Thor

Una película plagada de defectos que se subsanan por intrigantes personajes que superan a los arquetipos que representan.

Thor | Estados Unidos, 2011
Dirigida por Kenneth Branagh
Libreto cinematográfico por Ashley Edward Miller, Zack Stentz y Don Payne
Historia por J. Michael Straczynski y Mark Protosevich
Reparto: Chris Hemsworth, Natalie Portman, Tom Hiddleston, Anthony Hopkins, Stellan Skarsgård, Kat Dennings, Clark Gregg, Jeremy Renner y Samuel L. Jackson
Musicalización por Patrick Doyle
Cinematografía por Haris Zambarloukos
Edición por Paul Rubell
Producida por Kevin Feige y Marvel Studios
Distribuida por Paramount Pictures

Tras un excelente debut como realizador en 1991 (Dead Again, una aventura noir que juega con el concepto de la reencarnación), Kenneth Branagh ha posicionado su carrera de una manera peculiar, con intervalos donde explora sus raíces teatrales, así como ideas familiares para el mercado mainstream.

Thor es un híbrido extraño entre estos mundos a los cuales Branagh abraza por igual. Una historia dentro del (actualmente redituable) género de superhéroes que logra mostrar esbozos de dramaturgia que son en términos generales atractivos y digeribles para la audiencia.

Thor es la cuarta entrega cinematográfica producida por Marvel Studios (Iron Man, The Incredible Hulk y Iron Man 2), que paulatinamente ha logrado replicar la tónica holística de su división de comics, creando un universo compartido donde las interacciones, guiños y arcos narrativos en cada film se han concentrado tanto de manera sutil como evidente.

No cabe duda que parte del éxito de Thor recae en el respeto que el equipo de guionistas le da a la historia entregada por Mark Protosevich, dándole un peso específico al proceso de world building para la mítica ciudad de Asgard. Parte de este triunfo se da gracias a la colaboración de J. Michael Straczynski, quien durante un lapso de dos años (2007 al 2009) fue el encargado de llevar la crónica en comic de las aventuras de este Dios Nórdico. Con este expertise en lo que funciona y no dentro de la edición impresa, el libreto cinematográfico logra conjuntar situaciones de acción y dramatismo que sin duda hicieron click con la audiencia.

Con este issue resuelto, el director impone un sumo cuidado por crear a una Asgard llena de contrastes necesarios, desde la multicolor ciudad mitológica y la contraparte gélida de las regiones de Jotunheim. Al igual que en The Lord of the Rings: The Fellowship of the Ring (Peter Jackson, 2001), Branagh emplea la sobreexposición en las secuencias iniciales, para después descartarla por completo y enfocarse en el conflicto eterno entre Thor y su medio hermano Loki, quienes buscan la aprobación de la gente a su alrededor, en especial la de su padre, Odín.

Chris Hemsworth y Tom Hiddleston son adiciones bienvenidas al catálogo mainstream de actores, cuya facilidad para cargar con estos roles es inusitada: Hemsworth plasma carisma, rebeldía y orgullo en su faceta como Thor, con una confianza sorprendente. Hiddleston domina el escenario y es el conducto a través del cual el realizador destila un poco de sus obsesiones teatrales y el drama literario en film. Hiddleston y Anthony Hopkins (quien encarna a Odín), brindan un breve pasaje al estilo Shakesperiano que es bienvenido y que deja la mesa puesta al conflicto inminente en la segunda mitad de la cinta.

Sin embargo, a diferencia de Iron Man (Jon Favreau, 2008), Thor muestra flaqueza al delinear las interacciones en el mundo de los mortales. Nathalie Portman y Stellan Skarsgård (¡Stellan Skarsgård!) son desaprovechados completamente, convirtiéndose en arquetipos al servicio del plot. El papel de Kat Dennings resulta de igual forma innecesario. El director se ve envuelto en la encrucijada de saciar las expectativas de la fórmula del cine de género, sacrificando la posibilidad de encontrar otras situaciones similares a las del triángulo familiar de Thor-Loki-Odin.

Esto no hace a Thor una mala película, claro está, sino un esfuerzo aceptable, regular, entretenido, donde Branagh muestra una gran responsabilidad al lograr darle al público diversos matices que apetecen a todos, incluyendo un extenso recorrido por este nuevo e inexplorado Universo Fílmico de Marvel, con personajes y referencias que se han venido acumulando a lo largo de los últimos años.

El cineasta sabe que parte del éxito comercial de Thor fue el complacer a los fanboys, quienes imaginan ya a Jeremy Renner como Hawkeye (en un cameo que comienza a cimentar expectativas serias), y a Thor uniéndose a los demás héroes de Marvel contra las posibles maquinaciones de Loki (en una secuencia final filmada por Joss Whedon, futuro director de The Avengers en 2012).

Thor es una cinta cuyos parámetros para ser evaluada resultan ser múltiples, pero eso no la lleva a ser un salto de fe o un longshot. Es un film que bajo las manos sabias de su director logra potenciar las virtudes que la pueden convertir en una atractiva franquicia, y minimiza por completo el impacto negativo de sus visibles áreas de oportunidad.

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