Powers of X #6
“House of X”
Escrito por Jonathan Hickman
Arte por R.B. Silva & Pepe Larraz
Color por Marte Gracia & David Curiel
Letra por Clayton Cowles
Diseño por Tom Muller
Edición por Annalise Bissa & Jordan D. White
El último tomo de Powers of X llegó a los stands plagado de sorpresas, revelaciones y giros en la trama que demolieron todas las expectativas posibles, brindando no solamente una conclusión satisfactoria sino que también sitúa a la franquicia de los Hombres X en una posición muy importante dentro del catálogo de publicación de la editora Marvel Comics. En un 2019 en el que se saturó de hype a títulos como Captain Marvel, War of the Realms, Spider-Man, Marvel Comics #1,000 y Absolute Carnage a más no poder, fue en el pequeño “ghetto” en el que estuvo arrinconado el comic de los X-Men el que dio mucho más de qué hablar y a través de lo más esencial: una historia y arte secuencial de grandísima calidad y visión autoral, y sin recurrir a la retórica vacía, a los crossovers y a la publicidad engañosa.
Es R.B. Silva quien le da cierre a esta magna narrativa y mostrando una gran forma y dominio de un estilo que fue competitivo y a la par de un artista top como Pepe Larraz. Por primera vez en el comic, Silva emplea con buen tino sombras, contrastes y greytones con su característico trazo fino para detonar estados de ánimo, subterfugio y ambientaciones fuera de este mundo, mostrándonos con gran aplomo y claridad las razones por las cuales el colectivo humano-inteligencia artificial mantiene en cautiverio a un grupo de mutantes, a pocas horas de que se cumpla su fusión con la sociedad digital de los Phalanx y se le de fin a la historia humana como la conocemos.
El gran twist que se revela en pocas páginas redefine el conflicto de razas entre los Hombres X y sus enemigos: nunca fueron las máquinas los verdaderos contrincantes de los homo superior, sino los propios homo sapiens quienes una y otra vez luchan contra la obsolescencia y el reloj biológico, a través de medios poco ortodoxos y los adelantos científicos. Su obsesión por la inmortalidad, la curiosidad que provoca el hambre por el conocimiento absoluto y su espíritu creativo han llegado a extremos siniestros, lejos de cualquier péndulo moral y al límite de lo que la existencia terrenal ofrece. Los Phalanx es su boleto de entrada a planos de realidad superior, aún y cuando eso signifique sacrificar su individualidad por un atisbo hacia lo divino y la omnisciencia.
De nueva cuenta, Jonathan Hickman trae a la página impresa sus temas insignia que diseccionan a la condición humana y a todas sus complejidades, colocando a House of X/Powers of X al mismo nivel de análisis de obras de su autoría tales como Pax Romana, Transhuman, Red Mass for Mars, East of West y S.H.I.E.L.D. En un sentido de elipsis muy atinado, el escritor trae al tablero de juego a Moira McTaggert, cuyo ciclo finito de muerte y resurrección se vuelve un elemento clave: su muerte en la línea de tiempo “X3” (1,000 años en el futuro) supondría el fin de la campaña humana hacia su ascenso definitivo, algo que el colectivo cibernético no se puede permitir.
Sin embargo, siempre hay un wild card y ese es Wolverine, quien es el mejor en lo que hace. Deshaciéndose del Anticuario que cuidaba del zoológico mutante, se dispone a terminar con la vida de Moira, quien ahora posee la pieza que faltaba en este complejo rompecabezas: en el conflicto racial el humano siempre será el más apto, y ganarle la carrera es el reto mayúsculo. De esta manera concluye la Sexta Vida de Moira X.
ZOMG
No cabe duda que el equipo creativo supo delinear los momentos cumbre y supo esconder a la baraja ganadora. Siempre se tuvo la certeza de que la Vida #6 era un secreto muy bien guardado y del cual nunca creímos que se le iba a dar juego en los tomos siguientes de esta gran obra. Para nuestro beneplácito, vemos en esto un reto consciente de los storytellers por contar una historia completa y con los cliffhangers necesarios para interesar a la audiencia en seguir el segundo acto de su trama. Para quienes House of X y Powers of X hayan sido suficientes, tuvieron el agrado de encontrar las respuestas y momentos más importantes dentro de sus páginas. El final de esta historia es abierto pero podemos poner un punto final a la lectura si así lo deseamos. No se puede pedir más.
La narrativa da un salto hacia el presente y pondera correctamente la disyuntiva en la que se encuentra ahora la realidad mutante, una vez que tiene sobre la mesa todos los rumbos posibles dentro del eterno conflicto con los humanos. Queda claro que la coexistencia pacífica—y por tanto la razón de ser del líder de los X-Men, Charles Xavier—nunca fue la respuesta correcta o el camino menos sinuoso. De esta forma, la saga se reinventa a sí misma y ofrece a los lectores la alternativa siguiente, que es entablar un juego geopolítico de grandes consecuencias, alianzas incómodas y agendas secretas que probablemente o no desemboquen en escenarios similares a los que hemos visto en las insólitas vidas pasadas de Moira X. Con elementos temáticos como la isla de Krakoa y sus semillas todopoderosas, la aniquilación de la tecnología sentinela, el motor de resurrección y la nueva cultura mutante nos hacen suponer que los errores de antaño no serán repetidos.
Y en el caso de Moira se establece también un rompimiento entre ella y Xavier. A través del diseño gráfico de Tom Muller se presenta a los lectores pasajes selectos de sus diarios, en los que se expone el punto de vista del personaje y cómo ha intentado una y otra vez moldear los eventos a su conveniencia. Estos individuos y grupos en pugna que se han establecido en las páginas de ambas miniseries han amplificado el interés del lector hacia el título de los X-Men. De esta manera cualquier cosa puede pasar.
A título personal tuve muchas reservas tras conocer el regreso de Hickman a Marvel, y más como escritor a cargo de X-Men. Comenté en pasados reviews el pésimo track record del título y de cómo maltrató a las carreras de grandes escritores, y de cómo la intervención editorial simplemente dejó en el limbo a la franquicia—y de la misma manera que un crossover como “Secret Wars” en mi opinión descarriló a la trama que Hickman llevaba a buen paso en un comic como “Avengers” en el 2015. Afortunadamente, este escritor trajo en 2019 grandes ideas, supo imponer un sentido de novedad y ojos abiertos a conceptos completamente agotados y acorralados, aún y cuando se vio envuelto en una pequeña controversia cuando a las Once Vidas de Moira X se les comparó negativamente con la novela de “The First Fifteen Lives of Harry August” (publicada en 2014 por la autora británica Claire North), siendo una obra que Hickman admitió haber leído:
“Let me just say that I absolutely have read Harry August and think it’s wonderful, but I completely disagree with any idea that the narratives are similar. In regards to resurrection/reincarnation stories, I’d argue that, in terms of story, style and stakes, this is much more in line with something like Live Die Repeat (2004) than Harry August (2014). The thing that it absolutely does have in common—and where the comparison is both accurate and fair—is that it repeats a lifetime instead of just a short period of time, but even that’s something that Replay did thirty years ago (1986).
These are all just plot devices to tell a particular story […] what we’re doing in the X-books isn’t a story about reincarnation. That’s just a plot device we stuck in there to make the first act retcon go down easier. When this is done, it’ll be very obvious to anyone who reads both that the two aren’t the same.
I would, however, tell everyone to go read Harry August if you haven’t. It’s about a rivalry between two men that goes on for several lifetimes against a backdrop of a secret society of people who reincarnate. Everyone should read it.”
La adición de Tom Muller no solamente concentró a Hickman en la realización del guión—un gran problema si volteamos a ver los continuos retrasos en sus comics independientes—sino que nos dio la oportunidad de conocer a un gran talento con un buen ojo en la construcción de contenidos visuales que transformaron radicalmente a este comic. A pesar de que personalmente no estoy muy convencido respecto a la forma y tipografía de los logotipos—en sí un mal endémico en TODOS los comics tanto de Marvel como DC—Muller le imprime un sello distintivo y disruptivo que es bienvenido. El uso de colores para denotar simetrías y key issues le dieron a ambas miniseries un valor agregado y detalles que nos llevaron a escudriñar y analizar a cada infografía semana tras semana.
El futuro inmediato de la serie es más que interesante. Con títulos como X-Men, Marauders, Excalibur, X-Force, New Mutants y Fallen Angels—además de un probable título para Moira y otra serie tentativa para 2020—se tiene disponible un lienzo de potencial amplísimo para explorar todos los detalles tanto tangenciales como dejados a medias en House of X y Powers of X.
De cualquier manera, en el Mercado Directo del comic en 2019 nada está asegurado y la supervivencia de estos títulos dependerá mucho de que sus respectivos autores se libren de todas las amarras y lleguen con la misma mentalidad out-of-the-box de Jonathan Hickman: siendo propositivos y con una estrategia definida, sorprendiendo a los fans y alejándose por completo de la nostalgia que parece ser un lastre permanente en los comics de los Hombres X.
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