Final Crisis #1

“With J.G. Jones and later Doug Mahnke on art, we set about dramatizing the breakdown of the rational enlightenment story of progress and development as it succumbed to a horror tale of failure, guilt, and submission to blind authority.”
— Grant Morrison.

Annotations y comentario variado.

Final Crisis de Grant Morrison (2008) fue un comic tan polémico que invitó tanto al desdén generalizado como a la obsesión en específico. Toda una saga que nos condujo al escrutinio para descubrir todos sus secretos, y a un análisis cerebral para descifrar las claves de su fracaso comercial y de crítica—a pesar de su frescura y descaro en el argumento y narración. Como complemento a nuestra anterior retrospectiva, ofrecemos ahora annotations y comentario variado para cada capítulo de esta controversial obra. Tú no necesitas saber nada de esto, pero en caso de que estés interesado…

“With J.G. Jones and later Doug Mahnke on art, we set about dramatizing the breakdown of the rational enlightenment story of progress and development as it succumbed to a horror tale of failure, guilt, and submission to blind authority.”
— Grant Morrison.

Final Crisis #1
“D. O. A.: THE GOD OF WAR!”

créditos
Grant Morrison, guión • JG Jones, arte
JG Jones, portada/variante • Alex Sinclair, color
Rob Leigh, letra • Adam Schlagman, editor asociado
Eddie Berganza, editor

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Sinopsis

“Hubo una guerra en el cielo, y el mal triunfó…”

A self-assembling hyper story!

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Annotations

Final Crisis deja claro desde un inicio su intención por ser un relato que satura a sus lectores con ideas y secuencias que son épicas, evocativas y sensacionales. Denominado por el autor como “un Mito de la Creación para el concepto del superhéroe”, el encuentro entre los personajes de Anthro y Metron en la época de las cavernas sentencia una constante intrusión de lo fantástico en el mundo real.

“MAN. I AM METRON. HAVE NO FEAR. HERE IS KNOWLEDGE.”

El guionista Grant Morrison y el ilustrador J.G. Jones aciertan al contrastar este momento cumbre con otro similar, pero de un significado distinto: en la época actual el detective Dan Turpin (creado por los legendarios Joe Simon y Jack Kirby) encuentra en un basurero al moribundo dios Orión. La intersección con lo divino se vuelve tétrico y ominoso, estableciendo el tono a seguir en cada una de las entregas de esta saga.

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“HAL… THESE NEW GODS. THEY COME WITH BAD GODS TOO.”

El misterio detrás del asesinato de Orión se desvela de manera fragmentada a lo largo de esta historia, y no fue hasta el último capítulo que logramos formar el rompecabezas completo. Parte del desencanto del público fue esta decisión del escritor por mostrar a cuenta gotas a todas sus cartas, siendo así contra-intuitivo en una época donde el comic comercial se lee en pocos minutos. En este sentido, Final Crisis se disfruta mejor de forma íntegra y en una sola lectura, aunque en su defensa el formato serializado le dio también gran valor al lector, con la opción de explorar una y otra vez sus acertijos entre cada edición.

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“BUT WHAT HAPPENS IN A WORLD WHERE GOOD HAS LOST ITS PERPETUAL STRUGGLE AGAINST EVIL? AN END TO THE AGE OF SUPERHEROES. A FULL-ON, NO BULLSHIT, TWILIGHT OF THE GODS. HOW DOES THAT SOUND?”

Comentamos anteriormente el innecesario misterio de quién fue Libra. Para su fortuna, el personaje contó con excelentes diálogos en sus intercambios con los supervillanos de DC. Su impacto en la historia es mínimo, además de que los fans ya sabían de antemano que se trataba de un heraldo de Darkseid—coincidimos con Morrison de que la reaparición de los Nuevos Dioses (creados por Jack Kirby en los 70s) debió haber sido una sorpresa dentro de esta historia, y no algo ya sabido por todos con antelación.

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“HOLY $@!#%. CAN EVERYBODY SEE THIS? THIS, MY FRIENDS, IS WHAT HAPPENS TO ANYBODY WHO %@&S WITH THE HUMAN FLAME!”

En el caso de Human Flame—su primera aparición en Detective Comics #274 de 1959—sucede lo mismo que con Libra, y con él se acentúa la manera en la cual lo urbano va diluyéndose paulatinamente para dar entrada a lo mítico, tal y como lo menciona el propio Morrison:

“SU NOMBRE ES GRANDIOSO, PORQUE ES EL PRIMERO DE LOS VILLANOS EN SUCUMBIR ANTE LA ECUACIÓN DE LA ANTI-VIDA, Y NO PUDE RESISTIRME A LA IDEA DE QUE LA “FLAMA HUMANA” HA SIDO ‘EXTINGUIDA’; DEMASIADO COOL PARA DEJARLO PASAR.”

La muerte de Martian Manhunter es la primera de muchas instancias en donde el equipo creativo pone de manifiesto que la historia tomará tintes muy macabros. Final Crisis nos convence en todo momento que los héroes están en peligro inminente, y el crédito de esto se lo merece J.G. Jones, cuyo estilo retrata con gran crudeza e impacto las vicisitudes de los protagonistas, dando gran realce a lo horrible y cruel que son los villanos en este crossover.

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Como lo mencionamos anteriormente, este comic entró en polémica tras la fallida serie de Countdown y su malogrado propósito de ser un puente narrativo que nos condujera de manera gradual hacia Final Crisis.

Sin rebuscar a su trama, y con párrafos selectos, simples y minúsculos tales como “Incidencies of contact with the Gods of NEW GENESIS and APOKOLIPS have been on the increase”, Morrison demuestra su elegancia como maestro narrador y acepta el reto de condensar/sintetizar y dejar atrás a aquel comic sin mayores dificultades.

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La historia se aleja un momento de lo cotidiano para dar un salto a otros estratos de realidad, en los cuales se describe con gran elocuencia al misterioso conglomerado de los Monitores, cuya presencia visual evoca al personaje homónimo de la primera Crisis de 1985. La historia se centra principalmente en cuatro de ellos, siendo Nix Uotan, Weeja Dell, Zillo Valla y Ogama. El arco argumental de estos personajes se mueve en diversos frentes, empleando un lenguaje elevado para una civilización alejada por completo de la nuestra:

“THE MULTIVERSAL ORRERY HAS SURVIVED REPAIR AFTER THE LOSS OF MOVING PART: U-DESIGNATE 51.”

Pasando por instantes de intriga conspiratoria:

“I ARRIVED TOO LATE TO SAVE EARTH-51. THERE WAS A SABOTAGE, I SWEAR.”

Y un aura provocativa llena de nostalgia, metáforas y mensajes crípticos:

“WEEJA DELL, BEHOLD: WE MONITORS, WHO WERE FACELESS, ONCE… WE ALL NOW HAVE NAMES AND STORIES. THERE ARE HEROES AND VILLAINS… SECRETS AND LOVERS… OGAMA FEARS WE HAVE BECOME CONTAMINATED DURING CONTACT WITH THE OBSCURE LIFEFORMS THAT GROW WITHIN THE WORKINGS OF THE ORRERY. THROUGH THEM, TIME HAS ENTERED OUR TIMELESS WORLD. BEGINNINGS AND ENDINGS.”

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Este primer capítulo concluye dando un atisbo todavía sutil a uno de los recursos narrativos más criticados dentro de Final Crisis, siendo éste el momento en el que la lógica lineal se deja a un lado para dar paso a intercambios extraños entre personajes, y la aparición de elementos visuales y frases selectas que sugieren una colisión entre presente, pasado y futuro de manera brusca, pero que no logran esclarecerse por completo. La primera señal se da cuando Anthro (creado por Howard Post en 1968) dibuja el símbolo de Metron—una especie de “circuito” integrado por círculos y líneas rígidas, estructuradas, que denotan un significado más cercano a la magia, a símbolos cuya presencia lanzan un hechizo a su alrededor—lo que detona la aparición de un personaje de nombre Kamandi (creado por Kirby en el lejano 1972), que se supone vive en un planeta Tierra desolado, post-apocalíptico. De Anthro “el primer chico” a Kamandi, el “último” se infiere brevemente el alcance narrativo que pretende cubrir Final Crisis.

“METRON GAVE YOU A WEAPON AGAINST THE GODS! WE NEED IT NOW!”

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Es importante notar los atractivos créditos finales al final de cada tomo, siendo una combinación atrayente de tipografía y diseño por parte de Rob Leigh que nos recuerda a los news headlines de los noticieros contemporáneos de vanguardia, comprimiendo información en espacios inteligentes, y que le dan realce a la página como un elemento más que contribuye a la historia.

Final Crisis #1 se consolida como un inicio incierto, y dicho sentido de confusión generalizada se contagia de manera fenomenal a los lectores, mostrándoles una pléyade de momentos inconexos, todavía lejos de coalescer unos con otros, pero que impresionan gratamente en su presentación gracias al tándem de J.G. Jones y su colorista Alex Sinclair, que le hacen justicia a cada una de las secuencias conjuradas por Morrison.

SIGUE:
“TICKET TO BLÜDHAVEN”

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— Grant Morrison.
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— Grant Morrison.
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