Heat

Además de ser un producto fílmico con altas dosis de intriga, acción y entretenimiento pleno, Heat ofrece un atractivo subtexto que explora las dramáticas consecuencias del libre albedrío llevado al extremo.

HEATposterHeat | Estados Unidos, 1995
Escrita y dirigida por Michael Mann
Reparto: Al Pacino, Robert De Niro y Val Kilmer
Cinematografía por Dante Spinotti
Musicalización por Elliot Goldenthal
Edición por Pasquale Buba, William Goldenberg, Dov Hoenig y Tom Rolf
Producida por Michael Mann, Art Linson y Regency Enterprises
Distribuida por Warner Bros.

Más allá de su atinado casting, vertiginosa acción y magníficos y estilizados set pieces, Heat es una película que explora las consecuencias del libre albedrío, de cómo la elección de una alternativa de vida pone de cabeza el destino de una persona y de quienes lo rodean, de cómo nos conducen a fatídicos escenarios que se debaten entre el cumplimiento tanto del deber — sin importar lo que cueste — y realizar aquello que define nuestra existencia aún y cuando esto ponga en riesgo todo lo que hemos logrado.

El título de Heat se establece claramente en su argumento como un double entendre, un umbral donde nuestros sueños son asequibles pero que conllevan un riesgo; un seductor ímpetu que nos lleva a un duelo de voluntades entre un criminal y un agente de la justicia, cuya disciplina por cumplir su desempeño se lleva de tajo toda esperanza de comunión con el prójimo y la esperanza de un semblante de vida normal y el encuentro del amor.

Michael Mann establece en su magnum opus una narrativa multicolor donde sus protagónicos generan a su alrededor encuentros y desencuentros, en los que el curso de sus decisiones los ponen a la deriva. La cinta se toma su tiempo para explorar estas determinaciones, de cómo un puñado de ladrones se ven acorralados a hacer lo que mejor hacen ya que no hay otro camino. De forma sorprendente, se les otorgan dimensiones, pathos y personalidades atrayentes a los antagonistas de la ley, lejos de excentricidades, dejando claro que la necesidad es en realidad la madre de todos los vicios.

De igual forma, el guión ofrece gut-wrenching dialogue que desnuda a los personajes de forma tajante, que los ponen contra las cuerdas ante su realidad, una realidad que lastima a sus seres más cercanos:

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“You don’t live with me, you live among the remains of dead people. You sift through the detritus, you read the terrain, you search for signs of passing, for the scent of your prey, and then you hunt them down. That’s the only thing you’re committed to. The rest is the mess you leave as you pass through.”

En el caso de Vincent Hanna, interpretado por Al Pacino, todo su mundo se desquebraja, dejando a su paso un vacío que sólo puede ser llenado con la victoria en su cacería humana contra unos astutos asaltabancos. Pacino se roba cada escena con un esfuerzo lleno de gravitas, cinismo, y sutil cólera que sabe hacer explotar en los momentos clave. No cabe duda que este rol compite claramente como uno de sus definitivos, y cuyos matices histriónicos se asemejan al de su performance más destacado como el legendario y atormentado Michael Corleone en la trilogía de The Godfather.

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“I don’t even know what I’m doing anymore. I know life is short, whatever time you get is luck. You want to walk? You walk right now. Or on your own… on your own you choose to come with me. And all I know is… all I know is there’s no point in me going anywhere anymore if it’s going to be alone… without you.”

Pero de igual forma tenemos a Robert De Niro, quien de nueva cuenta saca de su chistera a otro personaje al filo del abismo, cuyos arrebatos son feroces pero entregados con frialdad milimétrica y precisión quirúrgica, un tour de force en el cual genera empatía con la tragedia personal de un hombre que se ve al final del camino pero que pretende salirse con la suya sin traicionar a su estilo y raison d’être.

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Este duelo a muerte es aderezado por un inmejorable reparto de apoyo que brinda minutos de brillantez y que hace lucir a esta batalla sin cuartel: Amy Brenneman, Diane Verona, Dennis Haisbert, Tom Noonan, William Fitchner, Ashley Judd, Natalie Portman, Danny Trejo, Hank Azaria, Tom Sizemore, Xander Berkeley, Kevin Gage, Val Kilmer y Jon Voight, cuyas contribuciones triunfan al resaltar sobre todas las cosas esa temática básica de la elección, de seguir alternativas y de las cuales se cobra una factura sumamente cara en el terreno tanto de lo moral, lo físico y psicológico.

Pero Heat funciona no solamente como morality play sino como un soberbio thriller de acción, con un encuentro épico lleno de balas y sangre que se encuentran entre lo mejor del género policiaco, y que se convierte en uno de los sellos característicos de Mann, más allá de su conocida obsesión por una pulcra cinematografía repleta de combinaciones cromáticas que denotan estados emocionales en metamorfosis constante.

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Así, Heat se consolida como una efectiva cinta que como un todo ofrece tremendo entretenimiento, acción de alto octanaje, intriga y reflexión profunda sobre la condición humana y las fuerzas que motivan a encontrar el significado de sentirse vivo.

“I always felt Heat to be a remarkable demonstration of how you can create a vast universe within one city and balance a very large number of characters and their emotional journeys in an effective manner.”
— Christopher Nolan.

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