Powers of X #5

for the
children

FIVE: “For the children”.

Powers of X #5
“For the children”
Escrito por Jonathan Hickman
Arte por R.B. Silva
Color por Marte Gracia
Letra por Clayton Cowles
Diseño por Tom Muller
Edición por Annalise Bissa & Jordan D. White

Bajo el slogan de “Two series that are One”, House of X y Powers of X se complementan una a otra, y paulatinamente han labrado un trayecto que ha rebasado toda expectativa, consolidándose como un nuevo clásico y a la altura de series definitivas en el Marvel Comics del siglo XXI tales como Ultimate Spider-Man, Ultimates, Daredevil, New Avengers, Old Man Logan, Civil War, Young Avengers, Runaways, New X-Men, Ms. Marvel, Thor: God of Thunder y Nextwave, por nombrar algunas. Esta evolución que han conjuntado ambos títulos dejan en sobreaviso a la audiencia de que lo mostrado hasta el momento es solamente el “primer acto” de un plan a largo plazo, y que seguramente dejarán en la mesa un rompecabezas vasto que en el transcurso de algunos años veremos completado.

Esta entrega de Powers of X continúa con el trabajo de “world building” que Jonathan Hickman comenzó en House of X #5, ahondando en el complejo proceso del “motor de resurrección” que pretende catalogar, almacenar y disponer del material genético capaz de reversar el genocidio mutante y repoblar al mundo con los llamados “homo superior”. Es interesante como el autor deja en blanco y negro a todas las reglas, alcances y limitaciones detrás de este ingenioso mecanismo, quizás para mantener un “control de calidad” en caso de que algún colega entusiasta se disponga a usar (y contradecir) a este nuevo recurso narrativo.

Hickman presenta al creador de este dispositivo, Charles Xavier, como una mente preparada para el peor escenario posible, así como también deja sobre la mesa detalles diminutos que a lo largo del camino pudieran ser de utilidad. Comentarios sutiles como el hecho de que Xavier ha reemplazado a su mente con “versiones” antiguas un par de veces significan detalles que una vez puestos sobre el texto no se pueden dejar a la ligera.

“I would prefer Five. One main unit, three backups and an additional one for… Unforeseen complications.”
— Professor X, al referirse sobre los “respaldos” a su base de datos mutante.

Acto seguido, la trama avanza 10 años en el futuro, en lo que puede llamarse la “época actual”: Xavier y su colega Magneto se reúnen con la telépata Emma Frost, y entablan con ella una alianza para establecer a la nación de Krakoa como un estado mutante soberano, autosuficiente y socio comercial importante en el entorno global.

De esta manera, vemos aquí como se empiezan a sentar las bases para una estructura de gobierno que los lleve a la prosperidad. Bajo el término de “The Quiet Council”, Hickman y Tom Muller definen un tablero sobre el que se debatirán decisiones importantes y muy seguramente juegos de poder entre sus integrantes.

“This is either going to be incredibly heroic or terrifyingly reckless. Dare I ask which?”
— Emma Frost.

Así como en House of X #5 se comenzó una tregua entre héroes y villanos, toca turno de llamar a la unidad a otro personaje de alto calibre y de reciente adhesión al catálogo de personajes de los Hombres X: bajo la pluma de autores como Matt Fraction, Kieron Gillen, Brian Michael Bendis y el propio Hickman, Namor se volvió un bastión importante dentro del reparto de apoyo y una fuerza geopolítica siempre en discordia y con un alto sentido de alerta, urgencia y supervivencia. El hecho de que el monarca de la Atlántida haya rechazado un lugar en Krakoa lo coloca tanto como un rival a futuro, un as bajo la manga o un elemento impredecible en el plan maestro del autor.

Aún y cuando el equipo creativo haya dejado un buen estándar de calidad, es en las secuencias futuristas donde R.B. Silva, Marte Gracia y Clayton Cowles lucen espectaculares. Toca turno de explorar nuevamente al mundo dentro de 1,000 años y las repercusiones que tendrá sobre el presente: una vez que los Phalanx han accedido a asimilar-integrar a la sociedad humano-máquina, se nos muestran las consecuencias de dicho acto: la total aniquilación de la colonia terrícola en el espacio. Esta amenaza se explica de una manera tanto densa como atrayente para el lector, con un lenguaje muy estructurado siendo que se trata de una comunidad de inteligencia artificial tratando de calcular los riesgos, beneficios y el potencial infinito de unirse a una entidad superior.

Acto seguido, Tom Muller presenta otra vez la escala evolutiva de las comunidades digitales, añadiendo ahora a entidades como Titan, Stronghold y Dominion, masas de información descomunales capaces de colapsar al espacio donde se encuentran y volverse hoyos negros que se extienden más allá del tiempo lineal.

Con solamente un par de tomos para concluir a esta saga, es poco probable que esta narrativa de Humanos ligados a las Máquinas y siendo carcelarios de Mutantes en cautiverio se pueda resolver de manera satisfactoria, pero lo que si podemos esperar es que al menos se tracen las líneas argumentales que únan a este milenio en extinción con el mundo actual de Xavier y Krakoa, sobre todo cuando personajes como Cypher, los Phalanx, Nimrod y Karima, elementos visuales como la enigmática Torre de metal e ideas como los agujeros negros—donde Rasputin y Omega Sentinel cayeron convenientemente en el tomo #3—tienen entre sí nexos que son tan explícitos como sutiles.

SIGUE:
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