The End of Comics.
No more Comics.
Comics are dead.
El año 2020 pareciera ser otro punto de quiebre para el Noveno Arte. Más que muerte, se vaticina desaceleración, inflación—el alza de precios ha sido la constante en el último lustro—y la transformación.
El comic como propiedad intelectual dicta al mainstream el rumbo a seguir, los trends socioculturales que hay que plasmar sobre la página impresa y los programas editoriales a empujar en el catálogo mensual.
“For Marvel comic books in the past decade, cancellation is as inevitable as death and taxes (and resurrection). Due to a business strategy that is centered on flooding the market with as many comics as possible to squeeze out shelf space for competitors, even if that flooding results in the cannibalization of its own comics’ readerships, Marvel seemingly utilizes a “throw everything at the wall and see what sticks” approach to greenlighting new titles. Unfortunately, most comics aren’t that sticky, at least, unless they were published by Zenescope or Boundless. This is frustrating for fans who try out a new series based on the premise that it will actually continue for more than 6-12 issues, only for it to be canceled just when it’s getting good.”
— Jude Terror, January 8, 2020.
El aumento desmedido en el precio promedio empuja al fanático a abrazar de una vez por todas a la alternativa online—unos cuantos centavos vs. price tags que ahora rayan en los 5 dólares, it’s a no-brainer—y dejan a los retailers en disyuntivas cruciales dentro de un restrictivo Mercado Directo que no halla la forma de detener el cierre masivo de tiendas especializadas (todas ellas plagadas de inventario sin mover, un ratio de devoluciones al mínimo y con un cada vez más difícil pronóstico de ventas), y saturadas además por la especulación rampante, una variedad de títulos muy poco o nada sugerentes para el consumidor y escasísimos garbanzos de a libra.
Este estado de indefinición e hipérboles sin duda beneficia al lector que busca alternativas diferentes a lo comercial. El medio del comic se ha vuelto democratizado, descentralizado y con amplios métodos para hacer llegar comics multigénero a las manos y dispositivos electrónicos de los lectores. Si no hay nada atractivo en el mainstream es momento de animarnos a apreciar y a consumir el trabajo de nuevas voces.
¿Qué espero de 2020? Menos opciones que valgan la pena en lo comercial y una larga fila de Novelas Gráficas, Zines, Sketchbooks, Postscards, Litografías, Minicomics y productos variados por una pléyade de editoriales independientes, además de autores autopublicándose a través de canales emergentes como Etsy, Patreon, Big Cartel, Short Box y un largo etcétera. Vaticino un interés personal reenfocado en el completismo de mi colección de Marvel y DC—ante la falta de material nuevo que capture mi atención—siendo la búsqueda de backissues (en sitios especializados como eBay, Amazon y tiendas de comics online) la tónica a seguir. Y, ¿por qué no? tirar de hemeroteca para compartir a mis “grandes hits” ahora que se avecina esta desaceleración.
Lo dicho, a transformarse. Veremos.