009 Re: Cyborg | Japón, 2012
Escrita y dirigida por Kenji Kamiyama, basado en el manga original creado por Shotaro Ishinomori
Reparto vocal: Hiroshi Kamiya (Joe Shimamura/Cyborg 009), Houko Kuwashima (Françoise Arnoul/Cyborg 003), Ryôtarô Okiayu (Jet Link/Cyborg 002), Kazuya Nakai (Albert Heinrich/Cyborg 004), Hisao Egawa (Geronimo/Cyborg 005), Toshiko Fujita (Ivan Whisky/Cyborg 001), Hikaru Midorikawa (Pyunma/Cyborg 008), Masaya Onosaka (Great Britain/Cyborg 007), Naoki Tatsuta (Changku/Cyborg 006) y Nobuyuki Katsube (Dr. Gilmore)
Cinematografía por Takahiro Uezono
Dirección de arte por Yusuke Takeda, diseño de personajes por Gatou Asou y dirección de animación por Daisuke Suzuki
Musicalización por Kenji Kawai
Producida por Tomohiko Ishii, Production I.G. y Sanzigen
Cyborg 009 es uno de mis conceptos preferidos tanto en el formato del manga como el anime japonés. Las primeras ediciones impresas, creadas por el venerado mangaka Shotaro Ishinomori (1938-1998), siguen inspirando a generaciones enteras tanto por su elocuente storytelling de frenética acción y originalidad, así como su fortísima base filosófica sobre el estado del mundo moderno, azotado por la carrera armamentista, el odio, el egoísmo y la decadencia que estos factores provocan en la sociedad.
Es el anime televisado entre 2001 y 2002 el que le da un realce significativo a esta longeva franquicia, con un fenomenal diseño de personajes y animación que rescata el estilo original de la obra, reproduciendo con gran presencia sus relatos más importantes para la audiencia del siglo XXI, aderezado con un episodio final simplemente espectacular que deja en el terreno de lo ambiguo el destino final de sus protagonistas.
Uno de mis animes favoritos. Opening (arriba), Ending (abajo).
Cyborg 009 narra las vidas de 9 individuos de distintas nacionalidades, quienes son despojados de su humanidad para ser convertidos en máquinas de guerra. Rebelándose, deciden unirse y como equipo hacerle frente a aquellas amenazas a la paz mundial, además de darse el tiempo para reencontrar aquellos sentimientos y sueños que creían perdidos.
Kenji Kamiyama, la mente detrás de Ghost in the Shell: Stand Alone Complex, hace de 009 Re: Cyborg no una reiteración sino una extensión profunda, moderna y aguda de la temática básica que ofrece este material, posicionando a sus protagonistas en un futuro cercano al nuestro, un planeta Tierra que resiente duramente las debacles gubernamentales, los movimientos separatistas, las diferencias raciales e ideológicas, la guerra contra el terrorismo y el fundamentalismo exacerbado.
Kamiyama descarta por completo el paseo por memory lane y el retro-pastiche para situarse en el probable presente de estos entrañables personajes y de cómo se ven envueltos en una verdadera hecatombe de proporciones cataclísmicas, cuando una serie de ataques suicidas sobre múltiples sitios en el orbe impactan inmisericorde a las masas, un evento que pone en alerta a los 9 robots para reunirse y descubrir las razones detrás de este violento conflicto.
Respetando la línea narrativa de Acción-Caracterización-Acción de Ishinomori, Kamiyama despliega un verdadero espectáculo visual, ampliando el sentido de asombro y alcance de las habilidades de los cyborgs, gracias a un excelente diseño de personajes que rescata las características básicas del manga original, pero con un ‘oomph’, sexyness y coreografías en 2D y CGI al servicio de un vertiginoso plot que nos deja boquiabiertos, dejando de manifiesto que este anime piensa divertir a los neófitos y consentir a su vez a los hardcore fans.
Es ese salto en el tiempo impuesto por Kamiyama que desata un desconcierto sobre los detalles que rodean a los personajes, y que intencionalmente no se disipa a lo largo de la historia. El toque maestro de este director es sin lugar a dudas el suscribirse por completo a la notable subjetividad con la que Ishinomori confeccionó a su obra, sobre todo en su conclusión donde deja en el terreno de lo ambiguo los orígenes de la conducta violenta como algo intrínseco en el ser humano, y que Cyborg 009 es una representación o intención de analizarlo bajo los parámetros del inmortal género Mecha, algo embebido permanentemente en la cultura japonesa de la post-guerra.
Inspirado grandemente en los eventos que rodean al “9/11”, Kamiyama sitúa a su obra en un punto que ofrece no solamente una crítica a la ineficacia de las naciones para mantener su seguridad y jurisdicción territorial, sino también elaborar un discurso geo-político y teológico muy interesante que disecta a la conducta humana y a las fuerzas intangibles que inspiran tanto a sus creencias como acciones.
Mientras que Ishinomori crea al cártel criminal de “Black Ghost” para representar simbólicamente el acto violento, Kamiyama esconde a su “enemigo” bajo el velo de lo aparente, apoyándose sobremanera en el fervor religioso y lo metafísico para desatar una paulatina y consensual aniquilación colectiva del ser humano.
En los instantes sobre los cuales se explican (o intentan explicar) las razones detrás de estos atroces ataques, se ofrece un giro a la trama más que inesperado pero que es congruente con las bases sobre las que jugó la obra original publicada de 1963 a 1981. Esta dialéctica entre real-politik y religión entre los robots los coloca en una posición distante que les permite razonar y debatir libres de juicios preconcebidos todo el subtexto que Kamiyama imprime en su guión, el cual simplemente reafirma a Cyborg 009 como un objeto nacido en la Contracultura, con un ‘edge’ inusitado que denuncia al mundo que es víctima tanto del interés económico y bélico, una realidad incómoda e impuesta por avariciosos mercaderes de la muerte.
Así, se gesta una gran epopeya al más puro estilo del blockbuster, pero cuyo centro emocional es muy fuerte, definido y realzado en todo momento a través de las vicisitudes de Joe Shimamura, el inolvidable 009 que se debate entre el honor, la verdad, el amor y la amistad inquebrantable. Kamiyama esgrime en su argumento todo un tour de force en el cual el protagonista asume la responsabilidad de evitar el apocalipsis y cuestionar (a nombre del mundo entero) los motivos detrás del mismo a una fuerza aparentemente superior, omnipresente y que no ofrece respuestas concretas.
El estilo de animación es sumamente detallado y que trasciende a pesar de la notoria rigidez con la cual se presenta en notables ocasiones el lenguaje corporal de los personajes, pero en conjunto con su atractiva música y efectos digitales logran escenas verdaderamente sensacionales, que le dan un esplendor a cada cyborg y a sus habilidades aumentadas tales como vuelo, súper velocidad, pirotecnia, telequinesis, aguda percepción sensorial, armamento infinito, fuerza descomunal y metamorfosis.
La cinta se llena de un misticismo notable una vez que transcurre su segunda mitad, con la aparición de elementos que lejos de proveer resoluciones transforman a 009 Re: Cyborg en un cypher y en una exquisita e interesante alegoría del siglo XXI como una era en transición y transformación social, que refleja la fragilidad de sus líderes, lo susceptible de la mente humana y las agendas político-religiosas en la actualidad tecnológica que nos llevan a tomar decisiones con desatino.
Esta cinta atraviesa umbrales entre lo tangible y lo sacro para confeccionar una aventura moralista con acción de alto octanaje y un amplio discurso ideológico, situada en una época de gran incertidumbre como la nuestra, y que es terreno fértil para formular preguntas más que necesarias.
