Astonishing X-Men Vol. 3: Torn
Escrito por Joss Whedon
Arte de John Cassaday
Color por Laura Martin
Publicado por Marvel Comics

Continuamos con nuestras reseñas de la exitosa serie de comics de Astonishing X-Men.

Tras analizar los primeros dos arcos argumentales, ‘Gifted’ y ‘Dangerous’, ahora nos toca revisar el tercer volumen de esta saga: “Torn”, que comprende los tomos número 13 al 18 de la serie de Astonishing X-Men.

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Como un todo, Torn es a título personal el mejor trabajo como escritor dentro de la carrera de Joss Whedon: una combinación precisa de atmósferas tanto románticas, solemnes, frenéticas y terroríficas, manteniendo en vilo a su audiencia y preparando un crescendo de manera meticulosa, manipulando el ritmo de la historia en cada momento.

Este relato narra un ataque sorpresa sobre los Hombres X, orquestado por el grupo de villanos del Hellfire Club. Sin embargo, su presencia nos oculta a una amenaza aún mayor, la cual nos llevará a un conflicto donde las emociones y el nivel de resistencia de los protagonistas se ponen a prueba.

Whedon confecciona una estructura narrativa en 3 niveles: 1) Consolidar la regresión de la franquicia a un ambiente que descarta la temática de ‘social sci-fi’ por una 100% superheróica; 2) Jugar con las preconcepciones del propio género de superhéroes y las expectativas de los fans; y 3) Rendir tributo a lo que son sin duda dos de las eras definitivas en la historia de los Hombres X.

En el primer rubro, Whedon sentencia con la frase ‘Nothing has changed’ que el status quo de aventuras tradicionales ha regresado para quedarse. Esto crea un contraste sumamente interesante con la etapa previa, escrita por Grant Morrison (2001-2004), la cual inicia con un categórico ‘You can stop doing this right now’.

Posteriormente, Whedon despliega de lleno atmósferas constantes de intriga conspiratoria y que rinde frutos desde el primer instante. El autor se toma su tiempo mostrándonos a los personajes seguros, tranquilos y siguiendo la rutina típica de su caracterización tradicional, pero intempestivamente todos ellos son sujetos a situaciones que los alejan de su zona de confort:

Scott Summers es convertido de un temerario líder a un puñado de complejos y represiones, contrario a lo que vimos en las primeras dos historias en Astonishing X-Men.

Emma Frost es mostrada como una persona con la gran disyuntiva de darle la espalda a su pasado u honrarlo. Sus traumas regresan a cobrarle factura.

Beast es doblegado por su naturaleza animal (síntoma mostrado en los tomos anteriores y que ahora el autor lleva a un punto de ebullición).

Wolverine es puesto bajo un contraste que trae a la mesa el elemento cómico a esta saga, y que expone su fragilidad mental detrás de su coraza de gran guerrero.

La relación entre Kitty Pryde y Colossus se consuma, pero es puesta a prueba al establecer un proceso de cambio radical en sus conductas preestablecidas desde que debutaron como personajes de los Hombres X: Kitty abandona su inocencia para enfrentar el reto de ser una mujer y (quizás) una madre, mientras que Colossus es sacado de balance cuando la respuesta a su predicamento está lejos de golpear cosas.

Todas estas situaciones llegan a un punto álgido cuando Whedon introduce a la narrativa a personajes que han estado en la periferia de su saga, tales como Abigail Brand y la agencia intergaláctica SWORD, cuyo arco argumental es puesto al descubierto. Además, los villanos del primer y segundo relato — el extraterrestre Ord y la inteligencia artificial nombre Danger, respectivamente — reaparecen para cobrarse afrentas, creando un desenlace que evoca a batallas previas dentro de la mitología de los Hombres X.

Y es que Whedon más que nunca nos expone la realidad de las cosas: Astonishing X-Men es el umbral hacia un estilo narrativo más cercano a los ‘grandes hits’ que han hecho vibrar a generaciones de lectores. Y es que desde la primera escena, la cual rinde homenaje a ‘E is for Extinction’ (del 2001 y primera historia de Grant Morrison para los X-Men) este volumen 3 ofrece giros muy originales e inesperados a las historias clásicas de esta franquicia.

Con momentos donde Kitty Pryde evoca al grito de batalla de Wolverine contra el Hellfire Club en Uncanny X-Men #132 (1980), pasando por homenajes a inmortales viñetas publicadas en los anales de este título, así como callbacks de los protagonistas a lugares, aventuras y compañeros de armas largamente ausentes, Torn se consolida como paseo por memory lane muy entretenido para los fans.

John Cassaday ofrece nuevamente una gran consistencia. Cabe señalar que Astonishing X-Men tuvo un calendario errático de publicación, donde la editorial le dio el tiempo suficiente al artista para poder completar de forma íntegra y sin relevos cada uno de los tomos individuales de esta serie, que en su totalidad tardó 4 años (2004-2008) en ser completada (!).

Sin embargo no podemos quejarnos. Cassaday complementa esta increíble historia con un storytelling más que correcto, donde los momentos de humor chusco son entregados sin falla, la intriga y el subterfugio son cargados con un gran número de sombras, y el ambiente de tensión y terror psicológico es genuino, donde Cassaday emula la atmósfera claustrofóbica que el artista Frank Quitely nos presentó en ‘E is for Extinction’, historia que comparte temáticas similares con Torn.

Laura Martin no falla para mostrar los contrastes de colores de acuerdo a cada escena, ya sea el humor bajo la luz del sol, un ambiente estéril ya sea en el espacio exterior o en las profundidades del cuartel de los Hombres X, así como evocar cromáticamente a grandes momentos publicados dentro de esta franquicia y que actualmente se consideran definitivos.

De nueva cuenta, Whedon deja situaciones en el tintero, en suspenso, y que hasta el día de hoy siguen como cabos sueltos sin resolverse. Comentábamos en reseñas previas que sin duda esto es un intento deliberado por parte del autor para mantener relevante a su saga de Astonishing X-Men, así como un esfuerzo por “contribuir” de forma irónica con la gran lista de misterios no resueltos dentro de esta inmensa mitología.

Dichos misterios son grandes, importantes, y que quizás Whedon en algún futuro se decida a ofrecernos su versión de los mismos, o bien dejar a su paso una caja de pandora para quien quiera atreverse a explorarlos.

Con un cliffhanger realmente sensacional (y algo que ya es habitual en esta serie) dejamos a los Hombres X a merced de un destino mortal e incierto, pero con la promesa de que el cuarto y último volumen de Astonishing X-Men nos traiga un gran nivel de calidad argumental y consistencia artística que nos entretenga por igual.

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