La Final del Mundo

Opinión sobre la Final de la Copa Libertadores 2018.

“El fútbol, lo superfluo, ha dejado en segundo plano, como es habitual, lo importante…”
— Manuel Jabois.

La Final de la Copa Libertadores 2018 me trae sentimientos encontrados. Yo soy muy de El Diego, y el “Pelusa” jugó con Boca el torneo más espléndido de todos los tiempos. El Metropolitano del ’81 supera en tinta, video y pasión (por mucho) al laureado “sextete” de Guardiola de 2009. Lo que hacían Maradona y Brindisi en el campo nunca lo hicieron Messi y La Masía.

Pero también me une la historia a River. Su símbolo más emblemático, Daniel Passarella, hizo campeón a mis Rayados en el 2003, y doce años después Los Millonarios le arrebataron la Libertadores a los Tigres. En pocas palabras, River es gratitud eterna.

Cuando empecé a seguir al fútbol argentino en 1996, coincidí con la segunda generación más grande de River, que recogía el testigo de la histórica Máquina de los años cuarenta: era el equipo del “Pelado” Díaz con el “Mono” Burgos, “Juanpi” Sorín, rudísimo Celso Ayala, Rivarola, Almeyda, Astrada, Marcelo “El Matador” Salas, el inolvidable “Burrito” Ortega y el “Muñeco” Gallardo, con Hernán Crespo y el eterno “Príncipe” Enzo Francescoli adelante.

Con Boca, fue el equipo del “Virrey” Bianchi el que acaparó los elogios a nivel nacional e internacional. Aquel que estuvo a punto de perder una semifinal histórica en el 2000 con el América de Cuauhtémoc Blanco, José Luis Calderón y Fabián Estay en el Estadio Azteca, y que le ganó por penales al Cruz Azul un año después—los Cementeros tuvieron el prestigio de golear y eliminar a River en cuartos de final. Los Xeneizes dominaron el continente y el mundo con talentos como Abbondanzieri, Córdoba, Bermúdez, Burdisso, Cagna, Samuel y Arruabarrena; Traverso, Basualdo y el “Chaco” Giménez; Gustavo Barros Schelotto, el “Chelo” Delgado, Neri Cardozo, Walter Gaitán, Carlitos Tévez, Alfredo Moreno y Riquelme, “el Último Diez”.

Muchos de estos futbolistas harían historia en nuestro país. Neri fue una leyenda moderna con el Monterrey. “El Chaco” fue figura en Cruz Azul y Pachuca. Yo fui a ver a Tévez cuando Corinthians vino a jugar contra Tigres en la Libertadores 2006, saliendo lesionado en el siempre infame pero necesario “carrito de las desgracias”. Walter Gaitán tiene el honor de ser el único futbolista al que le mentado la madre en un partido, en un clásico Monterrey-Tigres (aquel que se llevó a la bolsa el “Messi” Acuña en 2008). “El Chueco” Gaitán era un crack e insultarlo era el mayor de los elogios. Matías Almeyda, por su parte, le quitó un campeonato a Tigres como entrenador de las Chivas en 2017. De nuevo, la escuela de Núñez nos daba otra satisfacción. Moreno.gol (nunca me olvidaré de esa portada de El Gráfico) tuvo junto al “Chaco” la carrera más longeva en el balompié azteca.

En años siguientes, otros futbolistas de Boca harían carrera en México como Mauro Boselli (goleador histórico del León), Bruno Marioni (quien le ganó una final a los Rayados) y Walter Erviti (a quien Passarella trajo a Monterrey en el año del campeonato). Por parte de River, Eduardo Berizzo fue leyenda del Atlas de Marcelo Bielsa en los noventas.

2000

Jugadores como Martín Palermo por Boca y Javier Saviola en River tomaron la estafeta de gloria. Jugadores rioplatenses como Pablito Aimar, Mario Yepes, Diego Placente y el guardameta Roberto Bonano formaron parte de escuadras mundialistas. Aimar fue el estandarte de aquel inolvidable Valencia de principios del siglo XXI que le plantó cara a los clubes más importantes del orbe.

Ambos clubes polarizaron a su país en una electrizante eliminatoria de cuartos de final en la Libertadores del 2000. River tomó la ventaja en el Monumental con un 2-1, pero Boca puso en ebullición a La Bombonera con un categórico 3-0 a manos del “Chelo”, Riquelme y un apoteósico gol de Palermo de media vuelta sobre Bonano.

2004

La histórica semifinal de la Libertadores 2004 fue un choque de poder a poder: por River estaban el portero Lux, Cristian Nasuti (otro emigrante a México), “Chacho” Coudet (ídem), Daniel Montenegro (en el América), Mascherano, “Lucho” González, Rubens Sanbueza (América, Toluca), Husaín y Matador Salas, dirigidos por Leo Astrada; a Boca todavía lo traía el “Virrey” y alineó a figuras como Schiavi, Tévez, Antonio Barijho y al “mellizo” Guillermo Barros Schelotto. El duelo se definió en penales a favor de los auriazules tras un 2-2 cardíaco, pero los de la franja roja celebrarían la derrota xeneize contra el Once Caldas colombiano en la final.

En los siguientes 14 años se suscita un eclipse sufrido por el fútbol argentino a manos de los brasileños, acaparando la mayoría de los éxitos en la Libertadores. En dicho período Boca gana en 2007 y River el ya mencionado certamen de 2015, habiendo resurgido de sus cenizas tras el infame descenso ocurrido en 2011. Esto coincide además con los años magros de la selección albiceleste en los Mundiales y en Copa América, estrellándose con estrépito en fases definitorias.

2015

De alguna u otra forma todos estos nombres que hemos mencionado han permanecido ligados a ambas instituciones, siendo Guillermo Barros (Boca) y Marcelo Gallardo (River) sus entrenadores.

Esta final no solamente paralizará al país sino que traerá de vuelta a los ojos del mundo a Argentina, cuna interminable de futbolistas pero que a nivel colectivo le debe una estrella a su país desde hace más de tres décadas. Todo el folclor, color, pasión y leyenda mutua saldrán a relucir durante todo el mes de noviembre de 2018, poniendo a prueba también a la seguridad nacional que espera con reservas a estos duelos (y que coinciden con el G20 en Buenos Aires, toda una pesadilla logística). Caldos de cultivo de un fervor energizado por las barrasbravas de ambos clubes, cuya estructura y masa social engloba tanto a grupos comunitarios como delictivos, y de los cuales los medios especializados del balompié pondrán especial atención para medir su grado de influencia sobre la grama, jugadores, directivos y la fuerza pública. El hecho de que River terminara gaseado por la barra de Boca en la Libertadores 2015 nos habla de que este nuevo duelo será una proverbial Tercera Guerra Mundial.

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