The Girl with the Dragon Tattoo | Suecia, 2009
Dirigida por Niels Arden Oplev
Libreto cinematográfico por Nikolaj Arcel y Rasmus Heisterberg
Basada en la novela “Män som hatar kvinnor”, por Stieg Larsson
Reparto: Michael Nyqvist, Noomi Rapace, Sven-Bertil Taube, Peter Andersson, Ingvar Hirdwall, Julia Sporre y Peter Haber
Cinematografía por Eric Kress y Jens Fischer
Musicalización por Jacob Groth
Edición por Anne Østerud
Producida por Yellow Bird
Distribuida por Nordisk Film, Momentum Pictures y Music Box Films
Tras la muerte del novelista y polémico periodista/activista Stieg Larsson en el año 2004, sus manuscritos ‘Män som hatar kvinnor’, ‘Flickan som lekte med elden’ y ‘Luftslottet som sprängdes’ fueron publicados, convirtiéndose en un fenómeno literario a nivel mundial.
Los derechos para adaptar las novelas de Larsson a la pantalla grande cayeron en manos de Yellow Bird (quienes produjeron la serie policiaca de televisión y cine Wallander), y en 2009 debuta en cartelera la primer entrega de esta trilogía: Män som hatar kvinnor (traducida literalmente en español como ‘Los hombres que no amaban a las mujeres’, y comercializada en la Unión Americana como ‘The Girl with the Dragon Tattoo’).
La historia relata las viscisitudes de Mikael Blomkvist (interpretado por Michael Nyqvist), un periodista y activista político, quien trabaja para revista de crítica social Millennium (Larsson se basó en sus experiencias para crear a Blomkvist) y que, bajo la amenaza de caer en prisión por un artículo tildado de difamatorio, ve que su mundo se derrumba.
Sin embargo, antes de que sea encerrado, recibe una oferta intrigante: llevar a cabo una crónica de la poderosa Familia Vanger, a petición de su máximo jerarca, Henrik (Sven-Bertil Taube).
El motivo de esta oferta es que Henrik desea hacer un último intento por saber la historia familiar y si existe un nexo entre ella y la desaparición de su sobrina, Harriet (Julia Sporre).
A pesar de estar renuente a ello, Blomkvist acepta a final de cuentas. Lo que no sabe, es que alguien más está interesado en su investigación: Lisbeth Salander (Noomi Rapace), una joven cuyo tormentoso pasado de violencia la impulsa a ayudar al periodista.
Niels Arden Oplev maneja con maestría elementos visuales y una cadencia en la trama, distribuyendo de forma inteligente las dosis de suspenso, misterio y caracterización durante las dos horas y media de duración del film. La trama fluye de manera natural, con Nyqvist reflejando la personalidad de su alter ego atinadamente: cansado, sin esperanza de un futuro, pero que es embrujado por la enigmática imagen de Harriet Vanger, dándole un segundo aire y un propósito antes de cumplir su condena.
Cabe señalar que Sporre sólo aparece en breves flashbacks, con su imagen plasmada sobre un retrato. La forma en la cual es fotografiada nos hace recordar a la mítica Mona Lisa, cuya sonrisa y gestos nos transportan a un mundo extraño, lleno de interrogantes.
La dirección nos hipnotiza con la mirada inocente de la joven, haciendo que nos sumerjamos a un mundo completamente diferente, a un meta-comentario de la misoginia y todo lo que está mal en ella.
El film nos golpea duro, con Noomi Rapace encarnando el odio y fragilidad de Salander, quien no soporta más los abusos de los hombres y toma como suya la cruzada de Blomkvist por resolver el misterio de la familia Vanger, que abre una lata de gusanos.
Rapace participa en dos escenas fuertes que son una declaración cruda de lo que está mal con el machismo y la misoginia en un mundo moderno. Las escenas no son gratuitas, sino necesarias para trazar una delgada línea moral que en la segunda mitad del film nos traen recompenzas interesantes para quienes se dejaron atrapar por el dilema emocional que presenta el personaje de Lisbeth Salander.
Hay momentos en los cuales la película nos deja a nosotros mismos armar nuestras propias conclusiones. Y cuando pensábamos que la historia se había terminado, los últimos veinte minutos nos ofrece más material, el cierre de los ‘character arcs’ y respuestas concretas a las interrogantes que con nuestra interpretación del film habíamos ya formulado. Esta última parte del film se integra sin problemas a la narrativa y nunca se siente que está de más, e incluso nos ofrece varias sorpresas inesperadas y que son bienvenidas, haciendo un atinado homage a la cinta de The Silence of the Lambs, la cual sin duda resuena como guía espiritual, estética y temática para esta cinta.
Obviamente, dado que es una trilogía (las dos secuelas ya fueron filmadas y estrenadas en el mismo 2009, con los mismos protagonistas) The Girl with the Dragon Tattoo nos deja solamente una interrogante en la persona de Lisbeth Salander y su futura agenda, además de su extraño apego por Mikael Blomkvist.
Sin duda el film nos ofrece una historia compacta, pero de vasto alcance y con dos personajes entrañables, y deja a los cinéfilos listos para la segunda entrega de la saga, The Girl Who Played with Fire.