COVID, specifically in light of sustained stagnant market growth. The timing of the decision to move on from Diamond was ultimately dictated by the fact that DC’s contract with Diamond has expired, but incidentally, the disruption by COVID to the market has required DC to forge ahead with its larger growth strategies that will benefit both the Direct Market and DC.

“Un estancamiento sostenido en el crecimiento del mercado.” DC Comics se aleja del distribuidor monopólico Diamond para cumplir con estrategias y compromisos más allá de un círculo reducido de lectores y detallistas. Es duro para los retailers porque durante 25 años los productos y contenidos eran los idóneos para mantener a una estructura económicamente estable, con productos populares confeccionados a gustos específicos, y con cierto margen de maniobra para abrir oportunidades a comics con cierta sofisticación y riesgo. Se mantuvo un flujo de efectivo constante con consumidores cautivos, aunque paulatinamente han ido envejeciendo, y no ha habido manera de renovar a la audiencia. 25 años después, este sistema proteccionista no se ha adaptado a cambios disruptivos de toda índole (a diferencia de otros medios de entretenimiento y consumo masivo), y por ello paga el precio de perder a un vendor que ha visto necesaria la diversificación y evolución para satisfacer a sus círculos de influencia (alta gerencia e inversores) y explorar otras posibilidades para obtener más ganancias bajo una apertura de mercado.

Simplemente, DC Comics ha decidido seguir un rumbo hacia la modernidad, en lugar de inclinarse hacia pliegos petitorios que solo fosilizan a un sistema fallido y enfocado 100% al coleccionista. Documentos redactados durante el inicio de la pandemia por las grandes cadenas de retailers—y que al día de hoy han dejado de ser públicos—nos indicaban claramente de una aversión al cambio y anatema con el entretenimiento alternativo al alcance de todos:

Longer delays between single issues and trade paperback release. This empowers the single issues to feel more valuable month in and month out by making them the only way to read the comic. We have to remove the, “I’ll just wait for a trade mentality”. A very high majority of readers use this as a way to simply “pass” on a series. It was created, implemented and is now a very destructive mechanism in the marketplace.

El documento en cuestión (pdf, 31KB)

También representa un reto para los minoristas el adaptarse a diversos métodos de distribución para cumplir con la demanda de sus clientes. El futuro ya está aquí y medios electrónicos de alto volumen como Amazon y de venta individual como un Kickstarter serán parte del nuevo status quo.

La extinción de las conductas nocivas del fanboy y de los curadores de la hemeroteca—incluyendo a editores de línea que hacían de los superhero comics un feudo a sus gustos particulares—será sin duda la tónica a seguir y la demolición de barreras autoimpuestas para este hobby:

“…we’re going to be at a point where the reader can’t trust what he’s reading in the stories to be true. So everybody needs to be aware of this concern, and operating with one eye towards maintaining the sanctity of the bedrock of our fictional universe at all times.”
— Tom Brevoort, Vicepresidente de Publicaciones Senior en Marvel; 2008.

¿“Santidad”? El único compromiso de los autores y artistas es con su propia historia, su estructura narrativa y audiencia actual, sin fundamentalismos ni devoción por modelos anticuados.

Personalmente, espero cambios radicales que vayan desde el cambio cosmético—adiós al formato líder de pérdida de 22 páginas, y su reemplazo en definitiva por la “novela seriada” a precios más competitivos—hasta la súper población de comics nuevamente en venues de todo tipo, incluyendo tiendas de conveniencia, librerías, cadenas departamentales, comercio electrónico con ofertas exclusivas y canales de distribución amplios, por nombrar algunos. Mi mayor deseo es ver por fin un comic compitiendo de frente junto al Blu-Ray, la revista mainstream, la novela bestseller, y las tarjetas de regalo para contenidos online, palmo a palmo y en el mismo exhibidor. Dicho esto, espero ver un producto comercial energizado, autocontenido o serializado en tiempos más congruentes y con una calidad de primer nivel—adiós a los deadlines con trabajos apresurados, a las narrativas blandas y extendidas, a las ediciones conmemorativas y al completismo empedernido; compitiendo en las listas de popularidad y que se castigue a la mediocridad (creators, up your game). También, quiero ver al detallista empoderado para convertir a su negocio en una tienda enfocada al servicio, que le abra las puertas a un público de todas las edades y que lo conduzca al producto de su predilección, consignando al pasado el oscurantismo del gatekeeping y la toxicidad.

Como lectores estamos ante el umbral de cambios estructurales. Para quienes hemos hecho un hueco a otros medios para conseguir a estos comics no nos queda más que seguir disfrutándolos, y celebrar la aparente llegada de contenidos de mayor amplitud, ya sea en cuestión de formato y temática variada. Para quienes sus costumbres, gustos y hábitos de consumo se ven vulnerados, imploramos paciencia, dado que este proceso de transformación apenas comienza.

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