Mystery Train

El refinamiento definitivo de una estética narrativa sin igual, que celebra la interacción humana bajo interesantes y atractivas variantes.

Mystery Train | Estados Unidos, 1989
Escrita y dirigida por Jim Jarmusch
Reparto: Youki Kudoh, Masatoshi Nagase, Screamin’ Jay Hawkins, Cinqué Lee, Nicoletta Braschi, Elizabeth Bracco, Rick Aviles, Joe Strummer y Steve Buscemi
Cinematografía por Robby Müller
Musicalización por John Lurie
Edición por Melody London
Producida por Mystery Train, Inc. y Victor Company of Japan (JVC)
Distribuida por Orion Classics

Simetría y reiteración. Esto es Mystery Train.

Siendo la cuarta entrega fílmica de Jim Jarmusch, esta cinta emplea de forma ingeniosa recursos narrativos que exploran diversos temas, sobre los cuales el director muestra una fascinación. De igual modo, Mystery Train utiliza leitmotifs visuales que ya son característicos cuando nos referimos a este talentoso realizador.

La película se divide en tres etapas, cuyos títulos están sacados del guión de la misma: en “Far from Yokohama”, se muestra el viaje vacacional de una pareja japonesa (Youki Kudoh y Masatoshi Nagase) por la ciudad de Memphis, Tennessee. En “Ghosts”, una mujer de Italia (Nicoletta Braschi) transporta los restos de su difunto esposo, pero debido a un retraso se queda en Memphis. Finalmente en “Lost In Space” un inmigrante inglés (Joe Strummer) pondera su futuro y existencia tras la partida de su pareja.

Estos tres relatos se suscitan en la mayoría de su duración en un hotel de paso, y sus personajes son recibidos por el gerente (Screamin’ Jay Hawkins) y el botones (Cinqué Lee).

Mystery Train nos muestra una cinematografía interesante, donde Robby Müller da preferencia a una paleta de colores brillante, donde el color rojo toma prominencia. Este es el primer film a color en la filmografía de Jarmusch, quien le imprime un ritmo mucho más lento que en sus anteriores cintas (Permanent Vacation, Stranger than Paradise y Down by Law).

Esta parsimonia da lugar a momentos de humor repentino y un tanto fugaz, donde la fuerza resalta en la forma en que es presentada cada una de las tres historias: todas manejan elementos similares, desde la llegada al hotel, su salida, manerismos, la decoración de los cuartos, la presencia de un elemento de confusión como lo es un disparo, entre otros.

Esta composición simétrica de las escenas nos habla de que Jarmusch pretende darle variedad a sus temas insignia, como lo son el análisis de la América de clase baja, bajo paisajes pesimistas y desolados, en situaciones off-beat, con ritmos sumamente aletargados, donde los inmigrantes tienen algo que decir sobre los Estados Unidos: su atractivo legendario, su folklore, su mezcla cultural y sus oportunidades de progreso que son tanto evidentes como aparentes.

Otro de los temas clave es la relación de pareja, donde en las constantes discusiones entre la pareja japonesa le ponen la pizca de encanto a su convivencia, pasando por la resignación de la viuda italiana tras imaginar ver a un fantasma, quitándose su argolla de matrimonio al salir del hotel, así como también se nos muestra un rompimiento amoroso debido a expectativas no cumplidas entre un hombre y una mujer (Joe Strummer y Elizabeth Bracco), llevando a situaciones donde el manejo del absurdo está a la orden del día.

De igual forma se explora el estereotipo del visitante extranjero en América llevado al extremo, desde una veneración absoluta por sus íconos, fotografiar habitaciones de hotel en lugar de sus destinos de interés, el aprovechamiento malicioso de la ingenuidad del turista por la comunidad local, y el desánimo del trabajador inmigrante en el país.

La música es esparcida en escasas dosis por John Lurie, frecuente actor y colaborador de Jarmusch, que le dotan de una atmósfera cargada de sueños, duras realidades, momentos oníricos y sorpresivos. De igual forma el uso de música de Elvis y de blues la atan permanentemente con el encanto particular de Memphis. Destaca la participación vocal de Tom Waits (protagonista de Down by Law) como DJ de radio, ofreciendo unas cuantas líneas.

El film termina de la misma forma que inició, cerrando un capítulo de una gran e inusual historia Americana, vista con los ojos y perspectiva de inmigrantes, donde ellos mismos aportan parte del atractivo a este país.

Esta película es un ejercicio visual cuidado a la perfección, pero que requiere de un esfuerzo considerable del espectador para digerir el ritmo sobre el cual se presentan estas breves, pero fascinantes experiencias.

Simetría y reiteración. Esto es Mystery Train.

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