Shoujo Kakumei Utena: Adolescense Mokushiroku

Una síntesis perfecta que estiliza, deconstruye, codifica y sitúa en un nivel superior a los temas fundamentales y estética visual de un anime de culto.

Shoujo Kakumei Utena: Adolescense Mokushiroku | Japón, 1999
Dirigida por Kunihiko Ikuhara
Libreto cinematográfico por Youji Enokido; basado en una historia por Ikuhara
Reparto vocal: Tomoko Kawakami (como Utena Tenjou), Yuriko Fuchizaki (Anthy Himemiya), Takehito Koyasu (Touga Kiryuu), Takeshi Kusao (Kyoichi Saionji), Kumiko Nishihara (Shiori Takatsuki), Kotono Mitsuishi (Jury Arisugawa) y Oikawa Mitsuhiro (Akio Ohtori)
Cinematografía por Toyomitsu Nakajo
Dirección de arte por Shinya Hasegawa y Shichirô Kobayashi; pinturas por Parco Kinoshita
Musicalización por Shinkichi Mitsumune y J.A. Seazer (con Engeki Jikkenshitsu Banyu Inryoku)
Edición por Shigeru Nishiyama
Producida por Tomoji Matsukura, Atsushi Moriyama y Toshimichi Ohtsuki

Shoujo Kakumei Utena es uno de los exponentes definitivos en la animación japonesa de vanguardia de los últimos 20 años, y a la cual le tengo una afinidad como no tienes idea.

Utena rinde tributo de una manera ingeniosa a la corriente surrealista, combinando elementos clásicos de la misma – tales como constantes repeticiones, íconos con mensajes tanto directos como subliminales y un alto grado de sensualidad – con un imponente y concienzudo análisis de la elusiva y atrayente imagen y rol de la mujer, a través de vértices tanto físicos, sociales, sexuales, emocionales y espirituales. A este subtexto se le suma una sentida carga psicológica en la que su ensamble de personajes se ve sumergido en una nostalgia que corroe sus almas, enfrascados en enfrentamientos no solamente unos con otros, sino con sus propios recuerdos que los llevan a una vida introspectiva e insular llena de lamento y conformismo. A través de herramientas de género como el romance y el ansia juvenil, la intriga conspiratoria y la metáfora visual, se confecciona un atractivo mundo narrativo que cautivó desde el primer instante, con elementos técnicos y artísticos impecables que lo colocaron en un lugar de privilegio.

Creado por el grupo creativo de nombre ‘BePapas’ y encabezado por el consagrado director Kunihiko Ikuhara, Utena es un anime y plataforma multimedia de gran visión, que llama nuestra atención gracias a su gran reparto de personajes, que es 100% cautivador y por ningún motivo redundante, donde cada uno de ellos expresa una personalidad única, con un screentime balanceado y cuya aportación es de igual importancia para avanzar a su innovadora trama, y que son elevados a niveles de culto por un reparto vocal que fue a todas luces insuperable.

Yes, that.

En palabras de su guionista, el talentosísimo Youji Enokido, se ofrece una atinada reflexión acerca de la serie y sus temas fundamentales:

“Shoujo Kakumei Utena es una historia acerca de hombres y mujeres en su juventud que se llaman a sí mismos “Duelistas”. Ellos forman parte de una élite, seres elegidos quienes poseen una gran habilidad y belleza, y se han vuelto duelistas con la condición de que deberán valerse por sí mismos para enfrentar al mundo.

La conciencia de estar alienado es un elemento importante. Sin embargo, a manera de enfatizar una verdadera nobleza, se nos ocurrió un escenario en el cual cada uno de ellos tiene una fijación la cual no pueden dejar ir. Todos tienen una formidable debilidad en sus corazones. Esa debilidad es representada como “amor”. Yo te amo. Yo amo esto y aquello. Porque yo amo. No puedo dejar de amar.

Mientras que el amor en su forma más pura es estúpido, no obstante es una emoción hermosa. Quería representar aquí a algo que fuera hermoso. No importa si realmente pudiese hacerlo (bueno, tal vez no), pero me gustaría intentarlo. Darle vida a algo hermoso hace del mundo un lugar más próspero. Hace a la gente feliz. Les hace sentir bien. Por lo tanto, me gustaría representar algo hermoso, incluso si es sólo una ilusión. Me gustaría ver algo hermoso, incluso si es sólo una ilusión. ¿No es esto normal?

Era nuestra intención el representar relaciones que fuesen dolorosas. Seguramente esta acción pudo ser debido al hecho de que estamos tratando de no perder ese algo que vamos a llegar a perder algún día. A medida que envejecemos, podemos estar seguros solamente de nuestra zona de seguridad. La confianza en nuestra comunidad y los amigos también es importante, pero no perdamos de vista el verdadero sentido de la alienación; es precisamente por este sentimiento de alienación que las relaciones con la gente entre nosotros se vuelve cada vez más preciada.”

Estos mismos elementos y muchos más son retomados en la adaptación a la pantalla grande de su obra. Shoujo Kakumei Utena: Adolescense Mokushiroku sigue verbatim el outline original, donde la estudiante de rasgos andróginos Utena Tenjou — y cuyo vestuario evoca rápidamente a Brando en The Wild One — ingresa a la deslumbrante Academia Ohtori, viéndose envuelta en un peligroso juego entre duelistas donde el premio es la figura de Anthy Himemiya, quien guarda la llave para ‘revolucionar al mundo’. Lúgubres secretos quedarán expuestos a medida que su relación con Utena cobre tintes más íntimos, en donde la propia protagonista quedará sumergida en un abismo donde recuerdos rotos la forzarán a escapar de este mundo de fantasía y abrazar la alternativa de un brillante porvenir.

El punto de inflexión que hace de Adolescense Mokushiroku un tema aparte es su franqueza, en la cual Utena y Anthy atraviesan umbrales lejos del fan service y que se traducen en juegos de seducción y temas más adultos (en este tenor se abandona el género Sh?jo para incursionar directamente en el controversial Yuri). El diseño de producción es sobresaliente al dotar de una dimensión espectacular a la Academia Ohtori, inspirada en el estilo modernista arquitectónico con un toque fantástico. Ikuhara emula el fascinante inicio de un Great Expectations de Cuarón con el misticismo de un Blue Velvet de Lynch para conjugar ambientes que paulatinamente se van deformando de asombro a dramatismo, de amistad a inuendo, de honestidad a perversión, y transformando un sentido de pérdida y sacrificio a una atmósfera de milagro y magia.

Adolescence Mokushiroku está repleta de rasgos simbólicos que los fans y la crítica los ha catalogado tanto de genialidad como infamia, aspectos en los que el propio equipo creativo no se guarda nada y desata todo un espectáculo repleto de color, emociones, intriga, muerte, realización y destino. Resalta sobremanera la naturaleza espectral que se esconde en el escenario – una especie de limbo/purgatorio en estado de decaimiento perpetuo y metamorfosis – que nos hace ponderar el lugar en donde esta película convive dentro del canon creado por Be-Papas tanto en el manga, el anime, el juego de video y el teatro.

Coolness overload!

¿Es ésta una continuación directa a la serie de Televisión? ¿Es acaso Utena quien está ahora atrapada en un mundo de cristal y es Anthy quien se dispone a salvarla? ¿Es la hermana de Juri a quien Touga salva de ahogarse, tal y como lo mencionó ella en el episodio no. 38?

Preguntas como éstas permean a lo largo y ancho del argumento. La naturaleza fractal de la obra en su totalidad es evidente y cautivadora.

De igual forma la cinta aumenta los decibeles respecto a los duelos entre Utena y los miembros del Consejo Estudiantil. Shinkichi Mitsumune y J.A. Seazer entregan en ‘Duelist – Yomigaere! Mukyuu no Rekishi Chuusei yo’ y en ‘Bara no Rashin – Shura Nikutai Seiza Alpha Psi Zeta Seiun’ dos piezas musicales que no solamente son espectaculares sino que alcanzan el ápex perfecto para este aspecto que hizo de la serie de televisión algo memorable. La contribución vocal de Masami Okui con la balada ‘Toki Ni Ai Wa’ nunca está fuera de tono y enaltece el creciente romance entre las protagonistas. No podía faltar la inclusión de signature songs como ‘Rinbu Revolution’ (por la propia Okui) y el rock sinfónico de ‘Zettai Unmei Mokushiroku’, composiciones que son inolvidables y que de nueva cuenta demarcan un crescendo significativo.

El guión de Enokido le otorga un peso específico a personajes como Touga Kiryuu y Shiori Takatsuki, cuyas acciones le dan a Utena una raison d’être y una antagonista respectivamente, dando como resultado una reducida presencia para un villano como Akio Ohtori, convirtiéndolo a su vez en un símbolo vacío que se destruye a sí mismo. El argumento crea una nueva personalidad para Anthy Himemiya, lejos de toda sumisión y sufrimiento, sacrificando además el comic relief de personajes favoritos de los fans como Nanami Kiryuu y Chu-chu, poniendo por encima de ellos al inolvidable Teatro de Sombras de una manera sumamente original. Todos estos componentes nos hablan de un esfuerzo consciente por convertir a esta realización en una notable epopeya, en una alternativa lógica para lograr mayor amplitud/escala y sentido de novedad.

La subversión de las convenciones – retomando la analogía ‘anti-Disney’ de la serie de TV – es el punto fuerte de este largometraje, el cual completa un círculo que con anterioridad era aparente y que en el film es explícito. El propio Enokido acierta al nombrar este arco argumental como uno de los atractivos que hacen de Utena algo inusual sobre las demás heroínas de leyenda:

“Utena y Anthy combaten al príncipe. Las dos chicas destruyen el sistema del príncipe. Nada de esto se desvía de lo que fue la serie de TV. Príncipe. Pero, ¿qué demonios es un “Príncipe”?

El título de “La Chica Revolucionaria” nos indica que una joven se libera a sí misma de lo que la controla. Y en esta historia, el “príncipe” es enmarcado como el antagonista que la controla.

¿Y sabes qué? Pienso que la palabra “príncipe” es la trampa más grande para una mujer joven. Un atractivo príncipe aparece de la nada, se casa con la heroína y viven felices para siempre. Pensamos que no hay nada convincente acerca de esto.

Hay una bravura dentro de Utena que no se traga esa mierda. Es algo atractivo por que ella es “real”. La felicidad del príncipe y la princesa parece carecer por completo de ese carácter real.

Ser auténtico es cansado y problemático, y más importante, está acompañado de riesgo. Consume nuestra fuerza. Sin embargo, ¿no es esto lo que nos lleva a examinar el valor de ser auténtico? ¿No es esto de lo que carecemos en realidad?

Lo que quiero decir es – la gente que está enamorada de verdad no debería estar persiguiendo la imagen de un príncipe.”

Así, esta experiencia alegórica llena de emociones fuertes es un producto de una calidad sin comparación. Un estado de fuga donde Ikuhara configura todo un tour de force que impone un radicalismo en la sucesión de imágenes e ideas, que desafía el umbral de resistencia de su audiencia, convirtiendo a su cinta en un psicoanálisis que gravita sobre los temas core de la retención de la inocencia y la nobleza, dejar atrás la nociva memoria que no nos deja crecer y sobreponernos a un mundo cruel que nos intenta moldear en arquetipos huecos y lejos de una auténtica identidad. Una narrativa que analiza la capacidad de respuesta del ser humano a resistir para salir adelante, sin perder la ilusión por lograr aquellos sueños y anhelos que realmente importan ante una incertidumbre que nos confunde.

“So we’re now headed to a world without roads.”

“Let’s go. To the outside world.”

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